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Cincuenta y siete años después... una gracia

Han pasado 57 años ya, y aún se hace un minuto de silencio en su memoria. La muerte de Joselito es historia; casi todo lo demás en el toreo es anécdota. Ayer, 20 de mayo, al término del paseíllo volvió a hacerse un silencio impresionante, la plaza en pie. ¡Joselito! Toda la torería, la del maestro de Gelves y la de quienes le antecedieron y le sucedieron también, se concentraba en ese minuto de homenaje y de respeto. Pero un rato después, un funcionario hace la gracia de mandar al cuerno, homenaje, respeto e historia, y le regala a un torero una oreja que casi nadie había pedido. Como si la seria plaza, primera del mundo, según fama, fuera de talanqueras. Como si plaza, reglamento y fiesta fueran suyos. Los aficionados pedían su dimisión. Según va el palco en lo que llevamos de feria, más valiera que lo dejaran vacío. El señor Mantecón, que lo ocupaba ayer, no dio la talla una vez, más.

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