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El Madrid, vencedor en las tinieblas de Mielec

El Real Madrid se ha anotado con justicia la victoria en el partido de Mielec ante un rival que decepcionó por su escasa calidad. El Stal, equipo de contraataque, no fue capaz de abrir la defensa madridista y se mostró muy flojo atrás, pues los delanteros del Madrid encontraron bastantes facilidades siempre que atacaron. Sólo en los últimos minutos, que se jugaron casi sin luz, dio el Stal Mielec sensación de equipo peligroso.Miljanic sabía antes del partido que el Stal no era equipo que supiese sacar provecho a la presión territorial, sino que más bien basa su capacidad de golear en el contra ataque., Esta es una condición, que comparte, el Real Madrid con el campeón polaco, Contabart los madridistas con la ventaja de que el hecho de jugar fuera les permitía utilizar más tranquilamente la táctica de contención. El Stal, que jugaba ante su público, no tenía más remedio que echarse hacia adelante, porque la afición no le hubiera permitido otra cosa. Miljanic, consciente de eso, planteó un sencillo partido de contención y contraataque. Los defensas madridistas marcaron desde el principio muy encima a los delanteros polacos y la línea media trabajaba con terreno por delante para organizar los rápidos contraataques que Jensen, Santillana y Guerini trataban ,de llevar a buen puerto. El partido, pues, se presentó desde un principio muy incómodo para el Stal Mielec, que se veía obligado a jugar de la forma que menos le con venía a sus características y le brindaba al Madrid la posibilidad de hacer justo lo que mejor le va. Para colmo de desgracias, el Stal se encontró con un gol encontra a los seis minutos de juego cuando un rebote a disparo de Guerini le facilitó a Santillana la oportunidad de convertir en gol uno de los primeros contraataques del Madrid. Hasta el gol la defensa del cam peón polaco no había dado aún sensación de inseguridad, pero a partir de ese momento se desbarajustó por completo y el hábil juego de rapidez y desmarque de Jensen y demás, abrían continuos huecos entre ella, hasta él punto de hacer nos pensar que el Stal era un equipo terriblemente flojo, en especial en el aspecto defensivo. El Madrid seguía seguro atrás, donde Camacho se imponía con absoluta autoridad sobre Lato, al que llegaban muy pocos balones. Sobre la base de su firme defensa, en la que todos cumplían con firmeza y seguridad, los blancos construían sus continuos contraataques con perfecto relevo de posiciones y aciertos técnicos individual, lo que hacía que llegaran con frecuencia a inquietar a Kulka.

Hacia el minuto 20, Santillana ya había estado muy a punto de marcar otros dos góles en remates de pie y de cabeza, que se escaparon casi milagrosamente por encima del larguero. Para entonces, el Madrid parecía mucho más equipo que el Stal y la eliminatoria daba la impresión de estar camino de decidirse antes del descanso. Pero el Madrid nunca quiso arriesgar y en ninguna ocasion pasó de incorporar tres hombres al ataque. Tal vez la prudencia de Miljanic estuviese justificada, pues ya queda dicho que el Stal es equipo de contraataque; pero acaso hubiera hecho mejor el Madrid, tratando de rematar al rival en esos minutos de desco ncierto.

El caso es que se llegó al descanso con tranquilidad y sin más goles, y si bien es cierto que el Madrid tuvo muy buenas ocasiones de marcar, también lo es que el Stal llegó dos veces a puerta con mucho peligro un minuto antes del déscanso. La primera en un buen disparo de Kasperzack, que obligó a Miguel Angel a una buena parada; la segunda fue un tremendo remate de Rzenzy, que se escapó fuera por poco.

En la segunda mitad, el Stal sólointrodujo el cambio de Obradowsky, un buen chutador de distancia, por Gasior, que no había podido con Velázquez en la primera parte. El cambio, de esos dos jugadores no supuso un cambio en el esquema táctico y el partido siguió con las mismas características. A los 7 minutos de la segunda parte, nuevo alboroto en la defensa del Stal y gol de Del Bosque. El Madrid, a partir de ese tanto, se confió tal vez en exceso y cayó en un juego denmasiado lento, de sobeteo de balón en el centro, del campo muy al estilo sudamericano. Con ello el Madrid, no hizo otra cosa que frenar por sí mismo su impulso de vencedor y conceder,una tregua al Stal. El partido pareció adormecersedurante algunos minutos, en los que el Madrid trató de bordar un juego preciosista en el centro del campo, pero sin buscar la penetración con esos sprints que antes habían desconcertado a la defensa polaca y en los que el Stal no hizo sino reponerse del susto y del desconcierto, para encontrarse por fin a si mismo. Al madrid su juego perezoso le hizo notar su, propio cansancio, hasta entonces oculto por el ardor de la victoria, y en las luchas individuales comenzó a verse más ventaja para el Stal. Esa fue la causa de que Miguel Angel comenzara a intervenir con frecuencia y compromiso y que a pesar de su buena tarea tuviera que encajar un gol en disparo de Sewiski con rebote de Benito. El gol, los ánimos del público y el cansancio del Madrid, enardecieron al Stal, que se lanzó a una ofensiva intensa. El Madrid, que no esperaba ya tener que sufrir lo más mínimo en este Partido, se vio abocado a jugar unos últimos minutos incomodísimos, con la particularidad de que la luz natural fue escapando poco a poco, hasta dejar el campo en tinieblas. Los últimos minutos se jugaron con luz insuficiente, algo a lo que acaso estén acostumbrados los polacos, pero que para los madridistas era absoluta novedad. El hecho de que el día fuera lluvioso -tal vez -fue la causa de que la oscuridad se anticipase sobre lo previsto y el Madrid tuviera que sufrir diez minutos largos de juego casi a ciegas y con el contrario lanzado. La defensa, no obstante, aguantó bastante bien y en última instancia Miguel Angel, al que a partir de ahora habrá que llamar «gato», no sólo por su agilidad, sino también por su capacidad para ver de noche, intervino con mucho mérito en varias ocasiones. Gracias a él y a la voluntad de todos, el Madrid escapó de las tinieblas con la victoria, que pudo ser más amplia, pero que debe resultar suficiente. Miljanic jugó la baza.de la prudencia y le salió bien, aunque tal vez el triunfo pudo haber sido más rotundo si el Madrid se hubiera lanzado por todo cuando el Stal atravesó su fase de más profundo desconcierto.

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