Marc Márquez recupera el protagonismo en el GP de Francia: “Esto son carreras. Unos adelantan en las rectas, otros en las curvas”

Acaba de volver tras mes y medio de parón por culpa de una fractura en el pulgar derecho y Marc Márquez ya acapara todos los focos del Mundial de MotoGP en el GP de Francia. El piloto de Honda, como si nada hubiera pasado, se coló en la primera fila de la parrilla en Le Mans (la carrera, este domingo: a las 14.00, en DAZN) con una nueva exhibición de espíritu combativo y pillería. Cogiendo rueda, una estrategia por la que le señalan cada vez más sus rivales, pero que él jamás ha escondido, el de Cervera logró una segunda plaza por detrás de la Ducati de Pecco Bagnaia. A continuación, el gran referente y líder del certamen se las tuvo con él durante una carrera al ‘sprint’ vibrante.

Precisamente el italiano, vigente campeón del mundo, criticó el viernes el juego del gato y el ratón que usa Márquez para superar los problemas de ritmo de su montura. “Todos sabemos la velocidad que tiene. Cada uno tiene su estrategia, pero la de coger rueda él la lleva a otro nivel. Si tú te paras y pones el pie a tierra, él hace lo mismo. No sé cuál es el motivo que le lleva a hacer eso”, decía el número uno, que celebró con rabia y el puño en alto la ‘pole position’. En la carrera del sábado, ambos mantuvieron un duelo de traca, plagado de tensión y con el ilerdense metiéndose en la cabeza del número uno. “Marc me ha adelantado de forma muy agresiva y he perdido varias posiciones”, se quejó el italiano en el parque cerrado, sin que nadie le preguntara. A pesar de que pudo devolverle la jugada tirando de potencia y sangre fría para subir al podio, el puntal de Ducati se molestó por un toque de Márquez.

En medio del río revuelto, pescaron tanto el ganador, el madrileño Jorge Martín, como Brad Binder, segundo tras protagonizar otra remontada destacada desde la décima plaza. El 93, con un ritmo inesperado, pero a la postre insuficiente, se conformó con la quinta plaza por detrás de Luca Marini, el hermano de Valentino Rossi. “Iba rápido, pero no sentía la moto”, apuntó Márquez a los micrófonos de DAZN sobre sus sensaciones del viernes. “Hoy, con la misma moto, exactamente igual, parecía otra. Y era yo, tantos días en casa se notan y poco a poco he ido cogiendo confianza”, añadía tras no agarrar ni una moto de calle en siete semanas.

En los entrenos se cayó dos veces por esa falta de tacto y por las pruebas del nuevo chasis de Kalex, un proveedor externo que parece abrir un rayo de esperanza en ritmo y estabilidad para las Honda y que convenció lo suficiente al de Cervera. “Todo ayuda”, reconocía con una sonrisa sincera. Con todo, pudo colarse entre los diez mejores para luchar por la ‘pole’ buscando de nuevo la rueda más rápida. La realización del Mundial, muy atenta, captó la reacción airada desde el muro de Davide Tardozzi, director del equipo Ducati, cuando veían por la pantalla un susto del catalán con la Aprilia de Aleix Espargaró, con quien casi colisiona.

Su presencia y falta de escrúpulos sobre la pista ha puesto nervioso a más de uno sobre el asfalto, pero el ocho veces campeón del mundo se muestra hermético a las críticas, al menos de puertas para afuera. Márquez empezó el fin de semana dejando algún recado a sus enemigos más significados. “Lo fácil es cebarse con alguien cuando está abajo. Uno tiene que aceptarlo, estar callado y seguir trabajando”, soltaba sobre las críticas vertidas tras su embestida a Miguel Oliveira en el GP de Portugal, donde arrancó con pole y podio en la ‘sprint’ antes de retirarse accidentado y lesionado en la carrera larga. “Nadie puede hablar demasiado, porque si tiras mierda sobre otro piloto en la siguiente carrera te puede pasar a ti… a veces vamos al límite y cometemos errores”.

De esta guisa, Márquez cerró el sábado con otro mensaje sin tapujos, esta vez dirigido al vigente campeón del mundo. “Esto son carreras. Unos adelantan en las rectas, otros en las curvas”, disparó el único piloto de la parrilla que pasa del buenismo imperante. Con 12 puntos y a 82 del líder del campeonato después de perderse tres grandes premios, confianza no le falta para salir a por todas. Los rivales, que le conocen de sobras, observan inquietos hasta dónde puede llevar a la Honda este domingo.

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