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Perder por Ia mínima, mal menor del Rayo ante el Celta

Dos puntos importantes sumó el Celta ante el Rayo en esta lucha, ya desenfrenada, para evitar el descenso. Los madrileños, por su parte, consiguieron un gol que, a la postre, puede resultar fundamental, ya que el cómputo de goles entre ambos equipos le es favorable por 3-2, una vez jugados los partidos de ida y vuelta. Este jugado en Vigo resultó igualado, con un tiempo para cada equipo, pero al final la victoria se decantó hacia el conjunto que con más peligrosidad movió el balón.Balaídos se encontró el domingo totalmente erribarrado. La lucha fue sin cuartel, aunque con,mayor derroche físico del Celta porque fue quien jugó la pelota desde atrás, con mayor movilidad en el centro del campo y desmarque en la línea de punto. El Rayo permaneció bajo una táctica conservadora, a la espera de un contraataque afortunado que no llegó porque la línea de centrocampistas tuvo un rendimiento escasamente positivo; el balance ofensivo de los madrileños en esta primera parte fue un único disparo bajo los palos de Hortas, que se limitó a blocar sin dificultad.

El Celta, por el contrario, buscó por todos los medios el camino hacia el gol. El marcaje del barro y de los jugadores contrarios anularon todos sus intentos hasta que la habilidad de Vavá provocó dos penalties que no desperdició el equipo vigués. Más que el justo premio a un esfuerzo era un castigo para el equipo que llegó a Balaídos renunciando a marcar un solo gol.

Tras el descanso cambió la decoración. Fue el Rayo Vallecano el equipo que plantó cara, ya desde la línea media, para buscar la vertical hacia el marco contrario. Sus reservas físicas no se encontraban todavía agotadas y puso cerco al área del Celta una vez que los jugadores de centro del campo salieron de su ostracismo y el ataque quedó reforzado con el concurso de Pozo.

El tiempo comenzó a jugar a favor de los locales, y su escaso poderío físico quedó en evidencia, si bien cabe justificarlo con el derroche realizado en la primera mitad, en una lucha contra el campo y contra un equipo que jugó a ser muralla. Los últimos quince minutos, ya con el marcador en ventaja mínima para los célticos, fueron un calvario para éstos, que tuvieron la suerte de tener enfrente un rival que mostró escasa entidad para forzar el empate en un momento que pudiera resultar ya decisivo. En el Rayo Vallecano sobró conformidad al principio e inteligencia al final. Fue, en líneas generales, un serio candidato a la Segunda División, sin que su rival de turno se encontrase muy lejos de él.

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