El Barcelona, K. O. en el Camp Nou
No hay que hacerse ilusiones; al Madrid no se le doblega ni con la democracia. Y eso que Michels se decidió a alinear a Rexach, que siempre había sido el talismán para marcar el gol definitivo. Rexach se portó debidamente porque hizo doble te frente a Miguel Angel, pero el Barça no estuvo a la altura de las circunstancias. Lo que hace unas jornadas logró el Rayo no pudo conseguirlo el Barça. Antes del partido de fútbol se produjo la victoria del Juventud de Badalona sobre el Madrid, más eso sólo fue un signo equívoco de la democracia deportiva. Hay que rendirse a la evidencia; con la dictadura del Madrid no acaba nadie.
Tenía el Barcelona la oportunidad de acercarse al Madrid y poner interés al campeonato liguero y falló en su propia casa. Tenía el Barcelona la obligación de ganar al Madrid, porque en caso de perder el título siempre es un buen consuelo haber derrotado al campeón y ya no le cabe esa esperanza. El Barcelona de las últimas temporadas, al margen de lo del año del 0-5, se había limitado a hacer bien una cosa; ganar al Madrid. En esta ocasión ni eso. Ni Rexach pudo dejar las cosas en su sitio.En algo se ha ganado; en deportividad. Al final del partido hubo abrazos entre los jugadores y aplausos para el árbitro. El encuentro tuvo emoción, interés y sus buenos momentos de calidad. Para Agustín Montal, en el momento de la despedida, debió ser un trago muy amargo. Sus promesas de acudir a la plaza de Sant Jaume a celebrar el título parece que van a resultar vanas. Contrariamente a lo que se pensaba resulta que es más fácil descentralizar el país que el fútbol.
Entre la ya, desmesurada ventaja -para estas alturas de la Liga, se entiende- del Madrid y la necesidad de jugar los miércoles cuatro jornadas del campeonato, la Liga de este año puede acabar convirtiéndose en un auténtico rollo.
A la vista de este panorama se me ocurre pensar que la Liga está mal programada. Por ejemplo, no se debía haber consentido la coincidencia de la celebración de los días de Andalucía y Galicia en un mismo domingo. Se debió repartir para mantener en los graderíos alguna emoción suplementaria.
Andaluces y gallegos salieron a los terrenos de juego con sus banderas. Los andaluces de Jaén compartieron con el Sabadell la bandera andaluza y con ese preámbulo a punto estuvieron los aceituneros altivos de dejar escapar los dos puntos. Cádiz y Sevilla tuvieron ocasión de festejar su diada en el Carranza, y seguramente por lo de la hermandad se repartieron los puntos. Al Betis le cosieron la bandera blanca y verde a la nacional, porque la directiva no quiso compromisos en esta ocasión. O sea, que los directivos béticos se mostraron sevillistas en la cosa política.
En Huelva, los del Recreativo sacaron la enseña andaluza y los gallegos del Coruña la suya y curiosamente, con tal mentalización autonomista, el árbitro sólo tuvo ocasión de mostrar una tarjeta y fue porque Pousada siguió una jugada después de que sonase el sílbato. En lo de comportarse bien para celebrar la jornada autonómica se llevaron la palma los jugadores béticos, que no recibieron ni una sola amonestación arbitral, cosa que también sucedió con respecto a sus adversarios de turno, los burgaleses.
Puesto que a lo mejor el interés liguero se nos escapa habrá que pensar en la posibilidad de que el Rayo juegue todos los domingos en su casa contra uno de los grandes. Esto si puede tener emoción. El domingo le cedió dos goles de ventaja al Athletic y, en el segundo tiempo, le metió tres al mismísimo Iribar. El Rayo, destinado al descenso según todos los pronósticos apriorísticos, ha demostrado que le puede a cualquiera. Y en el equipo todavía están Felines y Potele, que pese a los años que llevan en Vallecas ni siquiera han crecido. A este paso entre el Madrid y el Rayo van a dejar al Atlético en muy mal lugar.
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