El Real Madrid, una máquina de hacer goles a presión
El Real Madrid confirmó las previsiones. Continuó dando espectáculo y recaudando millones para amortizar sus inversiones. Anoche se convirtió en otra máquina de hacer goles ante un Valencia encogido, pero que fue aún más disminuido por la presión madridista. No jugó excesivamente bien el equipo de Molowny, pero sí se sacrificó en defensa y los frutos de sus hombres de calidad fueron cayendo como fruta madura.Hugo Sánchez, rechaza do el recurso de sanción por un partido, no jugó, pero nadie se acordó de él. Al Madrid le desbordan las figuras para resolver. Butragueño se permitió el lujo de desperdiciar un penalti al principio, pero el engranaje goleador blanco parece cada vez más engrasado. Mucho mejor que su juego, porque su baza, está visto, es bien simple: reside en mandar, presionar con balón y llegar al área. Como en el segundo tiempo del Bayern, allí le resulta muy fácil golear.
Michel y Gordillo fueron esta vez las máximas estrellas. El primero marcó tres goles, pero sólo fue el premio a su buen hacer en el medio campo; con el segundo, el de siempre, el Madrid ha encontrado esa rara especie del extremo perdido.
Los comienzos del encuentro fueron ya un aviso de que difícilmente el Valencia podría soportar la presión rival. El Madrid salió rabioso y Sempere tuvo que empezar a salvar a su equipo. Y resultó lo lógico. Los hombres de Molowny se esmeraron esta vez en los marcajes y el Valencia, sólo con Cabrera delante, aunque parecía poder estirarse con facilidad, pronto demostró su premiosidad. Su salvación fue que los ataques blancos sólo fueron en esos momentos por el centro. Con Quique, que logró oscurecer a Butragueño, junto al gran defensa libre Arias, aún pudo mantener el tipo.
Pero pronto Chendo terminó de anular a Roberto, el eje valencianista, y, aunque éste pudo con Gallego, la clave del medio campo vino con Michel y Gordillo, que se empezaron a ir de Muñoz Pérez y Ferrando. Hasta el descanso sólo llegó el primer gol, pero, además del penalti fallado, Maceda, Santillana y el propio Michel, en otra jugada espléndida, con dos regates en corto y tiro raso que rozó el poste, pudieron ya adelantar la goleada.
En el segundo tiempo, el Valenciá sacó a Urruti en la delantera, pero Chendo, gran ejemplo de marcador, pasó con él y lo anuló fácilmente. Y, por si le quedara alguna esperanza al discreto equipo de Valdez, el segundo gol vino a apagarla rápidamente. El Válencia incluso tuvo que defender el 2-0. El Madrid, como una apisonadora, siguió machacando todavía más y la exhibición fue general.
Michel, en una noche feliz, hasta pudo frenar a Roberto, mientras Gordillo multiplicó sus escapadas. Gallego, no demasiado afortunado anoche, consiguió irse de Castellanos. El Valencia, que no se atrevió a atacar con más efectivos, abrió sus líneas lo suficiente como para acabar goleado. No es que el juego madridista fuera de tiralíneas o asombrara por sus triangulaciones. Pero el nuevo equipo blanco asusta en cuanto ataca con la firmeza de marcajes desde atrás. Tiene demasiados hombres peligrolos para marcar. Cada noche, una o dos estrellas, por lo menos.
Juanito, olvidado y enfrentado con Amancio la temporada pasada, volvió a justificar sobradamente su titularidad. Hacía tiempo que el malagueño no escuchaba,una ovación de gala como la que le obsequió la hinchada al retirarse. En el Madrid, hasta con él soplan vientos favorables.
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