Las concentraciones no son aconsejables
Las vacaciones de los futbolistas resultan necesarias para buscar un relajamiento de la tensión psíquica mucho más que por razones físicas. Las investigaciones realizadas en diversos países han coincidido en señalar que el trabajo realizado por deportistas profesionales de nivel, sometidos a características competitivas de masas, supone un alto grado de tensión. El futbolista debe tener una fuerte resistencia al stress. Las concentraciones no son, por otro lado, aconsejables, y mucho menos tras un período prolongado de descanso. Este, desde el punto de vista físico, debe ser activo.
El «descanso activo» es la norma por la que debe guiarse un futbolista profesional durante el período vacacional. Carlos Alvarez del Villar, preparador físico del Rayo Vallecano, profesor en la Escuela Nacional de Teoría y Práctica del Entrenamiento y entrenador titulado, considera esa la primera medida a tener en cuenta por losiugadores. «No puede establecerse -afirma- un período de tiempo concreto. Un mes puede ser suficiente. A nivel puramente físico cuanto más se prolonguen las vacaciones más tiempo se tarda luego en adquirir la forma. El organismo tiende al equilibrio. De ahí la necesidad de ese descanso activo».Suele ser práctica habitual que los entrenadores aconsejen no dejar de manera absoluta la actividad fisica.
«Así es. En concreto yo les doy unas normas para que ellos realicen el circuito que les señalo. Puedo asegurar que la inmensa mayoría lo cumplen. Por supuesto que el tipo de trabajo no se hace con el agobio de la tensión diaria, y puede variar según el organismo de cada jugador. Para algunos suele bastar, tres o cuatro veces por semana correr, jugar al tenis, balonvolea, en general cualquier tipo de actividad. Otros quizá necesiten al menos una hora diaria. Desde luego lo que sí se prohibe terminantemente es que jueguen algún partido informal, por cuanto se es más proclive en este período a las lesiones.»
Alvarez del Villar distingue ya una mayor necesidad del descanso psíquico, por encima de las normas físicas señaladas. « En las vacaciones debe buscarse descargar la respon iabilidad. Objetivamente no es agotador físicamente jugar un partido de fútbol. El cansancio, desde luego, no es similar al del atleta que corre, por ejemplo, los 10.000 metros. Pero se acrecienta con la tensión de un resultado y sus implicaciones. ¿La vuelta de vacaciones? Ningún entrenador o preparador que se precie comenzará de golpe. La progresión debe ser prolongada. Sería ilógico que en los dos primeros días saliesen "a gatas". Lo aconsejable son las sesiones dobles o triples, por ejemplo de tres horas, divididas en tres partes. »
El doctor Enrique González Ruano, profesor de Valoración de la Condición Biológica en el IN EF y coordinador jefe de los servicios médicos del Real Madrid, coincide en las argumentaciones expuestas por Alvarez del Villar. «No conviene forzar el ritmo de forma excesiva inicialmente. Si se hiciera un entrenamiento intensivo, en dos meses podría alcanzarse el nivel físico más alto, pero en absoluto es aconsejable. El estado de forma de un equipo pasa por una curva que va creciendo hasta diciembre, se estabiliza en lo que pudiera llamarse meseta, con una bajada pequeñita de deterioro ya psicológico, hasta llegar a la bajada final, que suele depender del balance logrado.»
González Ruano también apunta la necesidad de que «el jugador debe descansar actuando físicamente, pero sobre todo cambiar de aires, de ambiente. La playa es muy aconsejable. Los jugadores del Madrid suelen acudir a ella. Les va muy bien el agua, que sirve como masaje para sus piernas. En su actividad de descanso cualquier deporte que practiquen por diversión es siempre útil, como el tenis, frontón, y sobre todo la natación, que va muy bien para las articulaciones. La bicicleta, por contra, no es conveniente. Y por supuesto se les prohibe los partidillos de fútbol.
El ritmo físico que pierden los jugadores después de un mes de vacaciones «puede llegar hasta el 25% de su capacidad aeróbica, que se tarde en recuperar. Obviamente, si el descanso fuese menor, la recuperación sería más rápida. Otra nota característica es que en los primeros días de vacaciones se suele adelgazar, para pasar a engordar posteriormente, aunque el tema del peso varía mucho según cada jugador. Lo que sí quisiera recalcar, al margen de las vacaciones, es que después de un partido también debe hacerse un descanso activo. Y por supuesto este adquiere una gran importancia cuando el jugador abandona la práctica profesional. Dejar de jugar es un momento decisorio en su vida higiénica. Todo su cuerpo, no sólo los músculos, ha estado supeditado a un recorrido biológico. Ese ciclo de aporte energético transformado en energía mecánica y física conviene que continúe».
La importancia psíquica
Para Santiago Coca, profesor de Psicopedagogía en la Escuela de Entrenadores, «las vacaciones de los futbolistas profesionales tienen que ser muy liberadoras en este aspecto. Necesitan evadirse de la enorme tensión de la competición El problema radica en que el jugador debe saber llenarlas para no aburrirse. En este y otros sentidos considero especialmente negativas las Goncentraciones. En Argentina los jugadores de la selección española se quejaban precisamente de que se aburrían. Y eso resulta muy triste. Particularmente pienso que el club debería tener otros criterios más amplios de orientar a los futbolistas, al margen de la relación laboral que les une con ellos, para su posterior integración social».
Hay que incidir en el tema de la concentraciones. «Las veo con mucho cuidado. No soy partidario de que se saque a un jugador de su ámbito ordinario, y mucho menos después de las vacaciones. Pienso que es contraproducente hacer romper con su mujer y sus hijos un futbolista. Hoy día los profesionales se cuidan, y de la otra forma se les crea ya una tensión artificial. Como si no tuvieran bastante con la enorme que deben soportar durante la temporada. Lo que pasa es que son gente disciplinada, que no protesta. Pero me gustaría que pasaran por un detector de mentiras. Al jugador no se le pueden crear esas tensiones postizas, artificiales, muchas veces con centraciones que se hacen de cara a la galería.»
Santiago Coca afirma también que «el futbolista es un trabajador, eso está ya fuera de toda duda, que se gana la vida jugando al fútbol. Es muy simplista hablar de que sólo trabajan en el campo, durante los partidos o en el entrenamiento. Quienes opinan así no tienen en cuenta el auténtico problema: la disponibilidad del futbolista, a todos los niveles. Sabe que debe cuidarse porque se juega en un año su trabajo, y por ello hasta regula algo tan importante como su actividad sexual».
EL PAÍS recogió también la opinión de un psicólogo. Se trata del doctor Luis Blanco Pérez, profesor de la Universidad de Madrid yjefe del Servicio de Investigación del Consejo Superior de Deportes. «Las vacaciones de los futbolistas profesionales deben ser similares desde el punto de vista psíquico a las del resto de ciudadanos, incluyendo lógicamente unas actividades físicas de mantenimiento, pero todo con la falta de agresividad que le provoca la tensión de la competición. Primordialmente, los jugadores deben liberarse de las preocupaciones, de la tensión de estar pendiente del próximo partido y de las críticas del anterior. Las investigaciones realizadas en diversos países han señalado con claridad que los deportistas de élite deben tener una enorme resistencia al stress.» «En general», afirma Luis Blanco, «veinte días de descanso parecen suficientes, pero quizá valdría la pena que se estableciesen unos períodos vacacionales. Deberían tener necesariamente en Navidad, y también en Semana Santa. Imagino que sería complicado variar toda una estructuracíón, pero la propia organización fútbolística podría pensar en ello».
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