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Delgado, Gastón y Prieto intentan lucirse en los Alpes

Luis Gómez

LUIS GÓMEZ ENVIADO ESPECIALPedro Delgado, Iñaki Gastón y Celestino Prieto realizaron ayer una breve aparición en escena. Cumplieron una etapa testimonial y ganó al sprint el danés Pedersen (Carrera), un mal escalador que sufrió demasiado para subir un suave puerto de segunda categoría. Los últimos 300 metros estaban situados en un ligerísimo descenso, tras ascender a la cima de Pontarlier-Larmont. Hinault comandó el pelotón, con la ayuda de su compañero Lemond, durante los últimos kilómetros. Los corredores llegaron de nuevo con adelanto sobre el horario previsto. La clasificación general no experimentó grandes variaciones. Hoy llega la primera etapa dura de montaña, en la que se sube a Avoriaz, un puerto turístico de los Alpes, de primera categoría.

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El primer ataque contra el dominio de Bernard Hinault en el Tour 85 aún no ha llegado. Hinault está rodeado de hombres demasidado precavidos, algunos cobardes, y de otros entregados a su autoridad. Tal parece el caso, por ejemplo, del escocés Robert Millar, que ha manifestado su renuncia a luchar por el liderato y su primordial interés por el Premio de la Montaña. Mientras Sean Kelly se lanza por alguna pequeña bonificación, Anderson y Roche esperan sin mover un dedo en cabeza y Lucho Herrera domina los primeros puertos.A Hinault le guarda las espaldas Lemond, lo que constituye una doble amenaza. El caso único de Hinault es el del último gran corredor que se permite el lujo de determinar, en activo, quién será su sucesor. Cuando Hinault, a sus 32 años, descanse como director de La Vie Claire dirigirá, desde su coche, a Lemond. Este corredor nunca le traicionará por eso y porque Hinault ha tenido la grandeza de manifestar públicamente que en 1986 trabajará para el estadounidense. Es un caso que no se había producido antes.

Quienes viajan en el pelotón con secretas ambiciones saben, por ello, que luchan contra dos corredores. Y nadie ha decidido, hasta ahora, atacarles. Entre otras cosas, porque el equipo de Hinault consigue que los 100 primeros kilómetros de estas etapas se hagan a 50 kilómetros por hora, "y eso se nota para todo el resto del día", sentenció Echávarri, director del equipo TSReynolds.

Escapada testimonial

Pedro Delgado planteó ayer, a falta de tres kilómetros para la meta, una escapada testimonial, aunque brillante, aprovechando la presencia de las cámaras de televisión. Dejó atrás, de forma impecable, a sus rivales, pero le falló el puerto de segunda categoría. Sacó 15 segundos de ventaja y disfrutó de la jugosa atención televisiva.

Hasta cierto punto fue un ataque inútil, pero tampoco cabe imaginar que empleó un desgaste de fuerzas exagerado para ello. Delgado, si algo ha hecho en este Tour, ha sido el no desperdiciar una sola caloría de energía. En la salida había anunciado que la etapa no era importante, "pero el tramo final permite algunas cosillas".

La décima etapa, segunda montañosa del Tour, no supuso una dureza especial, como lo demuestra el hecho de que los corredores llegaran con adelanto sobre el tiempo previsto. Esa circunstancia, en 204,5 kilómetros, ya es indicativa. La ausencia de unas primeras escaramuzas fue aprovechada por Herrera para adjudicarse los dos primeros puertos.

Hasta el kilómetro 140 no hubo nada notable, salvo problemas de Liecken y de Visentini para ir en el pelotón. En ese momento atacó un grupo de ocho corredores, entre los que logró incluirse Maki Gastón (TS-Reynolds), grupo que contó con 4.30 minutos como máxima ventaja, pero que se despedazó en los últimos kilómetros. Arnaud (La Vie Claire) y Lammerts (Panasonic) se fueron solos, pero se estancaron en la subida final y se unió Pedersen (Carrera).

Eran corredores de muy escasa calidad escaladora y la diferencia disminuyó ostensiblemente al final. Cuando se preparaban para atender al sprint, se presentó, de improviso, lñaki Gastón, que, por lo que se ve, empleó sus últimas energías en esta acción. Gastón sólo tuvo oportunidad de quedar tercero porque Arnaud no tenía fuerzas nada más que para acercarse a la meta. Gastón perdió ayer su segunda oportunidad para poder ganar una etapa. "Es el colmo de la mala suerte", dijo, "porque les alcancé justo cuando iniciaban el sprint. Si lo hago antes, gano fácilmente". Gastón es el hombre elegido por el Reynolds para intentar un triunfo de etapa. "Es un hombre muy agresivo", dijo Echávarri. Gastón sacó 1.28 minutos a Hinault.

Unos kilómetros antes saltó Celestino Prieto junto con el colombiano Fabio Parra y Breu (Carrera). Fue una escapada que Hinault, personalmente, se encargó de anular. Gran honor para Prieto. Luego, el ya reseñado detalle de Pedro Delgado, que reconoció haberse escapado "sólo para probar un poco. Le ha faltado dureza a la etapa, pero me he encontrado muy fuerte y no creo que me hayan dejado marchar, sino que he subido muy fácil". Para Echávarri, "Perico es la baza española. Hoy ha punteado un poco. La de Morzine es una etapa para él".

Cabestany llegó a la meta al lado de Hinault, y Rupérez y Chozas, unos segundos después, porque la presencia de ciertas motocicletas forzó un corte en el pelotón. Sin embargo, es cada vez más evidente que Delgado y Cabestany carecen de equipo. Están solos y Greciano es el único gregario que les puede llevar agua en algunos momentos. Corredores como Mújika u Otín se quedan rezagados en la primera cuesta de forma ostensible

Hoy, día Importante

La primera gran etapa de montaña, Pontarlier-Morfine-Avoriaz, de 195 kilómetros, con dos puertos de primera categoría y uno de segunda en el final del recorrido, muy selectivo aparentemente, llega hoy. La meta está situada en el final del ascenso a la estación invernal de Avoriaz, una subida de 14 kilómetros, de cierta dureza.

Pedro Delgado conoció en este terreno días triunfales, como el de una victoria de etapa en el Tour del Porvenir, y su primer gran día negro, cuando perdió 25 minutos en la jornada en que toda la Prensa internacional le señalaba como favorito para hacerse con el jersei amarillo del Tour 83. La etapa supone 70 kilómetros finales con tres puertos. Es el día indicado para que alguien ataque.

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