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MÉXICO 86

Una catarsis colectiva

J. C. La explosión de alegría y violencia en México, tras la victoria del equipo nacional sobre Bélgica, ofrece un amplio campo para los estudiosos de la psicología de las masas. En una especie de catarsis colectiva, decenas de miles de jóvenes dieron rienda suelta a su alegría y también a sus frustraciones.

El Mundial se ha convertido en México en una auténtica válvula de escape para un país humillado y golpeado por la crisis y las desgracias. "Hugo salvó a la patria" titulaba un periódico de la capital mexicana la tarde del martes tras la victoria contra Bélgica. En el estadio había ocurrido una escena sintomática en los prolegómenos del partido. Falló (un fallo más en este Mundial de desastres) la megafonía del estadio y no pudieron interpretarse los himnos nacionales. De repente, el público reaccionó y unas 100.000 personas, puestas en pie, comenzaron a cantar el himno nacional. Los jugadores mexicanos advirtieron lo que ocurría, formaron y se pusieron firmes, con el brazo cruzado sobre el pecho en forma de saludo militar.

La mezcla de chovinismo, frustración colectiva y crisis económica puede resultar explosiva los próximos días en México. La noche que siguió al partido de Bélgica no fue más que un anticipo de lo que puede ocurrir. Una masa incontrolada, que no vacila en abuchear al mismo, presidente de la República el día de la jornada inaugural del Mundial, y que tiene su prolongación en los grupos que tomaron la calle y actuaron como vándalos la noche que siguió al triunfo contra Bélgica, puede convertirse en los próximos días en un grave problema de orden público.

El diario Unomasuno dedicó ayer al problema su editorial El festejo, arma de dos filos. El periódico escribe que "el aparato ritual montado en tomo al evento tiende deliberadamente a desplazar el hecho de que quienes juegan son sólo profesionales del deporte, atletas de alta competencia, para poner en circulación los símbolos patrios y, al mismo tiempo, un sentimiento de identificación nacionalista".

El editorialista llama la atención sobre el peligro de que "por el corto espacio de tiempo que dura este momento lúdico pasan a un relativo segundo plano las preocupaciones colectivas más urgentes, también se debe considerar cuidadosamente la posibilidad de una decepción". El diario llega a la conclusión de que "cuando el movimiento sólo tiene por incentivo positivo un detalle tan frágil como es el resultado de un partido de fútbol, es factible que con similar frivolidad caiga en acciones destructivas".

El próximo partido, México-Paraguay, es el sábado.

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