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El Estudiantes paga esta temporada sus propios errores

El Estudiantes atraviesa por una delicadísima situación cuando ya se ha iniciado la segunda vuelta. El histórico club del Ramiro de Maeztu hace ya tiempo que sufre de cierta inestabilidad en todos los terrenos. El baloncesto español ha experimentado un fuerte cambio en los últimos años, especialmente a nivel de Primera División, y esto no lo ha asimilado bien el club colegial, que apenas ha renovado sus estructuras. Ahora está pagando la factura de sus errores

Los malos resultados suelen propiciar análisis y reflexiones. Cinco puntos ha conseguido el Estudiantes en doce partidos, lo que es realmente un pobre balance. Cierto que la suerte no le acompañó, y en siete de esos doce partidos se produjeron estos resultados: frente a Manresa, 102-103; ganó al Joventut por un punto, 87-88; perdió en Valladolid, 95-91; en Granollers, 85-84, y en el Magariños, 67-69, con el Basconia, y 74-76, con el Tempus, además del empate a 82 con el Helios. Cierto también que el equipo, además de no jugar bien, no lucha, característica esta que siempre definió al Estudiantes, que en otros tiempos luchaba contra los centímetros y los americanos de sus rivales.Existe en la actualidad una clara desconexión entre los jugadores y la directiva, quizá excesivamente veterana, conservadora y costumbrista. La joven, y en algunos casos progre, mentalidad de los jugadores no «entra» en la cabeza de varios directivos, lo que, lógicamente, se acusa a la hora de rendir en la cancha. Esto, entre otras cosas, trae consigo que, pese a que la gran mayoría de los jugadores se llevan su buen dinerito, funcionen con sistema completamente amateur, sin que la directiva tome serias medidas, pensando que «se trata, como desde siempre, de un equipo de estudiantes» a los que no se puede sancionar ni multar. Todo esto entorpece la labor del entrenador y va en perjuicio del equipo.

Otro tema que inexcusablemente va también unido a todo esto es la cada vez más fría conexión entre el club y el instituto, lo que más de una vez crea interferencias, tanto en lo que se refiere a la instalación como al apoyo mutuo, que siempre resultó positivo. Parece que irremediablemente, y si de verdad el Estudiantes se quiere subir al tren de la máxima categoría baloncestística, deberá separarse definitivamente del instituto y pasar a ser un alquilado más, con lo que no dejaría de tener el apoyo de su inmejorable claque y gozaría, a todos los niveles, de una independencia que hoy se hace imprescindible.

Necesidad de modernizarse

El Estudiantes necesita, antes que nada, una directiva más corta, más joven y más ejecutiva; más moderna y más profesional, porque las actuales exigencias lo requieren. Una directiva que, por ejemplo, en ningún caso se hubiese dejado escapar a Gonzalo Sagi-Vela, por citar el último caso, sobre todo cuando el jugador -esto es seguro- no tenía ni intención ni interés en marcharse. Su marcha se debió a un malentendido que nunca debió producirse, de haber hecho bien las cosas. Pero, aun en el caso de que hubiera sido por otros motivos, en lo que mejor puede gastarse el Estudiantes el dinero es en retener a Gonzalo, porque las consecuencias de su marcha están a la vista.

Junto con todo esto hay que insistir en que la cantera no funciona, al margen de que se preocupen poco o mucho de ella. Se lleva mal este tema que es, sin duda, la medicina más eficaz y segura para curar los males del equipo. Un club como el Estudiantes no puede pensar en «solucionar» la temporada a base de traer en el mes de septiembre a un negrito de dos metros al que ni siquiera han visto jugar. Aun en el caso de que ahora Gibson hubiese proporcionado resultados positivos, no se estaría haciendo otra cosa que tapar huecos o poner parches a un camino que es falso o quizá, mejor, erróneo, y que desde luego dista mucho de la línea que debe seguir un club de la idiosincrasia del Estudiantes, en el que si quizá la revolución no sea aconsejable, la evolución se hace necesaria.

Este aspecto es fundamental y primordial en el seno del Estudiantes. Si de verdad hay minibasket, alevines, infantiles, juveniles y juniors, ¿por qué no salen jugadores? Si se echa un vistazo a la plantilla del primer equipo son pocos los que proceden de la cantera, y eso que este año hay más, por la «fuga» experimentada con relación a la temporada pasada; pero no es la primera vez que el Estudiantes se ha visto obligado a buscar jugadores fuera, incluso en clubes más pequeños y con menos medios que ellos. Ha llegado el momento de que el Estudiantes se olvide de salir del paso con este o aquel fichaje o con este o aquel americano. Su planteamiento debe ser otro, completamente distinto, más serio, más coherente y que esté más de acuerdo con los tiempos que corren.

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