_
_
_
_
Crítica:VISTO / OIDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La SER y la nada

Parece que la carrera hacia atrás la inició, recién nacida a las ondas, Antena 3 con su programa magazine informativo El primero de la mañana, que fue tomado por las emisoras grandes con los nervios con el niño toma el "marica el último" del chulito de la pandilla. Radio 1 convirtió su famoso España a las ocho en un España a las siete, que va a perder fama, y la SER rescató a lñaki Gabilondo para hacemos digerir un Aquí la SER, que arranca a las seis de la madrugada y, por ahora, no pasa de un "Aquí no pasa nada".Desde entonces se abrió la caza y captura del oyente madrugador, con el inevitable resultado en un wanted de este estilo: el vacío informativo, pues a tales horas, por regla general, no hay ni una sola nueva noticia que darnos a los del otro lado del receptor. Y así, los radioyentes nos vemos involucrados en una pugna para buscar aires de primicia formal sin primicia real que llevarnos al oído, mientras unos soñolientos locutores se ven obligados a vestir de hoy asuntos que sucedieron ayer. El volatín informativo producido por esta, carrera ha sido tan rápido que hasta a veces se acerca involuntariamente al exquisito absurdo, del tipo del que el buen Alejo nos soltó la otra mañana -en su diario Buenos días: "Buenos días, a los que no nos oyen, a los mineros y a los trabajadores del Metro". Así se las ponían a lonesco: el dulce contrasentido del mensaje sin destinatario. ¿Será que lo que llaman nuevo lenguaje radiofónico no es más que la vieja cuquería del susurro como forma de hablar al sordo?

El hecho es que en su madrugada, Radio 1, a falta de verdadera médula informativa, acude al cesto de los papeles, coge restos de télex arrugados, los estira y los actualiza formalmente, con técnicas de "refrescamiento", tal vez por aquello del madrugón. Bajo la consigna de -"noticias frescas y madrugadoras", la ilustre y seria RNE baja a los suburbios y vocea hortalizas. Por ejemplo: "Ta-ta-ta-ta-ta (tabletéo de ametralladora, ruido de sirenas de policía, un coche derrapa, en la estirpe de un telefilme de policías a la norteamericana)". Luego, la voz del locutor: "Rafael Ortega ha secuestrado a nuestro corresponsal en Italia y le obliga a cantar qué demonios está ocurriendo con la Mafia y la Camorra". 0 bien nos conectan con Nueva York y se pregunta al corresponsal: "Ojeda, ¿cómo andáis de violencia política hoy por esos lares?". Pequeñas perlas del nada que decir en un atolón de ostras que bostezamos.

Cuestión de forma, por todos los síntomas. La SER, desde su madrugón informativo -es un decir- iniciado el pasado día 1, en vez de noticias francas con sabor a hortaliza, nos proporciona noticias calentitas con sabor a desayuno continental. En uno y otro caso estamos ante reminiscencias del sabor a coñá de las cuñas publicitarias de José María García, lo que es todo un síntoma.'Por ejemplo, dice Gabilondo: "Y ahora, un poquito de inúsica clásica en bandeja de plata, como croissant calentito". 0 bien: "Ultimo disco, servido con un cafetito caliente". Y todo esto como preludio para un locutor con voz aterciopelada que después de desayunados nos anuncia una marca de café liofilizado. De la hortelana frescura a la calefacción estomacal. De otra manera, la radio nos desípierta con noticias digestivas, por no decir digeridas.

El croissant de Gabilondo, en castizo, es todo un buñuelo de viento, es decir, cáscara brillante, y dentro, la pura nada. Reproduzco, entre muchos, un ejemplo tomado a pie de receptor, de ocho minutos de duración -lo que es todo un siglo para un -verdadero tiempo informativo-, en una reciente audición del Aquí la SER.

Locutor: El Madrid se la juega esta tarde. Cuestión de ser o no ser. Aquí la SER.

Locutora: 7.32 de la mañana. Aquí la SER.

Gabilondo. Aquí la SER. (Música.) ¡Arriba, arriba! Son las 7.34 de la mañana. Aquí la SER. (Música de John Denver.)

Locutora: Aquí la SER. Son las 7.38. Aquí la SER. (Prosigue la música de John Denver).

Gabilondo: Son las 7.39. Aquí la SER.

Locutora: Aquí la SER.

Sintonía: Chu-cha-chu-chuchu-churú. Aquí la SER. Aquí la SER.

Sin comentarios. O tan sólo este: La gran SER, convertida en nada, repite letánica y obsesiva la seña de identidad de su vacío madrugador.

Uno entiende los nervios, y lo de la caza y captura del oyente, cuando la competencia, aprieta; pero de ahí a convertir a este lado del receptor en este lado del bostezo va un abismo. El histérico adelanto de los magazines informativos de la mañana, por ahora, es sólo un violento adelanto de horarios radiofónicos perfectamente coordinado con un no menos violento atraso de calidades radiofánicas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_