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Aprobada la gestión de la ejecutiva de UGT

Con 39 delegaciones a favor, tres en contra y quince que se abstuvieron -aparte de otras seis delegaciones que no se encontraban presentes en el momento de la votación- se aprobó, después de la una de la madrugada de ayer, la labor de la ejecutiva federal de UGT. La distribución de estos resultados y el largo debate que retrasó sensiblemente la aprobación final aportan una idea clara sobre las tensiones y diferencias que se están poniendo de manifiesto en este XXX1 Congreso de la UGT que se está celebrando en Barcelona.

La postura de Cataluña, Vizcaya y Madrid, que reúnen el mayor número de mandatos y están claramente volcados hacia la ejecutiva saliente, hicieron que la votación -porcentualmente- fuera mucho más favorable a la citada labor con un 87,4 % de los votos. Las delegaciones de Castellón y Valencia, especialmente en lo relacionado con la negociación del convenio del metal y con las expulsiones de afiliados navarros, no se sintieron suficientemente satisfechos con las explicaciones de la ejecutiva y desaprobaron su labor. En el voto negativo de Pontevedra habría que buscar, entre otras razones, la actuación en el conflicto de Ascón. Entre las quince abstenciones destacan las de Alava, Tenerife, Valladolid y las dos provincias extremeñas.En las críticas efectuadas a la ejecutiva, previas a la aprobación final, se pusieron de manifiesto los principales problemas que tiene en la actualidad la UGT, postura adoptada ante los pactos de la Moncloa, estatutos y actuación de la comisión de conflictos (expulsiones y suspensiones de militantes), actuación con otras centrales (CCOO y CNT), y política de prensa y propaganda, entre otros. El delegado de Alava, uno de los más críticos, en un momento dado le preguntaría a Nicolás Redondo que por qué había esperado dos años para aclarar determinadas posturas y actuaciones.

Perfilada la nueva ejecutiva

En la jornada de ayer, eminentemente técnica, se perfiló en conversaciones de pasillo (entrando y saliendo de las comisiones que estudian las ponencias) la nueva ejecutiva que con toda seguridad se aprobará mañana. En ella, a juzgar por los rumores, la lucha principal se establece en torno a dos secretarías, la de organización y la de prensa e información. Para la primera -puesto número dos de la UGT- se presentan los nombres de Manuel Garnacho, que cuenta con la confianza de Nicolás Redondo y con la oposición de alguna delegación del Norte, y José Romero. Para prensa cuenta con muchas posibilidades Carlos Pérez, empleado del Diario 16. También podría entrar como vocal Elena Vázquez, de la provincia de Madrid.En el trabajo de las ponencias, que a la hora de redactar esta información se encontraba desigualmente avanzado, cabría destacar el enorme interés suscitado en sus cuatro grupos de trabajo. Las delegaciones contestatarias han forzado en alguna de ellas la aprobación de tesis que con toda seguridad mañana no serán refrendadas por el pleno gracias a los votos de Cataluña, Vizcaya y Madrid. Estas tesis giran en torno a la libertad de expresión, modificación de determinados artículos de los actuales estatutos y política salarial (pactos de la Moncloa).

Los puntos concretos que se han filtrado del trabajo de las distintas ponencias y resultan más destacados se refieren a la creaci5n de una revista (posiblemente se denominará Claridad), a la ampliación de la ejecutiva a diecinueve miembros como estaba previsto, a la creación de tres nuevos secretariados (relaciones sindicales, documentos y estatutos, y acción reivindicativa) y se amplía el número de vocales de la ejecutiva. La libertad de creación de secciones sindicales y el nuevo sistema de elección de miembros del comité federal, entre otros.

Otra de las novedades que, al menos a nivel de rumor hasta ahora, podría aportar este congreso en el orden organizativo de la central socialista es la creación de una secretaría general adjunta. A este respecto, Aquilino Zapata, miembro de la ejecutiva saliente, comentó a los periodistas que cubren el congreso que carecía de información sobre tal posibilidad, si bien «en todo caso sería la comisión que estudia la ponencia de estatutos quien tendrían que proponerlo y ello supondría cambios en los estatutos de UGT».

Por otra parte, la adecuación del sindicato a la nueva realidad social y política del país -uno de los objetivos del congreso- se traducirá en una mayor potenciación de las federaciones de industria. Esta nueva organización respondería al actual planteamiento de la negociación colectiva, más centrada en los niveles sectoriales.

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