"Imágenes": "réquiem" por un programa difunto
La desaparición del programa Imágenes, cuyo éxito en la difusión del mundo del arte no necesita corroborarse con la adhesión de todos quienes de una u otra manera están vinculados profesionalmente con el mismo, pues personalmente me consta que fue seguido con interés por un público de lo más variado, me ha dejado literalmente perplejo. La razón de mi perplejidad se basa fundamentalmente en la ausencia de una alternativa válida que sustituya el vacío creado por la desaparición de Imágenes.
Ciertamente, nada hay eterno en esta vida, y menos un programa de televisión pero me pregunto hasta que punto es tolerable, desde un punto de vista cultural, el frívolo borrón y cuenta nueva, en vez de la renovación o el perfeccionamiento de determinada línea acreditada. Así, mucho me temo que la desaparición de Imágenes suponga también la definitiva frustración de una línea de política cultural en Televisión Española que se inició hace diez años con Galería y que se culminó con Trazos e Imágenes.
Me veo en la obligación moral de testimoniar que Imágenes ha ido dando escrupulosa cuenta de todos los acontecimientos artísticos de verdadero interés que se han producido en nuestro país y de una parte sustanciosa de los de fuera de España, lo que, sin embargo, es imposible afirmar de las restantes ocasiones en las que Televisión ha tocado el tema, ya sea por la frivolidad del tratamiento o el descarado enchufismo de «a este artista lo saco porque es amiguete». Imágenes produjo emisiones monográficas verdaderamente memorables, no sólo por el rigor con que fueron planteadas, sino también por su sentido didáctico, y cito, al respecto, las dedicadas a Dab, Modigliani, Moore, Picasso, etcétera.
En definitiva, que a través de este programa, dirigido primero por Paloma Chamorro, y posteriormente por Fernando Méndez Leite, se fue delimitando una magnífica plataforma para las artes como muy pocas televisiones son capaces de ofrecer.
