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Tribuna
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LA ELIPSE

2 lunesCuando el proletariat se sacó el sindicalismo, la burguesía en seguida se sacó la réplica con té de las cinco: el corporativismo. Los corporativistas españoles se mueven ahora hacia una coordinadora de sus distintas corporaciones. El corporativismo es un sindicalismo burgués en que los burgueses se agrupan como cuerpo, para hacer la lucha de clases por su cuenta.

-¿Y los parados tenemos que ser corporativistas o sindicalistas?- salta el parado cinco millones, que es el que usufructúa la esquina Gran Vía / Telefónica.

Don Ramiro Rivera parece que va a ser el apóstol de los médicos. Don Rafael Pérez Escolar, desde su plataforma independiente, el profeta de todos ellos. Y lo mismo don Mario Gómez Morán, sólo que no escribe artículos, o no consta. Isabel Vázquez, ni guapa ni fea, es la Marianita Pineda de los funcionarios. José Gabaldón está dispuesto a que el Cuerpo de la Judicatura tenga un pedazo de pan que llevarse a la boca. Carmen Alvear es la doña Juana la Loca de los padres de alumnos. Daniel Céspedes se lo hace por el profesorado estatal. Martínez Fuertes, por los empleados en la énseñanza. Martín Echevarría por los pilotos, que nos dejan sin vuelo a Barcelona en cuanto amaga la bufada de la niebla. Y Marcos Cañizares, con algo de boticario de pueblo, por los farmacéuticos. El corporativismo y la colegiación suelen ser, ya digo, un "sindicalismo" burgués de derechas, una defensa de clase frente a la democracia que "así invade", como hubiera dicho el altísimo Aleixandre. El corporativismo es cínico por cuanto mimetiza el sindicalismo obrero, para combatirlo con los mismos procedimientos. En este otoño van a dar la batalla.

4 miércoles

Mari Luz García Camblor, vieja amiga de Asturias y Europa, se me queja de sus postergaciones en la enseñanza. Para eso está Martínez Fuertes, según el centón que di el lunes, pero Mari, Luz prefiere caminos más democráticos. Virginia Mataix me llama desde Barcelona, en cuyo electrodoméstico (TV) hace un concurso. Hay muchos profesionales del electrodoméstico (y no es el caso de la "reja" Virginia), que están alzando un corporativismo de derechas frente al sindicalismo tradicional y real. Tarancón y Guerra Campos., más el obispo de Málaga, han hecho declaraciones muy integristas esta semana. ¿Es la Conferencia Episcopal el corporativismo de Dios?

5 jueves

Veo a Maíllo, el violador del Ensanche, solo ante el peligro. ¿Es que no hay un cuerpo/corporativo para violadores? Los farmacéuticos están perdiendo muchas ventas con el nuevo optalidón descafeinado y el nuevo florinal sin codeína, descodeinado. Aquí sí me parece que el señor Cañizares, Cascorro de los farmacéuticos, tendría justificado su corporativismo. El tema de la droga hay que cogerlo por arriba, por las grandes mafias importadores y diseminadoras ,(entre las que hay mucha jet/set), y no por abajo, por los abnegados farmacéuticos, que son la terminal de un proceso delictivo, pero que suelen limitarse a despachar un hipnótico ingenuo a la vecina que no duerme bien. Es un poco lo que ha pasado con los impuestos: pagamos los trabajadores de la olivetti o del andamio. Los personajes de la novela que está escribiendo el juez Lerga, todos reales, no pagan nada y sacan pela hasta en el tampax. A la irónica y brillante reportera Carmen Rigalt le ha dicho Dominguín que él prefiere las mujeres de una en una. La jet es cínica hasta en las entrevistas.

7 sábado

Carlos Carrillo me invita a exponer mis dibujos en Cuenca. ¿Y cómo me voy a exponer yo, dibujante aficionado, a exhibir profesionalmente sin saber si hay un cuerpo corporativo que me apoye? Este otoño se va a llevar más el corporativismo que el sindicalismo. La otra noche vimos estreno de Gala en el Príncipe. Me invitó Sara Mora, vieja amiga joven. Los corporativistas aplaudieron mucho. Lo de los corporativistas se ha convertido en un casino de damnificados. Cuerpos de funcionarios, colegios profesionales, colectivos especializados, clase media y alta que tenía el país en sus manos, se manifiesta incapaz de crear un gran sindicato o partido que luche contra la democracia socializante. Pero han erizado el país de corporativismos que huelen a comedor familiar, a interés privado y a España conservadora. Todos estos cuerpos, colegios, colectivos, asociaciones y grupos están contra el socialismo tibio de los socialistas, lo que debe alertar a la izquierda/izquierda (fructuosa conversación, en mi dacha, con el gran Raúl del Pozo) sobre la evidencia de que la burguesía española, como la francesa, no parece dispuesta a tragar un pelo, y que si alguien votó socialista, por distracción, junto al abreraje, se ha arrepentido largamente de su aventura breve en las procelas de la Historia, que diría Azorín. La galaxia Gutenberg al servicio de esa media/clase media defiende el corporativismo en nombre de "una democracia liberal" que consideran establecida, sin reparar en que lo que ha venido es una democracia socialista, -y que en algo se tiene que notar, alguna vez, que estos chicos conocen, siquiera de oídas, a Pablo Iglesias. Que no necesita para nada ir al pudridero del Escorial, por cierto. En el cementerio civil respiran mejor los muertos civiles. Y disfrutan el respeto del silencio, que la imprenta no respeta.

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