Plan del Gobierno francés para crear 450.000 empleos juveniles en tres años
El Gobierno francés, para luchar contra el paro (millón y medio de personas sin trabajo, de los cuales casi el 50% son jóvenes) ha restablecido lo que aquí denominan el «tercer pacto por el empleo». Las cifras espectaculares anunciadas por los responsables oficiales, de 450.000 nuevos empleos, por un coste de 3.500 millones de francos (unos 50.000 millones de pesetas), a lo largo de tres años, han sido juzgadas desfavorablemente por los sindicatos.
De revelarse eficaz el lote de medidas sociales aprobadas por el Gobierno francés para remediar el paro, a la vista de las sombrías perspectivas económicas para los próximos años, este país podría darse con un canto en los dientes. Según el referido «tercer pacto por el empleo», en los tres próximos años, 450.000 jóvenes deberían encontrar un hueco profesional. Esta es la disposición más importante de las que completan las medidas gubernamentales. Para que las buenas intenciones oficiales se hagan realidad, el Estado reduce en un 50% las cotizaciones patronales por cada contrato de trabajo establecido con un joven de menos de veintisiete años. Esta reducción se efectuará a lo largo de todo el primer año.La segunda medida importante y nueva, respecto a las que ya se habían practicado en los dos anteriores «pactos por el empleo», se refiere a las facilidades ofrecidas a los artesanos y pequeños comerciantes que emplean menos de diez personas o que aún no emplean a nadie. Los primeros, es decir, los que tienen menos de diez empleados, en proporciones diferentes, según los casos, podrán recuperar una parte del coste de cada uno de los nuevos empleados durante su período de formación. Por su lado, el comerciante independiente que admita a su primer empleado recibirá una prima de 5.000 francos (75.000 pesetas) por cada contrato de un año, como mínimo, de duración.
El resto de las ocho disposiciones son una repetición de los anteriores «pactos por el empleo» y estipulan las primas o exoneraciones fiscales que el Estado ofrece a las empresas a cambio del empleo de mujeres viudas, divorciadas jurídicamente, solteras que tienen por lo menos un hijo y desempleados de la segunda edad, es decir, mayores de 45 años.
Los sindicatos han reaccionado críticamente a las medidas oficiales «porque fundándose en problemas verdaderos se han dado soluciones falsas». Por otra parte, al día siguiente del lanzamiento de las medidas referidas, el primer ministro, Raymond Barre, se manifestaba doblemente pesimista respecto al porvenir económico del país, y esto, en relación con sus propias previsiones de principios de año.
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