TV por suscripción

En 1972 la Dirección General de Radiodifusión y Televisión llegó a un acuerdo con la Compañía Telefónica Nacional en. virtud del cual se regulaba la colaboración de la Telefónica en los planes de implantación en España de la televisión por cable. Inmediatamente comenzaron las obras de infraestructura y de tendido de cables. Se cubrió una primera fase en 1976. Estaba prevista una segunda ampliación del tendido de 32 kilómetros en Madrid y Barcelona. La crisis económica y los cambios políticos parece que han paralizado el proyecto.Cuando en España todavía se están dando los primeros pasos para instalar el cable, en Estados Unidos ya se pretende superar este sistema mediante la televisión por suscripción, que intenta utilizar nuevamente las ondas y no los hilos.

Por sólo 1.260 pesetas al mes el abonado puede recibir los programas que él quiera por medio de un receptor de UHF. Su fundamento es muy parecido al de la televisión por cable, pero con la diferencia básica de que ésta se transmite por ondas. La televisión por suscripción todavía no está perfeccionada -dificultades técnicas, la zona de cobertura es pequeña y el campo de la elección de programas todavía es reducido-, pero se presenta como un serio competidor de la televisión por cable, utilizada ya por una quinta parte de la audiencia total televisiva de Estados Unidos.

Las compañías de cablevisión de Estados Unidos quieren llegar a interesar de tal manera a los norteamericanos que para 1981 uno de cada tres ciudadanos esté abonado a la televisión por cable. No olvidemos que el 30% es el porcentaje mágico que ha hecho de la televisión un medio de comunicación masiva y que ha hecho que el color sustituya al blanco y negro.

¿Qué productos ofrece entonces el cable para acaparar la atención masiva de los abonados? Los más selectos programas musicales y deportivos, películas de moda recién estrenadas y otra serie de emisiones que superan en contenidos y en perfección técnica a las de las grandes cadenas. Y ya no son sólo películas como Annie Hall o La chica del adiós, que pasan del cine a la pequefla pantalla sin anuncios publicitarios de ningún tipo, sino que se ofrecen también otros programas educativos o religiosos.

En el aspecto económico los beneficios del cable han aumentado de tal manera que el volumen de contratación de esta industria es casi comparable al de las grandes multinacionales de otros sectores. En Estados Unidos existen actualmente cuatro grandes superestaciones de televisión por cable (Nueva York, Atlanta, Chicago y San Francisco), que suponen en muchos sentidos una seria amenaza para las tres supercadenas convencionales: CBS, ABC y NBC.

Otra ventaja de la televisión por cable es la posibilidad que ofrece de mantener información en doble sentido. Ya se han hecho experiencias de participación en directo de varios abonados que dialogaban con la base emisora y con otros abonados a través de un ordenador.

El alto coste de instalación y las dificultades para localizar las averías y repararlas son los dos grandes obstáculos para su definitivo impulso, pero la ausencia de publicidad es una de sus grandes ventajas.