Francisco Aguado conquistó tres picos de la cordillera Blanca

La conquista del Wallunaraju, el Pisco y el Huascarán han sido el resultado de la expedición Yuraq Janka-81, que el montañero madrileño Francisco Aguado ha realizado en solitario en la cordillera Blanca (Andes del Perú) durante dos meses (del 5 de junio al 5 de agosto). Sin embargo, los elementos han ocasionado que no todo hayan sido victorias en esta expedición, ya que, uno de los principales objetivos, el Chacrajú, no pudo ser escalado, a pesar de haberlo intentato por tres veces. Algo parecido le ocurrió en el Oxapalca, donde el glaciar de acceso a la pared le impidió literalmente acercarse a ésta.De todos modos, la calidad de Aguado ha quedado patente, una vez más, teniendo en cuenta la enorme dificultad de esas montañas y de la falta de información con que contaba. Precisamente, lo primero que hizo al llegar a los Andes fue informarse sobre la dificultad del Wallunaraju (5.700 metros), al que pensaba ascender para aclimatarse. La información recibida fue que era relativamente fácil, pero nadie le indicó con exactitud la vía normal. Por, esta razón, Aguado convirtió una escalada sencilla en una complicada ascensión, al equivocarse de vía y ascender por una pared de hielo.

Después de esta aclimatación y forzosa toma de contacto con la dureza de los Andes, se dirigió hacia el Oxapalca (5.885 metros), al que planteó escalar por su cara sureste. Hay que citar que ésta pared solamente ha sido escalada una vez por un equipo norteamericano que evitó la línea recta y sus principales dificultades.

Y precisamente el hielo se lo impidió, ya que el glaciar que rodea esta montaña estaba en pésimas condiciones para cambiar sobre él y, después de rodear grietas durante veinticuatro horas, Aguado se dio cuenta de la imposibilidad de llegar a la base de la pared y abandonó.

Sin embargo, no se desanimó y de allí se fue hacia la quebrada de Llanguarco, donde, para comenzar, escaló la cara sur del Pisco (5.850 metros), con lo cual, además, realizó la primera ascensión española.

De allí fue al Chacrajú este, con la idea de ascender por el Couloir Jaeger por su cara sur. Después de un primer intento, en el que, por no conocer bien el terreno, tuvo que abandonar, se encontró con un montañero asturíano, Erik Pérez, que estaba por la zona esperando a sus compañeros que iban a llegar días más tarde. Juntos, Aguado y Pérez, decidieron subir al Chacrajú por la vía Bouchard en la cara oeste. Cuandó llevaban trescientos metros de escalada, el asturíano pensó que esa ascensión era muy fuerte para él.

Después vinieron quince días de mal tiempo, durante los cuales no pudo hacer nada. El primer día de sol regresó de nuevo al Chacrajú este, encontrando por fin la vía correcta. Sin embargo, el hielo le traicionó otra vez y, cuando estaba a cien metros de la cumbre, debió abandonar, pues había una gran placa de hielo cristalino.

Con el sabor a cumbre en los labios, en vez de desanimarse, Aguado se unió a otros dos montañeros españoles que estaban por allí, y los tresjuntos escalaron la pared noreste del Huascarán (6.680 metros). Esta vía fue abierta por una gran expedición francesa hace años, la cual, con un gran despliegue de medios, colocó un total de 1.700 metros de cuerdas fijas.