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El cadáver de un hombre,

devorado por sus propios perros, fue encontrado, por la policía, en alto estado, de desecomposición, en una finca rodeada de huerta donde Antonio Tello Aranda, de 52 años, vivía solo con los animales. El cadáver estaba sobre la cama y una perra y dos cachorros que lo rodeaban tuvieron que ser muertos a tiros por encontrarse furiosos, a causa del hambre.

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