Danielle Mitterrand y Felipe González abren en Madrid las jornadas culturales francesas

La esposa del presidente francés entrega a España un manuscrito de Galdós

De "mensajera cultural" calificó a Danielle Mitterrand el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, quien ofreció ayer en Madrid el acto en el que la esposa del presidente francés hizo entrega al presidente español Felipe González del manuscrito autógrafo de la novela de Benito Pérez Galdós El doctor Centeno, conservado en el Instituto Francés de Madrid desde el final de la guerra civil española y recientemente descubierto.

El acto tuvo lugar a los postres de un almuerzo multitudinario que congregó en torno a las citadas personalidades a un par de miles de españoles y franceses, hombres...

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De "mensajera cultural" calificó a Danielle Mitterrand el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, quien ofreció ayer en Madrid el acto en el que la esposa del presidente francés hizo entrega al presidente español Felipe González del manuscrito autógrafo de la novela de Benito Pérez Galdós El doctor Centeno, conservado en el Instituto Francés de Madrid desde el final de la guerra civil española y recientemente descubierto.

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El acto tuvo lugar a los postres de un almuerzo multitudinario que congregó en torno a las citadas personalidades a un par de miles de españoles y franceses, hombres y mujeres de la política y de la cultura, y que parecía sellar de algún modo el nuevo espíritu existente en las relaciones entre París y Madrid.En la mesa presidencial, junto a Danielle Mitterrand y Felipe González y su señora, se hallaban, entre otros, los ministros de Asuntos Exteriores y Cultura (Fernando Morán y Javier Solana, respectivamente), así como el embajador de Francia en España, Pierre Guidoni. Entre los asistentes, Rafael Alberti y Gerardo Diego, Cristóbal Halffter y Fernando Lázaro Carreter, Francisco Ayala, e incontables personalidades del mundo de la política, la Prensa Y la cultura.

En su discurso, el embajador francés, Pierre Guidoni, no se resistió a la tentación de mostrar el crítico literario que todo ciudadano de su país lleva dentro, comparando a Galdós con Stendhal, pero también con Erckmann-Chatrian o los narradores rusos y norteamericanos, en un ejercicio de neutralidad.

Tierno Galván se extendió sobre el tema de la cultura -resucitando de esta manera al viejo profesor que nunca deja de ser-, esa cultura que es al mismo tiempo lo más particular y lo más universal, y que entre Francia y España ha sido siempre el sustrato más inconmovible y fundamental. Si España influyó en Francia en los siglos de oro, Francia lo hizo en España desde mediados del siglo XVIII hasta casi nuestros días, y esa realidad permite siempre las mejores esperanzas. Guidoni, por su parte, se mostró feliz de poder devolver a España el manuscrito de Galdós, en un breve discurso pronunciado en castellano y en el que no dejó de subrayar el sentido universal de la obra galdosiana.

Espíritu de reencuentro

Finalmente, fue el presidente Felipe González quien cerró el acto, en un discurso con clara proyección política. Se declaró francófilo desde sus tiempos de la lucha clandestina, rememorando cuando en 1974, en Suresnes, en las cercanías de París, iniciaba su carrera pública y dificil al ser elegido secretario general del PSOE, e instalaba sus oficinas en el exilio en la capital francesa. González se extendió en las ventajas y dificultades de los países vecinos, que en ocasiones se enfrentan y en otras se ignoran, cuando, en su conclusión, deben aprender a niÍrarse cara a cara para entablar el diálogo permanente, que, si puede ser complejo y a veces conflictivo, siempre termina al final enriqueciendo a las dos partes.

Danielle Mitterrand, en risueño silencio, escuchaba atentamente con su especial mirada casi japonesa a los oradores. Un espíritu de reencuentro y hasta de reconciliación reinaba en el gran comedor del Palace, en el que hubo que instalar varias mesas más ante la gran afluencia de público que asistió al acto. La esposa del presidente francés entregó al final el voluminoso manuscrito -los textos literarios eran en la época de Galdós mucho más dispendiosos que ahora-, y la cita de agradecimiento la hizo Felipe González, cuando señaló en sus palabras a la reina Sofía, quien el día anterior, cuando le fue presentado el manuscrito en La Zarzuela, no pudo ocultar su pesar al devolverlo para el acto solemne de la entrega. Gerardo Diego, ya jubilado como el catedrático de francés que siempre fue, observaba en silencio, mientras Alberti lucía su espléndida forma física.

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