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La ídeología del "Barça triomfant"

Francesc de Carreras

Partamos de lo que ya es un tópico y que hay que aceptar como verdad: el Barça es más que un club. ¿Por qué? No voy a explicarlo en este artículo. Incluso no sé si sabría explicarlo. Simplemente lo constato, añadiendo, a título de ejemplo, un detalle muy reciente: en el partido del martes pasado contra el Celta de Vigo, la entrada más barata era de ochocientas pesetas y el campo se llenó en sus dos terceras partes. El mismo día, a la misma hora y en la misma competición, el Madrid, en su campo, con la entrada más barata a cuatrocientas pesetas, sólo cubrió una cuarta parte del aforo. ¿Por qué? Se me ocurre pensar que es por eso: porque el Barça es mas que un club.

Ser más que un club significa que el Barça es una institución social que, de una manera u otra, representa lo que es Cataluña. En frase elíptica -eran los tiempos del franquismo- lo dijo un presidente hace quince años: "Som el que som i representem el que representem". Era exacto: todos lo entendimos.Dando por válidos estos presupuestos, creemos que el peso social del Barça en nuestro país es muy importante y, a la vez, quien dirige el Barça no es libre de actuar como quiera, sino que debe ser fiel a lo que el Barça representa, a sus valores y a su historia. En este sentido, la política de una directiva lleva implícita en si misma una ideología, una manera de ser, de pensar, de actuar. Sin que deban confundirse los directivos con la institución, no hay duda de que éstos dan la imagen de la misma y de lo que representa.

Dinero, escándalos y líderes

¿Son el señor Núñez y sus directivos coherentes con esta reponsabilidad, son fieles a este pasado, dan la imagen de lo que representan? Creo, sinceramente, que no: creo que dan una imagen distinta y contraria a lo que es el Barça como institución social catalana. Y esta imagen distinta la concretaría en tres puntos:

Idolatría del dinero. Núñez ha llevado a extremos grotescos y ridículos lo que ya se había iniciado en la etapa anterior con el fichaje de Cruyff. Un equipo, desde esa óptica, no es algo que se hace -haciendo cantera-, sino algo que se compra. Y todo se compra y se vende: los jugadores, la Federación, la televisión, el campo.... Y lo más caro siempre es lo más bueno. Desde esta mentalidad de burguesía hortera está gobernado el actual Barça. Y también desde una ética antisocial que orgullosamente muestra el despilfarro como algo bueno y lícito.

2º La ruptura y el trauma como modo habitual de gobierno. No es casualidad que al Barça le ocurran tantos acontecimientos -con frecuencia, desgraciados- y llene tantas páginas de periódicos. Lo que ocurre es que el Barça está dirigido a partir de la innovación sistemática sin tregua y a golpe de pito: si el equipo va mal unos partidos se firma un precontrato con un entrenador, que pende, cual espada de Damocles, sobre el actual; dominamos la Federación -por cierto, como antes hacía el Madrid, lo que tanto criticábamos-, y la UEFA nos impone una gravísima sanción; se procesa al presidente por injurias de baja estofa; Maradona es además de un jugador una sociedad anónima, Maradona Productions; la esposa de Schuster se convierte en un personaje clave en determinados momentos dificiles... Todo ello no es casualidad, da una imagen pésima y responde a una especial manera de dirigir el club. Entonces sucede que los de abajo imitan a los de arriba -como en el serial de la tele-, y un seguidor del Barça arroja un objeto al Real Madrid que va a dar en la cara del portero Artola.

La busca de un líder, de un conductor del equipo, como solución a todos los problemas. También esto empezó con el fichaje de Cruyff. Es evidente que Johan Cruyff, Diego A. Maradona o Bert Schuster son jugadores fuera de serie. Pero se les sobrevalora y mima de tal manera, se les encomienda tanta tarea que llegan a ser una rémora en el conjunto del equipo. Se prefiere un líder a un conjunto. Pero la búsqueda del líder salvador viene, sin duda, de ideologías extrafutbolísticas ligadas al fascismo: un duce, un führer, un caudillo, han sido -y, por lo visto, siguen siendo- tentaciones nefastas del siglo XX.

Estas tres características que configuran la ideología del "Barça triomfant" de José Luis Núñez están estrechamente implicadas: la moral del despilfarro se corresponde perfectamente con una política de escándalos -que no son más que fugas hacia delante- y -con el irracionalismo de confiarlo todo a un líder.

A la tradición por el cambio

Muy distinta es, creo, la mentalidad tradicional en Cataluña. Y no digo tradicional en el sentido de conservadora, sino en el sentido de que es la mentalidad asumida. históricamente por los catalanes y que hoy en día es imperante en la gran masa social de seguidores del Barça. Frente a la idolatría del dinero, el catalán cree en el trabajo (Plà), en la obra bien hecha (D'Ors), en la constancia (Vicens Vives): el triunfo sólo vendrá como consecuencia de obrar según estos valores. Frente al escándalo traumático, el catalán cree en la continuidad (Ferrater Mora), que no es opuesta al cambio, sino, por el contrario, es el supuesto a partir del cual deben realizarse los cambios, que, en cualquier caso, deben integrar el pasado, la historia. Frente a la búsqueda de líderes salvadores, el catalán ha creído siempre en la participación de todos -cada uno en su sitio- en las empresas comunes. La salvación sólo puede venir del trabajo bien organizado de todos, hecho con seriedad, de forma constante, continuada.

El concepto de "triomfant" con que sueña Núñez no es el mismo que el de los que creemos que el Barça significa más que un club y que da una imagen de Cataluña. Y quizá en esta semana ello se ha puesto en claro con el apoyo que está recibiendo el entrenador Lattek, el cual representa, frente a la julita directiva, el trabajo bien hecho, la seriedad, la constancia y la profesionalidad. Por ello el seguidor azulgrana, sin duda inconscientemente, se identifica con Lattek y no con Núñez.

Una última reflexión. El Barça ha sido dirigido siempre desde distintos sectores de la burguesía de nuestro país. Hasta hace poco, la más tradicional, ligada al sector textil; hoy, con Núñez, la burguesía especulativa, ligada al mundo de la construcción. Quizá podría comenzar a cuestionarse no ya a los directivos, sino a la clase social que les da soporte: el seguidor del Barça ya no se siente representado por una junta que sólo representa a la tribuna principal. Aunque pueda parecer paradójico, la mentalidad tradicional en Cataluña ya no es la de determinada burguesía -la que hoy manda en el Barça-, sino la de un sector mucho más amplio.

El "Barça triomfant" de José Luis Núñez -dinero, escándalos, líderes- no es el Barça que quiere la Cataluña popular, la Cataluña nueva que continúa apegada a los viejos sólidos valores: trabajo, continuidad, organización... Por lo que significa, el Barça es demasiado importante para confiarlo a según qué manos.

Quizá también en el Barça es hora de ir pensando en el cambio. Y quizá, precisamente, porque al Barça nos lo han cambiado.

es profesor de Derecho Político de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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