Los repostajes a mitad de carrera han demostrado su eficacia
IGNACIO LEWIN, Los repostajes a mitad de las carreras de Fórmula 1 han demostrado su eficacia. Son ya decisivos, como se ha demostrado ya en las últimas. carreras del campeonato. Hasta tal punto, que estas pruebas, tradicionalmente disputadas al sprint, tienen ya dos carreras paralelas. Una, la que se desarrolla en la pista. La otra, la que mantienen los mecánicos para repostar más de cien litros de gasolina y cambiar las cuatro ruedas a los coches en el menor tiempo posible. La segunda, por lo decisiva, se ha convertido en casi más importante que la primera.
La idea nació del ingenio Bernie Ecclestone, director-propietario de la escudería británica Brabham, y del talento de su ingeniero Gordon Murray. Según sus cálculos, si se llenaban los depósitos del coche sólo hasta la mitad de su capacidad el coche pesaría casi 100 kilogramos menos, con lo que se ganaría en eficacia. Además, al pesar menos, se podría montar ruedas de un compuesto más blando, con lo que el monoplaza ganaba aún más eficacia. Como contrapartida, habría que parar a mitad de carrera a repostar y cambiar las cuatro ruedas. Pero, según los cálculos de Murray y Ecclestone, el tiempo perdido en la operación sería compensado con creces en la pista por ser el coche mucho más rápido.La primera vez que se puso en práctica es revolucionaria idea fue en el Gran Premio de Gran Bretaña de la pasada temporada. Al principio, las demás escuderías y los federativos, además de tacharla de locura, pretendieron impedir su puesta en práctica, pero nada en la reglamentación prohibía algo que, hasta entonces, parecía un contrasentido: repostar en una carrera al sprint.
En menos de un año, los resultados han demostrado la eficacia de la idea, que ya ha sido copiada por muchos otros equipos. Hasta tal punto, que los repostajes a mitad de carrera se han convertido en decisivos. La escudería que no los hace está prácticamente descartada para la victoria. Pero, además, en el tiempo invertido puede estar la clave del triunfo, como sucedió en el Gran Premio de San Marino, disputado el pasado domingo en el circuito italiano de Imola. En la carrera armamentista para conseguir reducir al mínimo el tiempo de los repostajes, los coches han sido equipados con depósitos de gasolina especiales. Ahora son más pequeños y tienen bocas especiales de llenado rápido mediante un sistema de vacío. Mientras por una boca una bomba mete la gasolina a presión, por otra complementaria otra bomba succiona y extrae el aire.
Gracias a este sistema, y al entrenamiento en la coordinación y precisión de los movimientos de los mecánicos, casi robotizados, se pueden echar casi 100 litros de gasolina y cambiar las cuatro ruedas en menos de 14 segundos.
En el Gran Premio de San Marino, el equipo Ferrari ganó esa carrera paralela y el Brabham, paradójicamente, la perdió. Y ahí estuvo la clave del triunfo. Porque los ocho segundos de diferencia a favor del equipo italiano es un tiempo muy difícil de recuperar en la pista. Para el fogoso piloto italiano de la escudería Brabham, Riccardo Patrese, la recuperación en carrera de ese tiempo le obligó a mantener un ritmo altísimo para, al final, superar a Tambay cuando sólo faltaban seis vueltas para la meta. Instantes después, cuando trataba de ganar una pequeña ventaja antes del final, cometió un error casi infantil y se salió de la pista. Sin esos ocho segundos de más perdidos en el box, Patrese habría alcanzado la cabeza muchas vueltas antes del final; con ello, la tranquilidad para poder mantener una conducción algo más relajada y, seguramente, la victoria.
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