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Un reencuentro para la historia

Después de toda una vida cruzándose en Segunda B y en Tercera División, la SD Amorebieta y la SD Eibar se enfrentarán por primera vez en la élite. Nunca dos ciudades tan pequeñas habían disputado un derbi en el fútbol profesional. Exjugadores, técnicos, empleados, periodistas y aficionados reconstruyen su viaje compartido desde las tardes de barro en las botas y frío en las gradas

Nada hacía presagiar que el último duelo entre la SD Eibar y la SD Amorebieta sería el preludio de una cita histórica. Esa tarde del 28 de abril de 2013, con tres puntos del grupo dos de Segunda B en disputa, fue una de las tantas batallas menores a las que su condición de modestos les acostumbró a compartir durante muchos años. Pero el reencuentro de este sábado está destinado a cambiarlo todo. A partir de las 18.15 horas, ambos clubes salvarán los 25 kilómetros que les separan para protagonizar el derbi entre las ciudades más pequeñas de una misma región –19.529 habitantes de Amorebieta (Bizkaia) por los 27.769 de Eibar (Gipuzkoa), según el registro de 2020 del INE– que jamás se hayan enfrentado en cualquiera de las dos categorías profesionales del fútbol. En su estreno bajo el calor de los focos de LaLiga SmartBank, exjugadores, técnicos, empleados, periodistas y aficionados relatan las épicas travesías de los dos conjuntos desde las tardes de barro en las botas y frío en las gradas.


“Es como ver al hombre en la Luna”

Primera parada, Amorebieta. El fin de semana discurre con aparente normalidad. De puertas afuera, vacas pastando, corrillos de adolescentes en las plazas y bancos tomados por abuelos y abuelas. Pero de puertas adentro ocurre lo extraordinario. En las casas, en los bares, se devora un menú futbolístico insólito. Al encuentro del Athletic Club, el club vizcaíno por antonomasia, le sigue en las pantallas el de una escuadra que el año pasado jugaba en un campo donde caben 50 veces menos espectadores que en San Mamés. Uno de los parroquianos del céntrico café Venecia refleja, con la perspectiva del jubilado, lo asombroso del momento. “El Amore en televisión es como ver al hombre en la Luna”.

En la localidad aún no dan crédito a lo ocurrido el pasado mayo, cuando conquistaron una plaza para jugar en LaLiga SmartBank. Y razones no les faltan. Por historia –su máximo hito fue subir a Segunda B, en 2011–, por el estado de las cuentas –tenían el presupuesto más bajo del play-off de ascenso- y por estructura deportiva –algunos jugadores compatibilizaban el fútbol con otros empleos–, casi nadie confiaba en la gesta. A excepción, claro, de Asier Goiria.

El director deportivo de la SD Amorebieta, Asier Goiria.
El director deportivo de la SD Amorebieta, Asier Goiria.SD Amorebieta

Goiria es zornotzarra de nacimiento, exjugador del equipo local en dos etapas diferentes y desde hace cinco años también su director deportivo. El despegue de los azules, en parte, empezó al volante de su coche. A falta de cheques por las estrecheces financieras, se lanzó a la carretera en busca de jugadores de la zona para diseñar una plantilla competitiva. Los que se dejaron convencer con palabras como proyecto, seriedad o compromiso pasaron a integrar un bloque humilde donde, al final, solo quedaron profesionales vascos y navarros. La vuelta a las raíces, el hermanamiento en torno a una identidad, piensa el director deportivo, sería la gasolina que llevaría al conjunto a lo más lejos desde su fundación en 1925.

“En mi época [debutó en 1998, antes de cumplir 18 años] muchos éramos de aquí y es algo que hemos intentado potenciar. Se ha empezado a apostar también por chavales de la cantera, y eso hace que se esté recuperando el amor por el Amorebieta, que se había perdido un poco”, explica Goiria, quien haría buena parte de su carrera como futbolista en LaLiga Santander y LaLiga SmartBank.

El reciente salto al profesionalismo les obligó a una transformación acelerada. El viejo bar del estadio de Urritxe es ahora una sala de prensa y los partidos locales ya no se disputan allí sino en Lezama, la ciudad deportiva del Athletic Club. Pasito a pasito, siguen buscando la manera de mantenerse entre los más grandes del fútbol siendo los más pequeños por tamaño. Quizá observando también de reojo a unos vecinos situados a 20 minutos de casa, siguiendo el curso de la AP-8, cuyo modelo de gestión han ensalzado las escuelas de negocios.

Arriba, vista del estadio de Urritxe, en Amorebita. En la parte inferior, detalle de la entrada del campo con el aforo máximo.
Arriba, vista del estadio de Urritxe, en Amorebita. En la parte inferior, detalle de la entrada del campo con el aforo máximo.R.S.

En Eibar, la lucha continúa

Una imagen le quedó grabada al director deportivo de la SD Eibar, César Palacios, el día que se instaló en la localidad hace cuatro meses: la marea de banderas azulgranas en los balcones. “Había por todas partes”, recuerda. Palacios, ex del CA Osasuna y del CD Numancia, reconoce que firmó para el nuevo puesto atraído por la idea de aterrizar en un lugar distinto, mágico, de un romanticismo atávico: “Desde el primer momento que paseas se nota que hay vida, hay alma, ganas de vivir y de luchar”, detalla.

El armero es un club diferente. Lo es por signos que se observan a simple vista, como la enorme fotografía que homenajea en la fachada de su campo al primer equipo de la ciudad formado por mujeres en 1971. Pero también por otras razones que ya son parte de la historia del fútbol español, como ser el primer equipo que colocó a un municipio de menos de 30.000 habitantes en LaLiga Santander y lo hizo sin un euro de deuda, tras abordar una ampliación de capital de casi dos millones de euros en 2014 a través de una campaña de recaptación en la que participaron más de 11.000 accionistas de 69 países.

A todo esto la prensa lo llamó “el milagro eibarrés”. Aunque lejos de ser un “hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino”, según define la palabra el diccionario de la RAE en su primera acepción, los éxitos cosechados se fabricaron con cimientos tan terrenales como el sentido común, la constancia o el trabajo infatigable. Eso dice Mateo Guilabert, un periodista de 92 años que desde la moderna zona de prensa de Ipurua cuenta cómo más medio siglo atrás empezó a escribir sus crónicas de pie, apoyando papel y bolígrafo sobre la barandilla metálica que otrora delimitara el estadio.

“Yo he llegado a venir aquí a echar una mano para barrer; antes todo se apañaba entre cuatro gatos. Los jugadores salían de trabajar y de noche venían a entrenar. Y lo mismo los directivos. Se hacía lo que se podía con mucho esfuerzo”, rememora. Guilabert y su privilegiada memoria es la principal fuente a la que acudir para recordar esos tiempos, en los sesenta y los ochenta, cuando los duelos contra el Amorebieta en Tercera eran el gran acontecimiento de los domingos. “Íbamos todos en el autobús y, al principio, solo 11 jugadores, porque no se podía hacer cambios. Nos tenían manía porque casi siempre les ganábamos”, bromea.

Aficionados de la SD Eibar rodean en el césped del estadio de Ipurua a los jugadores del club en una imagen de archivo.
Aficionados de la SD Eibar rodean en el césped del estadio de Ipurua a los jugadores del club en una imagen de archivo.SD Eibar
Banderas de la SD Eibar en los balcones del centro de la ciudad el pasado domingo.
Banderas de la SD Eibar en los balcones del centro de la ciudad el pasado domingo.R.S.

Era una época de amateurismo. De jugadores fornidos y batalladores. De céspedes encharcados o embarrados. De más balones aéreos y menos raseados donde la SD Eibar aún no era conocida por sus prodigios deportivos. Entre 1958 y 1986, según cuenta el historiador José Ignacio Corcuera, se desperdiciaron 14 oportunidades de ascenso en otras tantas fases de promoción.

Esta serie de desilusiones, contemporáneas al cierre o el traslado de las industrias que enorgullecieron esta localidad encajonada entre montañas, forjaron el carácter luchador de un club y una afición. Por eso, aunque en mayo perdieron el privilegio de siete años seguidos jugando en la máxima categoría, la ciudad que nunca baja los brazos sigue estando tomada cada 15 días por brindis, banderas y cánticos que defienden su singularidad: “Es una cosa que llevo dentro, es más que un sentimiento, es una forma de vivir”.

Dos verdaderas familias

Eibar y Amorebieta se encontrarán cara a cara sobre el verde este sábado con objetivos y trayectorias distintas a sus espaldas, pero compartiendo la voluntad de no renunciar a sus valores.

El director deportivo de la SD Eibar, César Palacios.
El director deportivo de la SD Eibar, César Palacios.SD Eibar

Por la parte armera se tomaron en mayo el descenso a LaLiga SmartBank de la misma manera que el ascenso de 2014, con los pies en el suelo. “Partimos como siempre de la humildad y el sacrificio, con la intención de volver [a LaLiga Santander] pero sin ponernos demasiada presión”, explica César Palacios. Pese a la profunda renovación del plantel en un verano donde hubo una treintena de cambios, entre altas y bajas, el director deportivo siguió aplicando el principio de la casa –no gastar más de lo que se ingresa– y confió en Gaizka Garitano para comandar el vestuario, alguien que ya fuera entrenador y jugador en el club. “No quería imponer grandes cambios al llegar, sino aprender de los profesionales que llevan aquí mucho tiempo haciéndolo bien. Yo me identifico mucho con el espíritu de aquí, de gente normal y corriente, trabajadora”.

Por la parte zornotzarra, también han decidido afrontar el reto de participar en la división de plata con la misma fórmula que les llevó a la gloria. De la decena de fichajes, todos siguen siendo futbolistas nacidos en País Vasco y Navarra. Incluso han convencido para renovar a otra institución del club, el chófer Juanjo Batiz, con dos décadas a sus espaldas llevando en autobús a los azules por campos de todo tipo, que a los 65 años ha decidido aplazar su jubilación para disfrutar un poco más del momento histórico del Amorebieta.

Juanjo Batiz lleva más de 20 años conduciendo el autobús de la SD Amorebieta.
Juanjo Batiz lleva más de 20 años conduciendo el autobús de la SD Amorebieta.SD Amorebieta

Su testimonio es el de alguien acostumbrado a mamar otro fútbol, más austero y familiar, que se estila en dos pequeñas potencias futbolísticas asomadas al éxito. “El utillero es mi sobrino y tengo también a mi cuñado en la directiva. Aquí la cercanía es total. Todos los jugadores se llevan fenomenal y vayas donde vayas todos te saludan. Esa es nuestra normalidad y no va a cambiar”.

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