Posibilidad de una categoría intermedia entre matadores y novilleros

En las reuniones que se están celebrando para la reforma del reglamento, los ganaderos van a presentar una propuesta que, de ser aceptada (y estructurada en consecuencia) podría influir en la promoción y formación técnica de los novilleros. Su petición será que donde en el reglamento se dice que los novillos han de tener de tres a cuatro años de edad, pase a decir que tendrán tres y cuatro años.

Los novilleros se oponen, y con razón, a este cambio, porque ven el peligro de que, si llega el caso, tendrían que lidiar verdaderos toros, a lo mejor prácticamente cinqueños, porque aún faltándoles sólo un día para cumplir los cinco años no se contradeciría en absoluto lo que el reglamento reformado especificaría para la edad de los novillos.Si atendemos a que cada vez es más difícil montar novilladas, tanto por carencia de reses como por retraimiento del público (que no encuentra en ellas el aliciente de la emoción del toro), y a que son demasiados los novilleros que toman la alternativa sin la experiencia adecuada para medirse con cuatreños y cinqueños, está claro que estos profesionales han de reordenar su categoría para adecuarla a la realidad.

Pero, paralelamente, está la otra realidad de que numerosas divisas, principalmente las más solicitadas y que, por tanto, más lidian, tienen todos los años el problema de que no pueden dar salida a un importante número de cabezas porque no son adecuadas para novilladas, ya que se pasaron de edad y tampoco para los festejos mayores pues son defectuosas o no dan el trapío exigido.

Quizá una solución buena para todos sería crear la categoría intermedia de matadores de novillos-toros, que estaría integrada por los novilleros que hubieran toreado un determinado, e importante, número de festejos con picadores. Estos serían los únicos novilleros que podrían lidiar reses con los cuatro años cumplidos y sólo en plazas de primera y segunda. Como es lógico, establecida esta categoría, ningún novillero podría tomar la alternativa sin haber pasado por ella.

Los propios toreros, de acuerdo con la Administración, a partir de aquí tendrían que fijar las nuevas tablas salariales intermedias y todas las circunstancias laborales y profesionales que exigiría la nueva situación.