El Madrid aprovechó las limitaciones del Atlético para eliminarle de los cuartos de final de la Copa del Rey
El Madrid ganó en el Manzanares lo que no supo obtener en Chamartín. El Atlético, muy disminuido fisicamente en relación con anteriores encuentros, no tuvo fuerzas suficientes para imponerse a un equipo que acumuló sus mayores méritos en la defensa. El encuentro fue de escasa calidad y el triunfo se decantó por el bando que mostró mayor coherencia en la distribución sobre el terreno de sus efectivos.La mejor defensa del Atlético fue la delantera del Madrid. Con alguna colaboración por parte de los tres teóricos delanteros, los madridistas hubieran podido llegar al descanso con la elimiriatoria resuelta. Juanito se limitó a sacar los córners , Pineda se autoeliminó y el pobre Isidro, que no dio una a derechas, en el minuto 44 realizó un buen disparo y estrelló un balón en el poste.
El Atlético luchó contra sus propias limitaciones. Y medio Madrid contra la ineficacia del resto. El Atlético, durante el primer periodo, estuvo nervioso e impreciso. Atrás Balbino, Juanjo y Arteche realizaron despejes de aprendiz y Julio Alberto se empeñó en enviar balones fuera de banda por querer ajustarse demasiado a la línea. Quique tardó más de la cuenta en coger onda y Dirceu, muy vigilado por Angel, no pudo lucir todas sus cualidades. Lo mejor del brasileño fueron dos disparos a puerta aunque desde muy lejos. Delante Ruben Cano fue prácticamente nulo y Marcos acusó el forzado descanso que ha tenido. Rubio fue el único que intentó poner peligro en el área madridista, pero sus centros no encontraron rematadores. Rubio, que tuvo en el minuto 42 una clara ocasión de gol, la desperdició porque tiró flojo y forzado con la izquierda un balón claro para la diestra. Prácticamente lo mismo le sucedió a García Hernández.
La fortuna del tanto, por una vez, cayó en el haber de quien más había merecido tal honor. Gallego, que jugó de centrocampista para que Stielike fuera líbero, realizó un gran encuentro. Gallego se fue con facilidad de Quique, su teórico par, y montó con rapidez la mayoría de los contagolpes del Madrid. El romo ataque de su equipo no supo aprovechar el mucho juego que le proporcionó.
El Madrid estuvo más firme en defensa y mejor colocado en -el centro del campo. Los relevos de Stielike con Gallego fueron lo mejor de la noche. Prácticamente fue lo único salvable del partido junto a la labor de Camacho. Lo demás fueron labores oscuras y escasamente eficaces o torpezas de categoría regional. Las "genialidades" de Juanito tuvieron en algunos momentos ribetes tragicómicos.
Quizá lo más lamentable para los vencedores fue la lesión de Del Bosque. Quizá el gran consuelo del club derrotado fue el ahorro de una prima que se elevaba a diez millones de pesetas.
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