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Los campeones mundiales de remo, suspendidos en el ingreso al Instituto Nacional de Educación Física

El equipo español campeón mundial de remo, modalidad peso ligero, cuatro sin timonel (aunque se trate de un título oficioso, para remeros de peso corporal sobre los 70 kilos) ha sido suspendido en bloque en el examen de ingreso en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF). Tres de sus componentes, sevillanos, lo han sido en el de Granada, y el cuarto, el vasco Antuna, en el de Barcelona. El hecho, que ha causado extrañeza y malestar en los corrillos deportivos sevillanos, pone de relieve la deficiente estructura de estos exámenes de ingreso y el desamparo en que se encuentran los deportistas de alto rendimiento de las modalidades no profesionales.

Alberto Molina, Luis María Moreno y Guillermo Muller son los remeros sevillanos suspendidos. Sólo los dos primeros han sido campeones mundiales este año. El tercero, Muller, no pudo participar por una lesión, pero había colaborado en la consecución de una medalla de plata un año antes, y de bronce el anterior. Son tres jóvenes que se entrenan duramente para conseguir esto. Pertenecen al Club Náutico de Sevilla y cada mañana, a las seis, se dirigen a las instalaciones del club para practicar dos horas. Por la tarde se entrenan otras tres horas. A lo largo del año pasan entre sesenta y ochenta días fuera de Sevilla, en diversas concentraciones o competiciones. Entonces reciben una especie de compensación de jornal que, si fueran trabajadores, llegaría a las 2.000 pesetas diarias. Como son estudiantes, queda en mil. Por los títulos se supone que hay unos premios económicos especiales, pero ese dinero nunca llega. Nada por la medalla de plata el año pasado, nada por la de oro este año.

Estudios abandonados

La práctica intensiva de un deporte, necesaria para alcanzar niveles de alto rendimiento, parece difícilmente compatible con los estudios. Moreno tiene veinte años y está en segundo de Derecho, Muller, con veintidós, está en primero de Psicología, y Molina, con veintitrés, en segundo de Historia.Como alternativa lógica para los deportistas se alza la carrera de profesor de Educación Física, que se cursa en los INEF. Su facilidad para el deporte les permite, se supone, estudiar con provecho esta carrera. Podrán alternar los estudios con el intenso entrenamiento que requiera su especialidad, y, en el futuro, sus alumnos estarán orgullosos de tener como profesor a un antiguo campeón en alguna modalidad deportiva. El INEF se ofrece, pues, en principio, como la mejor alternativa para que los practicantes de deportes aficionados no sacrifiquen, a cambio de altas marcas, su posibilidad de situarse ante la vida para el día en que termine su breve carrera deportiva.

Los tres remeros sevillanos recibieron no hace mucho una oferta para fichar por el club Bañolas, que les becaría en el INEF de Barcelona. Su decisión de aceptar fue muy comentada en los círculos deportivos sevillanos y movió a la Dirección de Deportes de la Junta de Andalucía a buscar fondos para ofrecerles una beca en el único INEF existente en Andalucía.

El problema llega con las pruebas de ingreso, que reflejan la irracionalidad en que se mueve el deporte español. El examen es convocado 15 días después de que el equipo haya obtenido su título de campeón del mundo. Ningún baremo establece ventaja inicial en la puntuación para los deportistas que hayan obtenido grandes logros. Y no sólo eso, sino que se fija la fecha del examen sin tener en cuenta si la práctica de su deporte específico les ha colocado en mala situación para aprobar las pruebas.

Así, Guillermo Muller, con un problema de ligamentos que le impidió formar parte del equipo que gano el título, apenas puede, tomar parte en las pruebas físicas. Moreno y Molina, recién salidos de un entrenamiento específico de remo, no tienen mucha más suerte. Moreno sufre un tirón en la prueba de 50 metros, y corre la de 2.000 con el tirón.

Las pruebas que se requiere pasar para el ingreso son 50 metros de natación (25 libre y 25 espalda), una especie de slalom, salto de altura, abdominales, lanzamiento del balón medicinal, carrera de 50 metros, flexibilidad, barras y carrera de 2.000 metros. Jóvenes con menos condición que estos remeros, que no destacan en ninguna modalidad, pero han podido preparar intensamente estas pruebas, tienen ventaja. En el presente curso, el INEF de Granada ofrecía 66 plazas. En el examen, Molina salió el 84, Moreno, el 91, y el lesionado Muller quedó más atrás del 100. De haberse examinado en el INEF de Barcelona, su suerte no tenía por que haber sido mejor. Otro integrante del equipo, el vasco Antuna, fue suspendido en el ingreso del INEF de Barcelona. Como para pedir prórroga en el servicio militar había firmado en el INEF de Barcelona, ahora tendrá que ir, a la mili. En su mejor momento deportivo perderá un año.

El director de deportes de la Junta estaba desesperado ante el hecho, del que no se puede culpar a nadie sino a la norma absurda que dispone que los exámenes de ingreso sean así. Incluso se pensó el aumentar el presupuesto del INEF de Granada para pasar de 66 a 91 alumnos, con lo que se repescaría a Moreno y Molina, y buscar alguna fórmula para Muller, pero no hay dinero. Por otra parte, no es la primera vez que pasa, ni, posiblemente, será la última.

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