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Nueva caída del precio del oro

Y NYTLa brusca caída registrada en las últimas horas del precio del oro en los mercados internacionales refleja la iniciación de una fase de consolidación después de la escalada algo ficticia de los días precedentes. El precio del oro, que el miércoles alcanzó en algunos momentos un nivel de 140,25 dólares la onza en el mercado de Londres, cayó ayer a 133,20 dólares.

No obstante, y aunque parecían confirmarse las teorías del informe de la Union des Banques Suisses («los mercados internacionales se acostumbrarán a las subastas del oro por el Fondo Monetario Internacional», decía en junio), la espectacular subida de precio del metal amarillo en la última semana era calificada en muchos medios como un fenómeno frágil, sin muchas posibilidades de durar. En cualquier caso, la polémica entre los partidarios de una revalorización del oro (Sudáfrica y la URSS, en especial, como productores) y los interesados en una desmonetarización del metal amarillo (Estados Unidos, para favorecer el papel del dólar en el sistema monetario internacional) sigue en pie.

Las razones que explican la fugaz subida del oro fueron, al parecer, las siguientes: El encuentro que representantes del FMI realizaron la semana pasada, junto con especialistas del mercado del oro de Nueva York, durante el cual se habría discutido la adopción de un ritmo semanal de ventas del FMI. Por otra parte, los rumores según los cuales Japón habría comprado oro por medio del Banco Mundial durante la cuarta subasta del fondo, a fin de reconvertir en dicho metal parte de sus reservas monetarias. No obstante, estos rumores han sido desmentidos por el Banco de Japón.

Pero detrás de estas razones momentáneas del incremento del precio del oro hay otros factores que demuestran que este fenómeno fue más que un bloof. El Partido Demócrata norteamericano posee las mismas ideas que el derrotado Partido Republicano de Ford en cuanto al papel que ha de jugar el dólar en el sistema monetario internacional. La desmonetarización efectiva del oro y el mejor precio para hacerle perder crédito es detener la subida de su precio. Para conseguir esto, el Departamento del Tesoro norteamericano posee un arma eficaz: la compra de sus propias ventas de oro.

La reacción del descenso experimentado ayer en la cotización del oro es también la consecuencia lógica de las realizaciones de beneficios procedentes de operadores satisfechos de haber realizado rápidamente plusvalías sustanciales. Es igualmente posible que la Unión Soviética, juzgando la cotización del oro suficientemente atractiva hubiera procedido el martes a ventas del metal amarillo, convencida de que la demanda la absorbería fácilmente.

Pero, como es lógico, los países productores de oro defienden la subida de su cotización. El ministro sudafricano de Hacienda, Owen Horwood, ha dicho que una caída considerable del precio del oro es impensable en los próximos meses. Aunque, al mismo tiempo, también señala que una subida pronunciada del oro no parece probable.

¿Qué ha ocurrido durante las once semanas en las que el precio del oro ha aumentado aproximadamente un tercio de su valor? (Desde la más baja cotización conseguida el 25 de agosto -103,5 dólares la onza- a 139 dólares a principios de esta semana.)

Sorprendentemente, el efecto en los usuarios industriales ha sido mínimo. Es normal que un incremento del precio haya traído un tirón en los precios de materiales odontológicos y equipos electrónicos, pero en cualquier caso, la subida del precio a nivel de consumidor está siendo mínima.

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