Las relaciones cine-television en Europa, discutidas en un coloquio en Cannes
Las complejas relaciones entre el cine y la televisión en la Europa comunitaria, así como algunos de los más urgentes problemas existentes en ellas, fueron el tema de un coloquio organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) y el Buró Europeo de Cine (BLEC) en el marco del 39º Festival Internacional de Cine de Cannes. Al fondo de este encuentro está la busca de una estrategia común para combatir la creciente colonización norteamericana del mercado audiovisual europeo.
El ministro frances de Cultura y Comunicación, François Leotard, presidió el coloquio, que contó con el auspicio de la Comunidad Europea, representada por el comisario de las cuestiones culturales, Carlo Ripa de Meana, y del Consejo de Europa.El español Marcelino Oreja, secretario general del Consejo de Europa, cuya presencia estaba anunciada, no pudo finalmente participar en la reunión y estuvo representado por el vicesecretario general.
Preocupados en los últimos tiempos por el desarrollo de la televisión en la Europa comunitaria, que se caracteriza ante todo por la aparición de una difusión trasnacional de los programas y por el aumento tanto de la oferta como de la demanda de programas, el BLEC y la UER han unido sus esfuerzos para defender los derechos de creación, que sienten amenazados.
Al final del coloquio, y aprovechando el marco prestigioso del festival, la UER y el BLEC publicaron un comunicado común en el que insisten en las reivindicaciones presentadas, a nivel europeo, tanto a la Comunidad y al Consejo de Europa como a los Gobiernos.
Protección al autor
Las asociaciones reunidas en los organismos citados se proponen intensificar sus esfuerzos en la protección de los derechos de autor de las obras cinematográficas, ante el desafío de los nuevos medios de comunicación y de1a difusión transnacional de los programas de televisión.
Tanto el BLEC como la UER se oponen a toda idea de "licencia no voluntaria" tal y Como aparece propuesta en el Libro Verde de la CE, publicado bajo el título de Televisión sin fronteras.
Al mismo tiempo propugnan una "práctica de la coproducción a gran escala", un "acuerdo generalizado, ya realizado, entre ciertos Estados sobre las modalidades de la difusión del cine en la televisión" y la intensificación del espacio televisivo dedicado a la información sobre el cine, para favorecer un aumento de la asistencia a las salas cinematográficas.
El BLEC y la UER desean defender la herencia cultural cinematográfica europea, al mismo tiempo que permiten un desarrollo de su industria. Hoy más que nunca los europeos están convencidos de que sin una voluntad común a nivel de los Gobiernos y de los organismos europeos, el cine y el conjunto de la producción audiovisual del viejo continente corre el riesgo de desaparecer o de ser definitivamente colonizado por el cine norteamericano.
Cifras dadas a conocer recientemente en España -durante un coloquio que reunió a representantes de todos los sectores implicados en la producción cinematográfica- por representantes del Banco de Crédito Industrial indican inequívocamente la seriedad y envergadura de esta colonización.
Uno de los datos aportados se refiere al volumen general de la oferta de productos audiovisuales europeos que, según las últimas estadísticas, alcanza alrededor de 5.000 horas al año. La exiguedad de esta oferta se desvela cuando se le compara con su cifra complementaria de la demanda europea de productos audiovisuales, que los expertos sitúan en unas 125.000 horas al año.
El desajuste entre oferta y demanda es hoy en Europa la grieta de una incontenible invasión norteamericana de productos, audiovisuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.