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Italia, de tres en tres

La Nazionale deslumbra ante Suiza y repite un 3-0 con un estupendo Locatelli y un juego colectivo de ataque que confirma la tendencia ascendente del equipo de Mancini

Locatelli, en el disparo que supuso el segundo gol de Italia ante Suiza en el Olímpico de Roma
Locatelli, en el disparo que supuso el segundo gol de Italia ante Suiza en el Olímpico de RomaRICCARDO ANTIMIANI (AFP)
Daniel Verdú

La cita con Suiza en el Olímpico de Roma tenía ese enigmático aire de rito de confirmación. Media Italia necesitaba saber si la felicidad colectiva del pasado viernes había sido solo un espejismo. La fantástica victoria ante Turquía (0-3) activó un extraño optimismo a estas alturas del campeonato. Pero Suiza, había advertido Roberto Mancini, el técnico italiano, iba a exigir mucho más a su desacomplejado equipo. Unos 4.000 hinchas vestidos de rojo —mucho menos que los turcos el pasado viernes— poblaban la grada del Olímpico. Pero el resto del estadio, solo tifosi azzurri, no tardó en descubrir que asistiría a otra noche mágica en la que una exuberante Nazionale se impondría con un doblete de Locatelli, extraordinario centrocampista del Sassuolo por el que pregunta media Europa, y un resultado calcado al de cinco días antes. Italia cabalga de tres en tres en esta Eurocopa y selló su pase a octavos.

ITAItalia
Italia
3
Gianluigi Donnarumma, Leonardo Spinazzola, Bonucci, Di Lorenzo, Chiellini (Acerbi, min. 24), Jorginho , Manuel Locatelli (Matteo Pessina, min. 86), Barella (Cristante, min. 86), Immobile, Insigne (Federico Chiesa, min. 69) y Berardi (Rafael Tolói, min. 69)
SUI Suiza
0
Suiza
Sommer, Schar (Zuber, min. 57), Manuel Akanji, Elvedi, Xhaka, Freuler (Djibril Sow, min. 83), Mbabu (Widmer, min. 57), Ricardo Rodríguez, Seferovic (Gavranovic, min. 45), Shaqiri (Ruben Vargas, min. 75) y Embolo
Goles 1-0 min. 25: Manuel Locatelli. 2-0 min. 51: Manuel Locatelli. 3-0 min. 88: Immobile.
Árbitro Sergey Karasev
Tarjetas amarillas Gavranovic (min. 48) y Embolo (min. 78)
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Pletórica Italia

La legendaria sentencia de Orson Welles en El tercer hombre serviría para explicar el partido del miércoles en el Olímpico de Roma. “En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco”. El equipo helvético fue el miércoles algo parecido a esa caricatura, una formación ordenada de la que salió un inocente pajarito de vez en cuando y que puso su preciso arranque de relojero al servicio de un ingenuo planteamiento en ataque. La selección que dirige el bosnio Petkovic no chutó entre los tres palos que defendía Donnarumma hasta el minuto 63. E Italia, capaz de sembrar el terror con un estupendo juego colectivo, ya no perdona a nadie.

La máxima gatopardiana, la de que todo debe cambiar para que todo siga igual, no funciona en la Nazionale. El equipo sumaba ya 28 partidos invicto y nueve victorias seguidas, todas ellas sin encajar un tanto. De modo que el técnico solo sustituyó al lateral Florenzi, con molestias, por Di Lorenzo. La sala de máquinas, a falta del lesionado Verratti, continuó custodiada por Jorginho escoltado por Barella, a quien el italobrasileño compara al poderoso Kanté, su compañero en el Chelsea. El centrocampista del Inter es incombustible, joven y de calidad desbordante. Fue el único que no recibió ni una sola indicación de Mancini porque lo hacía todo bien. Y ayer vivió con la misma indiferencia las tímidas embestidas del rival como su entrenador, el planteamiento de sus adversarios. Esta Italia solo tiene en la mirilla el área contraria.

Suiza lo intentó una y otra vez verticalmente, sin capacidad para templar el juego. Una defensa cerrada. También varias contras lanzadas con más pena que gloria por el menudo Shaqiri, suplente en el Liverpool y estrella de su selección, y Xhaka, centrocampista pretendido por Mourinho para su nueva Roma. No duró nada la ambición suiza. Italia avisó pronto y en el minuto 10 la tuvo Immobile con un centro estupendo de Leonardo Spinazzola, lateral de la Roma, conduciendo el balón a pierna cambiada por la izquierda. Fue su banda, la que defendía Mbabu, por la que Italia descompuso al principio el orden suizo.

El primer gol, sin embargo, llegó por el otro carril. El VAR acababa de anularle un gol a Chiellini por manos antes de marcharse lesionado en el minuto 25. Y solo 60 segundos después, un jugadón de Berardi dejó solo a Locatelli tras una gran jugada en la banda que concluyó con un pase cruzado sin opciones para el portero. Una combinación casi automática de dos de las estrellas del Sassuolo, uno de los equipos que mejor ha jugado este año y que más futbolistas ha aportado a la Nazionale. Italia se encontraba ya a sus anchas y se parecía cada vez más a la máquina que arrasó al conjunto turco. Tanto, que fue capaz de calcar el mismo resultado con el tercer tanto, obra de Immobile desde fuera del área en el minuto 89.

Italia vuelve a ser el país de las noches mágicas, como cantaban en el Mundial de 1990 Gianna Nannini y Edoardo Bennato en Un verano italiano. Esa es la banda sonora de una nación unida intermitentemente en periodos estivales de cada cuatro años. Y la noche de ayer recuperó ese aroma de gritos en los balcones y televisores en las terrazas después del abismo del Mundial de 2018 en Rusia. Lo confirmó todo el Olímpico en pie para despedir a Locatelli, héroe del partido de esta jornada.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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