Suárez y Garrigues encuentran dificultades para ocupar el espacio político de centro
Los partidos situados en el espacio del centro político buscan urgentemente soluciones que les permitan presentarse dignamente a las próximas elecciones municipales, ante las que sus perspectivas parecen pesimistas, de acuerdo con todos los sondeos conocidos. Las dos principales formaciones centristas de ámbito estatal, el Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez y el Partido Demócrata Liberal (PDL) de Antonio Garrigues, se han lanzado a la búsqueda de financiación, mientras ambos anuncian que concurrirán en solitario a las elecciones.
El Comité Ejecutivo y el Consejo Político del PDL, reunidos al pasado viernes, acordaron la emisión de bonos de cien pesetas, por un valor total de cien millones de pesetas, algo que el CDS había anunciado ya algunos días antes. Ello supondría que ni el partido de Garrigues ni el de Suárez, cuyos responsables electorales se reunieron ayer, encuentran fácil financiación en los cauces bancarios habituales.Ambos partidos se encuentran, asimismo, ante graves dificultades para presentar una candidatura atractiva para las elecciones locales en Madrid. PDL y CDS son las únicas formaciones estatales que aún meditan sobre quién debe ser la cabeza de lista madrileña. Mientras un importante sector de la directiva liberal solicita que sea el propio Garrigues quien concurra -contra la voluntad del interesado-, en el CDS se sigue barajando el nombre de Rosa Posada como número uno por la capital una vez descartada toda posibilidad de incorporar a Ramón Tamames al partido, al menos por el momento, como proponía un sector del partido suarista.
Tanto Garrigues como Suárez tratarán, en sus respectivas campañas, de captar para sus respectivos grupos la mayor cantidad de votos procedentes de UCD. El anterior partido en el poder no podrá concurrir con sus siglas, en liquidación, a las próximas elecciones, si bien un sector de los llamados azules trata de aglutinar -hasta ahora sin éxito- a concejales de diversas provincias para que concurran a los comicios bajo una plataforma centrista, sin más definición de siglas.
Confusión en el grupo parlamentario centrista
Por el momento, la única plataforma aún visible de UCD, el grupo parlamentario, da muestras de hallarse ante una gran incertidumbre, tanto sobre su futuro como sobre su composición definitiva. La incógnita acerca de si el ex presidente de UCD Landelino Lavilla -de vacaciones en Suráfrica- mantendrá o no su escaño en el Congreso de los Diputados deja abiertas las hipótesis de una no fácil sustitución: todos piensan que los números dos, tres, cuatro y cinco de la lista por Madrid (Calvo Sotelo, Rosón, Pérez-Llorca y Joaquín Satrústegui) rechazarían ocupar el escaño dejado vacante por un eventual abandono de Lavilla. Este reconoció la semana pasada sus deseos de volver a la actividad privada, y se ha dado de alta como letrado del Consejo de Estado, su anterior ocupación. Tampoco es seguro que el sexto de la lista madrileña, el democristiano Villar Arregui, aceptase ocupar la plaza.La rivalidad pública entre Lavilla y el secretario del Grupo Parlamentario Centrista, Gabriel Cisneros, hace que aumenten las especulaciones sobre un abandono del ex presidente de UCD, quien en su última comparecencia ante los informadores, tras la decisión del Consejo Político centrista de disolver el partido, dijo "no saber aún" si dejará el escaño o no. Cisneros, por su parte, dijo que el grupo se mantendrá hasta junio, es decir, hasta el final del actual período de sesiones, y se manifestó convencido de la permanencia de Lavilla en el mismo. Pero aún queda por saber si otros miembros del grupo, como Pío Cabanillas, afectado por el proyecto de ley de incompatibilidades, abandonarán también su puesto como diputado.
En cualquier caso, tan sólo dos miembros del Grupo Centrista, el propio Cisneros y el ex ministro azul Manuel Núñez, sustituto del también dimitido Rodolfo Martín Villa, comparecieron a la última sesión plenaria de la Cámara, lo que podría considerarse como síntoma de la situación que viven los parlamentarios del partido que estuvo en el poder y ahora se encuentra en proceso de disolución oficial. Esta descomposición de UCD, que contaba, en el momento de decidirse su extinción, con 7.000 militantes, no parece haber beneficiado mucho, hasta ahora, ni al CDS ni al PDL, que no han visto significativamente aumentada su afiliación en los últimos días. Todo lo contrario ha ocurrido con el Partido Demócrata Popular de Oscar Alzaga, coaligado con Alianza Popular, que ha recibido, según sus dirigentes, cerca de un millar de solicitudes de fichas procedentes de los centristas.
Pero, pese a todas las dificultades compartidas y a la común decisión de ocupar un espacio en el centro político lejos de Fraga -ambos han mantenido recientes conversaciones con Miguel Roca, aunque no parecen excesivamente convencidos del buen éxito de la operación delineada por el líder de Convergencia-, Garrigues y Suárez concurrirán definitivamente separados a las próximas elecciones. La entrevista mantenida hace tres días entre el dirigente liberal y el ex presidente del Gobierno, por iniciativa del primero, resultó infructuosa, ante la rotunda negativa de Suárez a facilitar cualquier tipo de pacto con el PDL.
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