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Grave problema arbitral en el baloncesto español

Los últimos acontecimientos vividos en el mundo del baloncesto, en forma, principalmente, de resultados inesperados, de acusaciones directas y de actuaciones arbitrales que directivos, entrenadores y medios de comunicación han puesto en entredicho, han hecho que un viejo problema, el arbitral, haya cobrado gran actualidad con caracteres hasta ahora no usuales, que, sin embargo, sirven para que todos los estamentos muestren mayor preocupación por despejar incógnitas y resolver el problema. La amenaza de huelga parece disipada, pero al margen de todo esto no cabe duda de que el arbitraje en baloncesto constituye un tema preocupante que, de una u otra forma, hay que abordar.

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Digamos que el tema central es que los árbitros se han visto tocados del ala y que el que más y el que menos ha empezado a dudar de su imparcialidad. Ellos han llegado más lejos y han dicho que les han herido su dignidad y que su honorabilidad queda en entredicho. Entonces lo han traducido en amenazas y, además, van a pedir rectificaciones. El confusionismo es grande, pues la raíz de todo esto se atribuye nada menos que a José María Puente, directivo del Juventud y, para colmo, representante de los clubs en la Federación, al que se atribuyen unas declaraciones en las que acusaba a los árbitros del Juventud- Barcelona de haberse vendido a este club.Puente, sin embargo, ha desmentido tales declaraciones, aunque sí admite haber mantenido alguna conversación particular al respecto, lo que sin duda ha dado pie a que tales palabras fuesen publicadas por un periódico. Por su parte, el presidente del Colegio de Arbitros, Angel Sancha, ha salido al paso del posible plante arbitral con unas declaraciones tajantes en las que anuncia que no acepta amenazas por parte de los árbitros.

Problema de fondo

El problema de fondo, sin embargó, existe, y todo este asunto no es más que anécdota. Evidentemente, no se puede hablar de compras de árbitros, porque eso es imposible de probar, pero se han producido últimamente una serie de resultados anómalos en partidos que arbitraron determinados colegiados, lo que hace pensar que no todo es casualidad. Esto no es una afirmación gratuita, pues de la misma manera deben pensar los clubs cuando recusan a los árbitros y éstos cuando recusan a los clubs. Algún recelo debía tener el Areslux cuando se negó -pese a que ya estaba designado- a que José Angel Gárate arbitrase el Areslux-Estudiantes. Gárate es profesor del Ramiro de Maeztu y se le identifica con los colegiales.El Real Madrid echa la culpa de su empate con el Cotonificio a Bagué, y el Barcelona perdió en la misma cancha con Mariné como árbitro. No es sólo la «prensa canallesca» la que pone en entredicho a los árbitros. Por si fuera poco, el Estudiantes, sin árbitros «supuestamente implicados» en el asunto del título -ya que los equipos no lo estaban tampoco-, logró ganar donde los grandes no habían podido hacerlo. Nada es normal El factor cancha y la labor arbitral deciden demasiado en baloncesto, y esto es algo que está más que probado.

En cierto modo, a estas acusaciones se unen -o se unieron- también algunos árbitros que, aburridos de cómo funcionaba todo, se marcharon cuando eran considerados números uno. Ahí están los casos de José Antonio Martín Alonso, primero, y de Santiago Fernández, después.

Demasiadas actuaciones decisivas

En resumen, es un hecho evidente que con su conducta -nadie se inventa nada- los árbitros han llegado a protagonizar un escándalo dentro del mundo del baloncesto, porque su actuación resulta en muchas ocasiones, y sobre todo en las importantes, decisiva. Es algo que resulta absurdo negar por más reivindicaciones que se quieran pedir, porque, además, está en la mente de todos qué árbitros pertenecen a una tendencia y cuáles a otra. Y esto es inadmisible y no se puede tolerar dentro de un deporte.

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