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Borg no ha superado en calidad a Laver

Rod Laver, cuyo récord de Wimbledon ha sido pulverizado por Bjorn Borg, no ha perdido, en opinión de muchos de los aficionados, que han podido comparar el tenis de las últimas épocas, el número uno de de la historia. Comparar a hombres sobre la inestable base de situaciones y etapas diferentes suele ser motivo de polémica. Pero siempre es bueno para el deporte avivar la discusión. La sensación que ha dejado el partido Borg-McEnroe es, en muchos sentidos, un tanto equívoca.

Al tenis practicado sobre hierba siempre se le ha acusado de estar prácticamente limitado al servicio y la volea. Pero si esa teoría se consideraba válida hace unos años, en el momento presente habría que considerarla como incontestable, porque evidentemente, en el momento actual, el número de tenistas intuitivos y artistas ha descendido notablemente. Del partido Borg-McEnroe, la mayoría del público se quedó con aquella devolución de revés a bote pronto del americano, muy cerca de la red. Detalles como ese en encuentros en los que participaban Hoad, Rossewall, Gimeno, Pancho González -al que nunca se ha hecho auténtica justicia porque quiso ser profesional siempre- Alex Olmedo, Pancho Segura, Rod Laver, Nicola Pietrangeli, Fred Stolle, Roy Emerson y Manolo Santana había infinidad.Borg se ha convertido en el número uno indiscutible, con un revés a dos manos que nadie le castiga a base de bolas altas, y con un tenis-fuerza que nadie es capaz de contrarrestar con cambios de ritmo. Borg, un atleta excepcional, se ve tan superior a sus contrarios que apenas sufre en los torneos. Psíquicamente termina Wimbledon tan entero como lo comenzó.

En la comparación entre Laver y Borg habría que plantearse la pregunta siguiente: ¿Habría ganado cinco torneos seguidos de haberse enfrentado a hombres de tan diferentes estilos como Gimeno, Rossewall, Santana y Laver, por ejemplo? A todos ellos probablemente les habría ganado muchos partidos, pero la presión psíquica a la que habría estado sometido, lo más probable es que le hubiera impedido obtener tantos triunfos seguidos.

El tenis de la década pasada fue más imaginativo, menos mecánico. Lo que ha ganado en fuerza, en preparación atlética lo ha perdido indudablemente en estética. Los dos primeros seis del pasado sábado fueron auténticamente aburridos. La gente se quedó más con la emoción de los momentos decisivos que con la calidad del juego.

Rod Laver, aunque ha sido superado en el palmarés de Wimbledon, todavía conserva una marca que es el más dificil todavía: el Grand Slam, es decir, la victoria en una misma temporada de los campeonatos internacionales de Australia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Y la hazaña la realizó en dos ocasiones y con un intervalo notable de años porque estuvo seis en el campo profesional.

Aunque comparar dos épocas pueda resultar un absurdo, merece la pena contrastar los éxitos de Laver con los de Borg en Wimbledon. Laver fue campeón en 1961, al ganar a Lejus, Darmon, Bungert -finalista una vez en Wimbledon-, Hewitt, Luis Ayala, Krishnan y Chuc Mac Kinley -campeón en 1963-. En 1962, eliminó, entre otros, a Darmon, Santana -campeón en 1966-, Neale Fraser -campeón en 1960 - y Martin Mulligan, que aquel año fue la gran revelación. En 1962, al cabo de seis años en el profesionalismo, participó en el primer open y derrotó a Scott, Stan Smith -campeón en 1972-, Riessen, Cox, Ralston -finalista contra Santana-, Athur Ashe -campeón en 1975- y Tony Roche. Su cuarta victoria la logró sobre Pietrangeli, Lall, Leschley, Smith, Dyrsdale, Ashe y Newcombe -campeón en 1970 y 1971.

Borg ganó en 1976 a D. Lloyd, Riessen, Dibley, Gottfried, Vilas, Tanner y Nastase. En 1977 batió a Zugarelli, Edmonson, Pilic, Fibak, Nastase, Gerulaitis y Connors. En 1978 derrotó a Amaya, Mac Namara, Fillol, Masters, Sandy Mayer, Okker y Connors. En 1979 fueron sus adversarios Gorman, V. Armitraj, Pfister, Teacher, Okker, Connors y Tanner. El récord lo ha logrado contra El Shafei, Glickstein, Frawley, Taroczy, Gene Mayer, Gottfried y McEnroe. Comparen.

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