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Vladimir Salnikov

El soviético es el único nadador que ha bajado de 15 minutos en los 1.500 metros

Su hazaña es comparable a la de Johnny Tarzán Weismuller, el primer hombre que nadó 100 metros en menos de un minuto. Y es que el 22 de julio de 1980, VIadimir Salnikov, la locomotora de Leningrado, destrozó una de las barreras históricas del deporte al bajar de los 15 minutos en la prueba más larga y dura de la natación, los 1.500 metros (14.58.27). Salnikov, que recuerda siempre que llegó a la natación por azar, ya que cuando era pequeño no le gustaba el agua, sólo ha tenido un rival en los últimos años: el cronómetro. A los 26 años quiere seguir siendo el mejor.

La lucha contra el tiempo ha llevado a Salnikov a una progresión impresionante en la maratón del agua: 14.56.35 en 1982 y 14.54.76 en 1983. Unas marcas que le han convertido en un auténtico mito deportivo en su país, sólo comparable al de Yashin (la araña negra del fútbol soviético); Brumel (el mejor saltador de altura en la historia de la URSS); Borzov (campeón olímpico en los Juegos de Múnich en 100 y 200 metros lisos) y Saneiev (vencedor del triple salto en los Juegos Olímpicos de México).SaInikov es consciente de que su figura es la más popular a nivel deportivo en la Unión Soviética. Hace dos años confesé su decepción por no haber podido nadar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, a causa del boicoteo del bloque del Este, aunque sus marcas en los llamados Juegos de la Amistad que se celebraron con posterioridad en Moscú fueron, naturalmente, mejores que las de los campeones olímpicos de aquel año en las pruebas de 400 y 1.500 metros.

Nadar como nunca

Su explicación de cómo se consiguen los récords es bien sencilla: "El récord suele llegar siempre en circunstancias extrañas, cuando menos lo esperas. Notas que, aparentemente, no hay nada que te motive a establecerlo, pero ese día nadas como nunca".

Cuando Salnikov nadó como nunca para establecer el actual récord mundial de 1.500 (14.54.76), en 1983, en Leningrado, el hectómetro que cubrió más rápido fue el último (00.57.30); y el más lento, el comprendido entre los 200 y los 300 metros (00.60.40). Durante la mitad de la prueba mantuvo un tiempo inferior al minuto en cada parcial de 100 metros.

Los especialistas aseguran que su estilo es distinto, que tiene un nadar rectilíneo e incansable, y hablan y no paran de su famosa respiración bilateral, cada tres brazadas. Y SaInikov ha comentado más de una vez que la táctica no tiene ciencia, "consiste en luchar a tope dosificando el esfuerzo". Quizá por ello, afirma que cuando se lanza al agua sólo piensa en la carrera.

Pesa 75 kilos y mide 1,81 metros. Su perfecta anatomía le permite mantener a los 26 años una edad madura en la natación y continuar entrenando todos los días seis o siete horas. Le gusta deslizarse en la vieja piscina del Cangrejo, el club que vio como daba sus primeras brazadas, mientras escucha música clásica o rock.

Y es que la música es una de las pasiones del fenómeno de la natación soviética. El pasado año estuvo en Madrid para recoger uno de los premios otorgados por la Unión de Periodistas Deportivos de España. Alguien le sugirió la posibilidad de regalarle unos tejanos en unos grandes almacenes.

Salnikov prefirió irse al departamento de discos y eligió uno de Boney M y otro de Olivia Newton John. También le gusta Pink Floyd, y confesó que en música clásica Mozart es uno de sus favoritos. En Leningrado, VIadimir graba los discos a cinta magnetofónica y los pasa a sus amigos. Cuando regresan a sus manos han pasado por tantas otras que la calidad auditiva ya es deficiente.

Una enfermedad le ha tenido apartado de la competición en el último año, lo que le impidió participar en la Universiada de Kobe y en los europeos de Sofía. Por eso su rendimiento en Madrid se presentaba como una incógnita, aunque el soviético esperaba alcanzar su momento ideal de forma en estos campeonatos en su prueba cumbre. Por lo pronto, el pasado cuatro de julio batió el récord mundial de los 800 en los Juegos de la Buena Voluntad que se disputaron en Moscú. Salnikov hizo un tiempo de 7.52.33, con lo que rebajó en dos segundos y 31 centésimas el anterior que él mismo poseía desde 1.983.

Graduado en Educación Física, SaInikov está casado con una bella mujer cuyo nombre no podía ser otro que el de Marina.

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