Miljanic no perdió la sonrisa en su despedida
Ayer, a las doce en punto, se celebró el acto protocolario del cambió en la dirección técnica del Real, Madrid. Luis Molowny tomó el relevo de Miljanic. Al contrario de lo que sucedió a la llegada del montenegrino, Raimundo Saporta, en ausencia de Santiago Bernabéu, presidió el acto. La nota anecdótica del mismo la constituyó el llanto del alemán Stielike, tras despedirse de Miljanic.
El cambio de poderes en la dirección técnica del Madrid constituyó todo un acontecimiento. Como se sabe, Miljanic había presentado una carta de dimisión el pasado miércoles al propio presidente de la entidad, Santiago Bernabéu, en la clínica donde horas más tarde el «Viejo patriarca» era sometido a una intervención quirúrgica. La dimisión de Miljanic fue aceptada por Bernabéu y ratificada por la junta directiva. Hasta aquí la versión oficial de la dimisión. Pero a nadie se le oculta que Miljanic va a percibir los emolumentos previstos en el contrato que aún le ligaba al club blanco por esta temporada. El hecho de que a Miljanic se le vaya a pagar lo que, en justicia, le corresponde, ha sido indudablemente factor esencial para que el montenegrino acepte dejar el equipo.
Siempre diplomático
El acto, en los propios vestuarios madridistas, comenzó con unas palabras de Miljanic, que se mostró en su línea. Señaló que «siento tristeza al dejar este gran club, pero la situación ya se hacía insostenible, porque conozco que en la asamblea del pasado domingo los socios pidieron mi cese. Por ello me decidí a presentar la dimisión al presidente.» Miljanic dijo a continuación que «siempre he aceptado las criticas deportivas, pero rechazo otro tipo de manifestaciones en las que se mezclaba a mi familia y se hablaba de negocios y otras cosas al margen del deporte». Concluyó diciendo que «el Madrid tiene una plantilla fenomenal, que con la ayuda de todos y la dirección de mi amigo, Luis Molowny, puede alcanzar el título», Miljanic añadió que aún no sabe cuál será su futuro deportivo, pero que lo primero es estar al lado de su padre, enfermo.Posteriormente, tomó la palabra el nuevo entrenador madridista, Luis Molowny, que comenzó señalando el disgusto que le producía relevar a un hombre de la talla de Miljanic. «Aún es pronto para hablar de cambios, hay que dar tiempo al tiempo, aunque algo habrá que cambiar. Ya saben que cada maestrillo tiene su librillo.» Sobre la continuidad del preparador físico, Radisic, aseguró Molowny que continuaría porque le necesitaba para el equipo. En el recuerdo de todos estaba esa otra etapa vivida por el popular Mangas en la que, tras tomar en aquella ocasión el relevo de Miguel Muñoz -situación similar a ésta- llevó al equipo blanco al título de Copa, con un esquema de juego práctico, vistoso y espectacular. Molowny finalizó asegurando que sería comprensivo con los jugadores, pero al tiempo exigente.
Cerró las disertaciones el vicepresidente de la entidad, Raimundo Saporta. «Miljanic no merece por su caballerosidad salir perjudicado. Siempre tendrá las puertas abiertas en este club. Los entrenadores no tienen únicamente la culpa de lo que ocurre, también son culpables los directivos y ustedes, los jugadores.» Por último, Saporta dio posesión, en nombre de Santiago Bernabéu y de la junta directiva del Real Madrid, a Luis Molowny.
«Dos señores»
Hasta aquí, el aspecto más o menos protocolario de un acto. Como señalaba el meta Miguel Angel, «un señor se va y otro entra». Tras las palabras de Saporta se produjo el momento más tenso. Miljanic estrechó la mano de los miembros directivos y a continuación comenzó a saludar uno por uno a todos los componentes de la plantilla. En algunos, seriedad. En otros, que también los hubo, algo de indiferencia, pero en todos una cierta emoción. Miljanic siempre tenía alguna frase dispuesta para el jugador al que saludaba. A Roberto, «hay que seguir marcando goles para el equipo». A Juanito, «sigue con tu dribling». A Benito, «cuidado atrás en esa defensa». A Amador, tercer meta de la plantilla, «es difícil despedirse de un gallego». A Macanás, «ahora jugarás mejor sin Miljanic». A García Remón, «sigue en ese camino». Cuando llegó a Guerini, Miljanic se paró y elevó el tono de su voz: «Debemos ayudar todos a este gran chico y excelente jugador. No merece el trato que está recibiendo. Yo pido la ayuda de todos para él.» Guerini agachó la cabeza y no dijo nada en aquellos momentos. Luego nos comentó que «siento mucho su marcha. Se portó muy bien conmigo. Espero que Molowny tenga la misma confianza que ha tenido Miljanic en mí».Curiosamente, el hombre más afectado del acto fue el alemán Stielike. El germano, tras despedirse de Miljanic, se quedó sentado en el banco, estático. El alemán no pudo evitar el llanto. Muñoz Lusarreta se le acercó y le dio una toalla Posteriormente, alguien le entregó un diario deportivo alemán, sin duda, para hacer olvidar este pequeño trance al jugador teutón.
En cuanto al resto de los jugadores, la sorpresa fue la nota dominante en sus declaraciones. Sor presa no por la marcha de Miljanic -algo esperado desde hacía mucho tiempo-, sino por el momento en que se ha producido, al término de la primera jornada de Liga, en la que el Madrid cosechó su primera derrota de la temporada en Salamanca.
Lo que resulta indudable es que los socios y aficionados madridistas ya no aguantaban a Miljanic. El presidente de una de las peñas de más solera, la Peña Mariano, 58 años de existencia, se hacía eco del sentir general y nos manifestó que «la decisión es lo mas agradable que podía ocurrirle al Madrid».
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