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Borussia Dortmund, el rival al que todos querían y que solo acabó sucumbiendo en la final y ante el Madrid

El equipo alemán dio la sorpresa en su camino hasta Wembley y también por su perseverancia en una final a la que solo le perdió la cara en los últimos 15 minutos

El jugador del Borussia Karim Adeyemi golpea el balón en el partido de semifinales contra el PSG.
El jugador del Borussia Karim Adeyemi golpea el balón en el partido de semifinales contra el PSG.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

Dos golpes del balón en el larguero de una de las porterías de St James’ Park definieron la temporada del Borussia Dortmund, unos centímetros más abajo y quizás todo habría sido diferente para el equipo al que pocos esperaban en la final, pero todos aguardaban en la línea de salida. Al final, sucumbió solo en la final y ante un Real Madrid al que puso contra las cuerdas hasta el gol de cabeza de Carvajal en el 74. “Tenemos desventajas competitivas en comparación con clubes multimillonarios; tenemos que ganar nuestro propio dinero, y también buscar vender jugadores repetidamente”, explicaba semanas atrás Sebastian Kehl, director deportivo y exjugador del club. Ante el equipo español la diferencia de presupuesto y plantilla no fue evidente hasta esos minutos finales en que su resistencia hizo aguas. La temporada, sin embargo, es para enmarcar. El camino hasta Wembley da buena fe de ello.

BDOB. Dortmund
B. Dortmund
0
Gregor Kobel, Julian Ryerson, Hummels, Ian Maatsen, Nico Schlotterbeck, Brandt (Sébastian Haller, min. 80), M. Sabitzer, Emre Can (Malen, min. 80), Jadon Sancho (Jamie Bynoe-Gittens, min. 86), Karim Adeyemi (Marco Reus, min. 72) y Füllkrug
RMA Real Madrid
2
Real Madrid
Courtois, Dani Carvajal, Rüdiger, Ferland Mendy, Nacho, Federico Valverde, Kroos (Modric, min. 85), Jude Bellingham (Joselu, min. 85), Camavinga, Vinicius Junior (Lucas Vázquez, min. 93) y Rodrygo (Eder Militao, min. 90)
Goles 0-1 min. 73: Dani Carvajal. 0-2 min. 82: Vinicius Junior.
Árbitro Slavko Vincic
Tarjetas amarillas Vinicius Junior (min. 34), Nico Schlotterbeck (min. 40), M. Sabitzer (min. 43) y Hummels (min. 78)

Porque tras vender a Bellingham y un año antes a Haaland, el equipo de Dortmund se aprestó a competir en uno de los grupos más duros que se recuerdan en una primera fase de la Champions. París Saint-Germain, Milán y Newcastle le desafiaron. Tras los dos primeros partidos apenas había sumado un punto: cayó 2-0 en el Parque de los Príncipes y empató sin goles cuando recibió al Milán. Aquellos dos remates de Callum Wilson, en el minuto 87, y de Anthony Gordon, en el 94, lo pudieron cambiar todo, pero al Borussia le bastó con el gol de Felix Nmecha. “Fue la victoria del compromiso y el corazón”, explicó Kehl tras el partido.

De regreso a la Bundesliga, un empate en un duelo muy abierto contra el Eintracht y una goleadoa en casa ante el Bayern: siete goles encajados en dos partidos que torcieron el camino en la competición doméstica. Pero se enderezó en Europa. Niclas Füllkrug —”ganó todos los duelos de cabeza contra dos toros”, sentenció en sus comentarios en televisión la leyenda Mathias Sammer— y Julian Brandt sellaron un nuevo triunfo ante el Newcastle y casi que de manera inopinada el equipo se vio líder en el grupo de la muerte. Un punto atrás estaba el PSG; a dos, el Milan y a tres ya se quedaban los ingleses. Restaban dos jornadas y la oportunidad de sellar el pase a octavos de final en San Siro antes de que acabase noviembre. No hubo dudas. 1-3, memorable actuación del veterano Mats Hummels al frente de la zaga y festejo con goles de Marco Reus, el jovencísimo inglés Jamie Bynoe-Gittens y Karim Adeyemi. El técnico Edin Terzic, un forofo del club desde niño, situó el rendimiento de Hummels a la altura del mejor Jürgen Kohler.

“Supongo que poca gente esperaba vernos aquí”, resolvió Kehl al verse en octavos. “Estamos en el camino correcto”, concluyó. Lo consiguieron con un empate (1-1) ante el PSG que les enfocó hacia un sorteo amable en el inicio de las eliminatorias. El bombo deparó un emparejamiento contra el PSV Eindhoven, pero la noticia llegó en pleno diciembre negro, sin victorias en la Bundesliga y la decisión de Kehl de que dos excompañeros suyos, Nuri Sahin y Sven Bender, se integrasen en el cuerpo técnico de Terzic. El exmadridista incluso tuvo que dejar su trabajo como entrenador en el Antalyaspor turco. No fue el único revival porque por esas fechas el club también negociaba con el Manchester United la cesión de Jadon Sancho, transferido menos de tres años antes a Old Trafford por 85 millones de euros.

Sancho fue decisivo en la eliminatoria contra el PSV. Anotó en el partido de vuelta tras el empate (1-1) en la ida en terreno brabantino. Sufrió el Borussia antes de cerrar el triunfo (2-0) ante su gente, plegado en el área y ante la mirada inquisidora de Mathias Sammer, que a esa altura también había regresado al club en calidad de “asesor”. Lo que sucedió después lo definió Mats Hummels con ironía germana poco después de asegurarse el billete a la final en Wembley. “Muchos equipos querían jugar contra nosotros. Por suerte somos muy buenos chicos y llegamos a la final para que el mayor número posible de ellos tengan la oportunidad”, escribió en la red social X. Ya no había incógnitas: el Borussia Dortmund era el tapado de la competición.

En cuartos de final llegó el remate final: dejó atrás al Atlético después de caer (2-1) en el Metropolitano y sentirse de nuevo contra las cuerdas. Pero Sebastian Haller, el delantero que superó un cáncer testicular y que había firmado hasta entonces una campaña sin brillo, marcó el gol que revivió al equipo en la recta final de esa cita en Madrid. El regreso en Dortmund también apeló a la resistencia del equipo, que en el inicio de la segunda parte vio cómo los colchoneros igualaban una ventaja de dos tantos. Pero ante el muro amarillo anotaron Füllkrug y Sabitzer en un explosivo epílogo.

Restaba un nuevo desafío ante el PSG que se resolvió con sendas victorias por la mínima, de nuevo con Füllkrug como estilete en la ida en el primer duelo en cancha germana y Hummels, el líder del equipo, en París. Luis Enrique apeló a la mala suerte para darle valor a su equipo, que envió en la eliminatoria seis veces el balón a los palos y en el partido de vuelta remató en 31 ocasiones, pero que también avisó: “El Dortmund tiene las mismas opciones de ganar la Champions que el otro finalista”. Y así se vio. Hasta que cayó ante el acierto de Carvajal y la magia de Vinicius.

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