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BALONCESTO

El Barcelona ganó la Copa frente a un heroico Joventut

Luis Gómez

El Barcelona aprovechó su enorme potencial numérico, no exento de gran calidad y, además, bien manejado por Aito, para obtener la Copa del Rey. Al Joventut la circunstancias le situaron en un papel casi heroico, que interpretaron sus únicos cinco jugadores con una brillantez extraordinaria. Ambos elaboraron un espectáculo de baloncesto fuera de lo común, muy rico, intenso de principio a fin, uno de los mejores partidos de los últimos tiempos. Para el Joventut, haber ganado ayer la Copa del Rey habría sido una hazaña, pero fue tan bueno lo que hizo en cancha que el público le retribuyó con una larga ovación, sin retirarse del pabellón, hasta que los jugadores salieron para saludar.La enormidad del juego practicado por el Joventut en la primera parte resalta a la vista de ciertos datos. Enfrente estaba un equipo que trabajaba con un 63% de eficacia y que alternaba en cancha a ocho jugadores. Enfrente, también, un técnico como Aito, que utilizó una gama variada de estrategias, como salir con defensa individual en general, para luego ordenar una zona con elementos que presionaban al base con el objetivo de romper el ritmo del contrario; presión al primer base con Simpson de robabalones poco después y cambios en los pívots para hacer más duro el trabajo de la pareja de extranjeros del Joventut y mantener así una presión constante sobre el rebote.

A esto contestó el Joventut con un 65% de acierto, igualando además el número de rebotes ofensivos en este período (6) y, fundamentalmente, demostrando que, en el uno contra uno, cada jugador del equipo de Badalona jugaba mejor la pelota. Ésa era su lección, la de una calidad muy elevada en sus cinco componentes. El ritmo del partido fue suyo hasta entonces, con una impecable alternancia de los tres jugadores nacionales, basada en sus buenos fundamentos técnicos. Villacampa ejerció la alta capacidad para romper situaciones con su agresiva y vibrante penetración al aro. Montero puso notas de elegancia.

El Barcelona anduvo a la zaga intentando contrarrestar tanta calidad. Para Alto, con el equipo que tiene, que lo ha puesto a jugar de veras en esta Copa del Rey, los partidos pueden ser muy largos. Las 30 personales del Barcelona eran irrepetibles en el otro bando, porque ello hubiera supuesto que el Joventut se quedara sin quinteto titular. El Barcelona jugó consciente de que el partido, desde el primer minuto de juego, se estaba estableciendo en una cuenta atrás. Era fundamental no dejar que el rival adquiriese una ventaja sustancial, pero no necesario mantener el dominio del marcador. El tiempo estaba de su parte.

Aún así, Aito jugó bien todas sus bazas -en la segunda parte disfrutó de una racha bonancible de Jiménez con tres rebotes ofensivos, repescó a la pareja Sibilio-Epi, y a la defensa de Costa y Simpson. Mientras, Julbé, su discípulo, movió con seguridad lo poco que podía mover; mantuvo la defensa individual todo el tiempo que pudo, alternó una zona estratégica para aguantar a sus hombres y disfrutó de esperanzas ante el último minuto (100-102 favorable al Barça).

El partido, en conjunto, fue excepcional. El Joventut rozó la perfección, pero al Barcelona aún le queda un resto (optimizar a Jiménez, resolver algunas cuestiones de dirección y mejorar el trabajo de Trumbo, entre otras cosas). Ésta fue la principal lectura de este choque.

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