Sousa, un angoleño amante de la línea de 6,25 metros
Manuel Sousa nació en Luanda (Angola) hace 23 años y juega en el Primero de Agosto, de la misma ciudad, que es el equipo del Ejército de su país. Formando parte de su selección, llegó a El Ferrol, donde no tardó mucho en ganarse el aprecio y la simpatía del público. A pesar de medir solamente 1,85 metros, sus lanzamientos desde más allá de la línea de 6,25 son los que mayor número de veces han traspasado el aro rival en 22 ocasiones. Es un amante de la línea de 6,25 y la busca continuamente con los ojos para intentar sus lanzamientos.Manuel Nazareth da Costa e Sousa, que es su nombre completo, es un caso atípico entre los jugadores de la selección de Angola. Nació y siempre ha vivido en Luanda, la capital y primera ciudad del país, en un medio urbano y relativamente cosmopolita. Hijo de un electricista y una costurera, la suya ha sido además una vida no demasiado dificil a pesar de vivir en una colonia.
Asistió a varios colegios, siempre privados, durante su infancia. "En el primero estuve sólo un año, pues era muy duro y pegaban mucho. Cuando había problemas con los niños blancos, siempre nos pegaban a nosotros y a ellos nada", dice. Su padre podía darles una vida que, sin ser acomodada, era suficiente para ir tirando, aunque tuvo que abandonar a la familia, que iba creciendo (dos hijos, pero detrás vinieron tres más), buscando unos ingresos que eran muy limitados entonces y yéndose a trabajar a unos 800 kilómetros de Luanda.
Practicó el fútbol con los compañeros de la infancia y no supo lo que era el baloncesto hasta un par de años después de la independencia de Angola. A los 16 años entró en contacto con el baloncesto en forma casual. "Hacía tres años de la independencia y nos fuimos a vivir al centro de Luanda. Allí no se podía jugar al fútbol, así que, empujado por los amigos, fui a la escuela de baloncesto del Benfica".
Con 18 años, entró en contacto con el club Primero de Agosto, el del Ejército angoleño, y con su actual seleccionador. Gracias a ello pudo incorporarse a filas a los 21 años en vez de a los 18. Le queda un año para ser licenciado. "Sin embargo", dice, "mi vida en el Ejército es el baloncesto, que practicamos cinco horas al día".
Aunque el baloncesto es aficionado en Angola, Manuel Sousa cobra 20.000 kuanzas mensualmente (el precio de un televisor en blanco y negro), además de la comida y alguna pequeña prima que en ocasiones puede dar el club: un frigorífico, un televisor...
No se ha planteado claramente su futuro profesional. Cuando termine la mili, quiere seguir jugando y estudiando. No le preocupa demasiado: "En Angola sólo lo pasa mal el que no trabaja", dice sin ruborizarse.
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