Voluntarios.
La mayor parte del peso de la organización de los Mundiales recayó sobre los muchachos que se inscribieron como voluntarios. Ellos fueron los encargados de acomodar a espectadores, controlar entradas, fotocopiar, ordenar y hacer llegar a la Prensa los resultados oficiales y responder de cuanto precisaran los participantes. La compensación diaria que recibieron fue de 600 pesetas, mientras el presidente de la Federación Internacional de Natación, Robert Helmick, tenía una dieta de 100 dólares diarios (unas 13.000 pesetas) y una suite en el Hotel Palace.
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