La parcialidad en el baloncesto
Los nervios, los paseos por la habitación en busca de tranquilidad, y los cigarrillos apagados en el cenicero poco después de encenderse, se han convertido ya en acompañantes clásicos de los valientes que se atreven a contemplar un reñido partido de baloncesto. La última muestra se dio el viernes, en el Real Madrid-Barcelona.Una justificación para el desacierto de los comentaristas de baloncesto es que, en demasiadas ocasiones, los apretados resultados y la rapidez del juego les hace perder el reposo verbal. El viernes, por ejemplo, nadie se dio cuenta de que Fernando Martín había sido expulsado junto a Davis y López Iturriaga, en una pelea más propia de un western televisivo.
El partidismo más ingenuo lo desata, sin embargo, la locutora María Antonia Martínez. Se le nota demasiado, y eso es malo. María Antonia tiene un largo historial de intervenciones directas, personales en diferentes informaciones baloncentísticas. Cuando Corbalán y Flores se enzarzáron a golpes el año pasado, ella pasó durante cuatro días el vídeo y no quedó tranquila hasta que sus invitados le dieron la razón.
La última salida de tono la ha tenido tras el último Barcelona-Madrid. A cualquier persona imparc¡al o deseosa de una información veraz y objetiva le debió sorprender la insistencia de María Antonia a la hora de intentar imponer su verdad, es decir, su opinión, a todo un presidente del Comité de Competición que, teóricamente, debería estar decidiendo, en ese momento, las sanciones a los jugadores expulsados. En este país se crearía un auténtico escándalo nacional si a algún periodista se le ocurriese preguntar a un juez en televisión cuál es su opinión ante un delito sobre el que debe pronunciarse en el Juzgado.
Las presiones de la periodista descentraron tanto al presidente del Comité que como hace mucha gente ante un interlocutor muy pesado, acabó por darle la razón y se le escapó una frase impropia de una persona que aún no había juzgado el acta del partido con sus compañeros: "Cabe la posibilidad de que alguno de los tres jugadores no sea sancionado", dijo. María Antonia se quedó tranquila. Al día siguiente, en el telediario, fue más comedida: "Juzguen ustedes las imágenes, porque son suficientemente claras". Pero el espectador no se enteró que el Barcelona había introducido un párrafo en su nota oficial en el que criticaba la actitud del presidente del Comité "que montó, junto a la comentarista de este medio, un show grotesto y absolutamente parcial". Esas líneas no se leyeron, fueron censuradas. A María Antonia no le gustó que no le dieran la razón, que no aceptaran su verdad.
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