

El majestuoso Pedri desafía al Balón de Oro
El tinerfeño dirigió un excelente partido del Barcelona ante un defensivo Getafe


El Barça fue un equipo tan bello como bestia en el coqueto Johan Cruyff. Los goles resultaron exquisitos y su pegada y acierto fueron tremendos ante la impotencia del Getafe, protagonista de un arranque histórico en la Liga. Al plantel de Bordalás, sin embargo, nunca se le dieron bien sus visitas a Barcelona, abatido por un armónico Barça, manejado por la maestría de Pedri. La ausencia de Lamine ha permitido reparar todavía más en la presencia del tinerfeño, especialmente admirado en la vigilia de la adjudicación del Balón de Oro. El talento de Pedri mezcló estupendamente con el oportunismo de Ferran y la sutileza de Dani Olmo en un plantel que funcionó como un Rolls-Royce.


La llegada de la exigente Champions obliga a las rotaciones en la Liga y la aspereza del Getafe invitaba a apostar por futbolistas de pie delicado como Olmo. También formó Ferran por la impuntualidad de Rashford, que llegó tarde a la sesión de activación después de su dulce despertar en Newcastle, autor de los dos goles del Barça. Olmo y Ferran tardaron menos de un cuarto de hora en asociarse para marcar un gol excelente ante el asombro del Getafe. Abierto a la banda derecha, Raphinha tocó para Olmo, que se adornó con un taconazo para la llegada de Ferran, indetectable e infalible en el tiro ante Soria.
Una jugada rápida y fina, como demandaba el guion, imposible de defender para los muchachos de Bordalás. La efectividad fue tremenda porque no hubo más oportunidad hasta el minuto 27, cuando Lewandowski no atinó a poner el pie a un centro del omnipresente Pedri. El tinerfeño no descansa los días de partido, ni siquiera después del esfuerzo del St. James Park, el único titular indiscutible de Flick. Pedri prefiere reposar el lunes antes que viajar a París. La luz del volante permitía a los azulgrana viajar por un encuentro que el Getafe intentaba que se disputara a oscuras bajo la lluvia en el Johan Cruyff.
El equipo de Bordalás, parado a partir de una defensa de tres centrales con muchas ayudas y constantes bloqueos, no tardó ni dos minutos en cometer una falta y cargar con una tarjeta por una dura entrada de Mario Martín a Koundé. Hubo un momento en que la hinchada empezó a contar también los segundos que tardaba en sacar de portería David Soria. Las pérdidas de tiempo y el juego trabado eran constantes en el Getafe. Lewandowski no paraba de chocar en el área contraria mientras Pedri se escapaba a cualquier marca y control para dar continuidad y fluidez al fútbol del Barça. La clarividencia era tanta que el 2-0 cayó en el segundo chut al arco de Soria.
El Getafe se descuidó cuando se arrimó por una vez a la cancha rival y no perdonó el Barça. El toque largo de Eric García habilitó la carrera de Raphinha desde su propio campo para que asistiera a Ferran. No falló el valenciano en el mano a mano con Soria. Las llegadas eran tan selectivas como certeras porque el tercer tiro obligó a la intervención del portero y el cuarto dio en el travesaño cuando ya se cantaba el gol de Ferran a pase de Pedri. La movilidad y velocidad del Barça desquiciaron al Getafe, cuyos jugadores la tomaron con Koundé, volteado por la brusquedad de los zagueros ante la ira de Flick. No había ninguna concesión en cambio ante Joan García.
El encuentro cambió por un momento después que en el descanso Bordarlás cambiara a tres jugadores y su equipo pasara de esperar a presionar al Barça. La pelota empezó a rondar el área de Joan García. Los azulgrana perdieron intensidad y paciencia hasta que en escena entró Casadó y ganaron profundidad con la entrada de Rashford por Raphinha. El inglés aceleró por la banda derecha después de recibir el cuero de Casadó y centró para que Olmo pusiera el 3-0. El tanto fue decisivo para acabar con la réplica del Getafe. La cita volvió a girar a favor de los barcelonistas ante la alegría de Flick. La rueda de cambios permitió ovacionar la sustitución de Pedri, santo y seña de un equipo tan eficaz como consistente, imbatido en el Johan Cruyff, camino ya del reencuentro con Montjuïc —escenario del partido contra el PSG— y quien sabe si también de la Liga.
El equipo se muestra firme y acertado y ha recuperado la alegría después del chasco de Vallecas. El entrenador tocó a rebato con los egos y desde entonces los futbolistas se han entregado a la causa colectiva, todos rendidos a la autoridad de Pedri. Alrededor del tinerfeño, ahora sostenido por De Jong, el fútbol barcelonista ha ganado rapidez en la ejecución de las jugadas y verticalidad por la movilidad de los delanteros, sobre todo de Ferran.
El valenciano asumió la suplencia en la Champions y volvió a la carga en la Liga con la misma eficacia que tuvo la pasada temporada en la Copa. A la carga atacante se sumó anoche Olmo en un partido diseñado a su medida por su juego de entrelíneas, indetectable para el Getafe. El protagonista de la irreprochable actuación coral fue en cualquier caso el jugador de equipo por excelencia y que difícilmente ganará el Balón de Oro: Pedri.
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