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Reportaje:

La música "pop" entre el arte y el producto

Las aproximaciones críticas de este fenómeno no han sido en su mayoría más que trabajos superficialmente sociologistas o bien tratamientos que lo incluían dentro del multiforme conglomerado de la cultura underground, impidiendo con ello una cierta profundización en él.Esto es más sorprendente cuando se cae en la cuenta de que los veinte títulos más vendidos de Estados Unidos suponen más de quince millones de discos. Quince millones de mensajes que se multiplican por veinte, treinta o 100.000 a través de las discotecas, radio, televisión, tocadiscos, cassettes cartuchos, hilos musicales y ambientales, etcétera.

Quizá un argumento que justifica que esa falta de atención profunda podría ser el de que el lenguaje de la música joven no presenta unas características unitarias que permitan elaborar un código destinado a posibilitar su análisis, pero tal argumento se convierte en excusa cuando vemos cómo se reproduce tal fenómeno en las bellas artes y, sin embargo, se cuentan por decenas los trabajos que presentan valiosas aportaciones para comprender su relación con la sociedad en que se desarrollan. Pienso que la verdadera razón tiene un contenido ideológico profundo, y éste es el motivo de este artículo.

La crítica de arte (concebida como una entidad ideal que transporta los valores del sistema desde la obra de arte al receptor de ésta) considera mucho más gratificador trabajar sobre un material que esta civilización ha avalado durante siglos. Dicho material, cuya ejecución les es por completo ajena y por supuesto indiferente, se halla constituido por las bellas artes; con la inclusión del cine, las clásicas del clasicismo. La música joven en contadas ocasiones ha intentado penetrar en ese reino de las mulas, y cuando lo hizo, perdió toda su entidad y pasó a no tener interés, ni desde un lado ni desde otro.

Capacidad profesional

Una actitud agresiva frente al sistema de valores críticos con que nos enfrentamos a la obra de arte no es más que una denuncia sobre la falta de compromiso con la realidad artística (y sus antecedentes, usos y consecuencias), basándonos en el papel que juega la música joven en esa escala de valores. Papel nulo, por otra parte, aun cuando ya no se pueda hablar de sus insuficiencias técnicas. Durante los últimos años los músicos han adquirido una capacidad tanto musical como instrumental que en muchos casos superan a los licenciados de conservatorio, cosa que son además muchos de ellos. El campo del sonido se ha visto enormemente incrementado (tanto en calidad como en volumen) mediante la utilización nueva de instrumentos tradicionales, la amplificación electrónica de estos instrumentos (y otros nuevos), los pedales de efectos, el paso de baterías a través de sintetizadores, etcétera. Todo ello ha abierto un espectro de posibilidades muy alejadas de los timbres e intensidades de la orquesta clásica. Otro factor de enorme importancia y que ha sido señalado numerosas veces es la relación que se establece entre los emisores del mensaje musical y sus receptores, que, con oscilaciones, suelen pertenecer a una misma generación. Ello implica, de hecho, la creación paulatina de diferentes códigos para cada época, que coexisten sin llegar a formar ningún ismo, debido, entre otras cosas, a su corta duración. Sin embargo, esos códigos, o como quiera llamárseles, son utilizados habitualmente por millones de jóvenes, influyendo de manera determinante en su comportamiento futuro.Tal vez lo que impida valorar adecuadamente la importancia de la música joven sea no tanto la carencia de valores sociológicos o estéticos (desde hace mucho tiempo, esa música ha ido creando formas propias que sólo remotamente deben algo a las clásicas), sino a la misma génesis de su producción. La idea que todavía predomina del artista es la del pobre (o rico, pero siempre como un accidente) poeta o pintor que en la soledad de su mundo crea arte. Un arte superior en cuanto se encuentra exclusivamente ligado a las inquietudes del alma humana y no a las contingencias prosaicas de la vida real.

Esa idea romántica permanece aún cuando muchos artistas hayan basado toda su creación en un intento de devolver al arte el contenido utilitario que poseía.

La música joven nació estrechamente ligada al sistema industrial dominante y sin él no tendría razón de ser. Cae así fuera del campo de atención de las artes, que consideran mucho más la obra individual que el producto industrial masivo. Incluso la arquitectura ha sido valorada, hasta épocas recientes, desligando sus funciones sociales de sus caracteres formales. Había de llegar por una parte la nueva arquitectura y por otra los movimientos de pop-art e hiperrealismo para que el acercamiento al producto industrial se realizara desde unas premisas que le otorgaran su verdadera dimensión. Y, sin embargo, una gran parte de los que se extasían ante la plasmación hiperrealista de los tubos de escape de una motocicleta o de una ciudad vuelven la cabeza indiferentes cuando ese mismo objeto se presenta en la calle sin la mediación carismática del artista del viejo estilo.

Transmisor ideológico

De hecho, cualquier creación es transportada hasta su receptor por medios industriales y comerciales, tales como la televisión, la prensa, el cine o el libro. Pretendemos, no obstante, que alrededor de la obra se cree una especie de capa protectora que la hace insensible a la lógica comercial. Por su parte, las empresas discográficas, esto es, las que generan en gran medida la música joven, no disimulan sus conexiones con otras empresas de comunicación social. Esas relaciones pueden ser en primer grado como las de CBS con su homónima cadena de Televisión, de RCA con sus hermanas de fabricación de aparatos electrónicos o con la cadena National Broadcasting Corporation (NBC), o de la MCA con Phillips, o bien en segundo grado, con entidades financieras, como en el caso de la Warner Comunications (y sus sellos asociados Atalantic, Elektra, Asylum, Impulse, etcétera, con la Kinney National Services (seguros, bancos) o de la United Artist con la Trans America Corporation (bancos, líneas aéreas, construcción ...). Esta estrecha conexión sumada a su volumen convierte a la música joven en el instrumento estético más importante como transmisor de ideología, muy por encima del cine y el resto de las bellas artes.El hecho de que la música joven, como decía al principio, no haya buscado casi nunca esa respetabilidad, ayuda a comprender su dimensión diferente. Ligada a la lógica comercial debido a sus relaciones, enfrentada a una crítica que destaca en ella valores como fuerza, ritmo, experiencias literarias, calor o frialdad y otros que se alejan de los baremos clásicos (tanto en su utilización como en su contenido), la música joven, y de entre sus múltiples formas el rock, ha llegado a un compromiso extraño a través del cual cede parte de su carácter como revulsivo para ganar una mayor audiencia. Esa misma lógica hace que el sistema se enfrente ideológicamente con sus mismas contradicciones. Esto se refleja de manera notable en el rock y es lo que le permite subsistir. La lógica comercial se basa en el consumo.

Pero no sólo en el consumo clásico, sino en el acelerado de nuestra civilización industrial tardía. En la música joven se registran una sucesión de modas, de estilos y de costumbres que no tienen parangón. Así, formas que en un principio tuvieron un contenido revolucionario, bien sea desde el punto de vista político o formal, son rápidamente asimiladas, integradas en los canales habituales de consumo. Con ello se produce un gasto en los objetos culturales muy semejante al que disminuye el valor de uso de los objetos materiales. La industria no rechaza más que aquellas formas que en su estado de desarrollo se ve incapaz de dirigir. Ello lleva a que muchos de los movimientos (mods, hippies, pacifistas) sean literalmente consumidos, mientras otros, afiliados ideológicamente como los White Panters, Weathermen (y otros de carácter violento) son ignorados hasta en sus manifestaciones estéticas más valiosas (caso del grupo de Detroit, MC5). Y, sin embargo, la música joven sigue viva, sigue aumentando la enorme importancia que hemos querido mostrar aquí, debido a que el sistema debe también seguir produciendo aceleradamente, so pena de colapsarse.

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