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A Coruña vibra con la ACB tras la histórica victoria del debutante Leyma ante el Real Madrid

El conjunto gallego remontó el partido a falta de un segundo con un triple y un tiro libre cuando perdían de tres puntos

Real Madrid baloncesto Leyma Coruña
Los jugadores del Leyma Coruña tras ganar este domingo al Real Madrid de baloncesto en su estreno en la Liga Endesa.ACB Media/ Mónica Arcay

La ciudad de Fernando Romay, Indio Díaz o Miguel Juane nunca había visto un partido de la Liga ACB y su único recuerdo en la máxima categoría del baloncesto se remonta a una temporada de un histórico club desaparecido, el Bosco, hace 55 años. Este domingo A Coruña vivió una de sus jornadas deportivas más memorables. Ya lo era el estreno en la máxima categoría del baloncesto, hito logrado por el Leyma Básquet Coruña la pasada primavera. Que el calendario le deparase la visita del campeón vigente, el Real Madrid, era también un guiño en una ciudad que organizó cuatro finales de Copa y las cuatro fueron blancas. Lo ocurrido ayer en la nueva casa del Básquet Coruña, el gigantesco Coliseum ante 9.500 espectadores, fue una catarsis similar a la de la eclosión del Super Dépor en 1992 también ante el equipo blanco. El día en el que de alguna manera el sentimiento de pertenencia emergió para teñir de orgullo un triunfo memorable. El Básquet Coruña derrotó de manera inopinada al Real Madrid (86-85) y este lunes la ciudad se tira todos los triples que sean necesarios.

La del Básquet Coruña es una historia de fe, esfuerzo y sostenibilidad, la de un club forjado sobre las cenizas de otros que perecieron y que nunca quiso vivir por encima de sus posibilidades. Cuando hace doce años acampó en la LEB Oro, la segunda categoría del baloncesto español, se consideraba todavía un club de cantera. Porque en A Coruña, siempre tan futbolera y blanquiazul, late el deporte de la canasta. Más de 700 chicos y chicas llenan las polideportivas de la ciudad de tal manera que el club tiene que derivar a bastantes a otros destinos. La ACB es la apoteosis de un recorrido de casi 30 años que tuvo unos comienzos duros y que obligaron a vender la plaza en LEB Oro en 2002 para poder mantener un hilo de vida. “Hay muchas cosas que no se ven en el día a día”, deslizaba ayer tras el triunfo el técnico Diego Epifanio. En ese día a día el club se asienta bajo la dirección de Roberto Cibeira, consejero delegado de Pontegadea, el brazo inversor de Amancio Ortega que diversifica el patrimonio del fundador de Inditex y se enfoca sobre todo al sector inmobiliario.

Pero sería no sólo arriesgado sino inexacto deducir que el Básquet Coruña va a rebufo de todo ese oropel. Se mantiene fiel a la firma láctea Leyma, su histórico patrocinador, la leche de toda la vida en A Coruña. La apuesta económica es similar a la que tenía el curso pasado el vecino Obradoiro, en torno a 4 millones de euros de presupuesto, poco más que el salario bruto de Walter Tavares, el pívot madridista al que este domingo frenó un equipo solidario y esforzado que planteó una victoriosa guerrilla. “Ha habido momentos este verano en los que se pudo dudar de que algunos jugadores del año pasado, que ayudaron a que yo pueda estar sentado aquí, nos podrían ayudar. Pues toma el partidazo de Ingus [Jakovics, el base letón que anotó 18 puntos], Atu [Diagne, el pivot de rotación que contuvo a Tavares] o Yunio [Barrueta, un cubano de Miami que embocó un triple con falta adicional que le dio el triunfo al equipo]”.

Los jugadores del Leyma Coruña tras su victoria ante el Real Madrid
Los jugadores del Leyma Coruña tras su victoria ante el Real MadridACB Media/ Mónica Arcay

La apuesta deportiva del Básquet Coruña podría parecer arriesgada. Desde que lo hizo el Obradoiro en 2010 nadie había optado por seguir con hasta ocho jugadores que consiguieron el ascenso (Alex Hernández, Huskic, Burjanadze, Jakovics, Diagne, Barrueta, Lundqvist y Aleix Font). Los fichajes fueron quirúrgicos y también una especie de tiro al aire porque el veterano exmadridista Trey Thompkins todavía trata de ponerse a punto. Otros cuatro refuerzos (Phil Scrubb, Brendan Taylor, Augusto Lima y Thiam, que tiene ficha de filial) partieron ayer en el quinteto titular. El dominicano Figueroa completa la flaca nómina de recién llegados. “Hubo agentes que nos mandaron listas con más de cien jugadores”, matiza el primer director deportivo de la historia de la entidad, Charly Uzal, un multifuncional exjugador del club. Semeja que hay un riesgo, pero su receta este verano fue la prudencia. El club no puede permitirse errores. “Si buscas bien, hay perlas”, matiza Uzal.

La apuesta social tiene menos dudas. Al final de la campaña pasada el club ya había conectado con la ciudad cuando jugaba en el céntrico Palacio de los Deportes de Riazor. Ocurrió no sin esfuerzo. En A Coruña siempre se habló de afición fría y algún sector rancio apunta a un cierto elitismo que más bien tiene que ver con la ausencia de crispaciones radicales. El baloncesto no asume ciertos códigos futboleros, A Coruña no iba a ser diferente y, en realidad, siempre ha mirado hacia una canasta. Al viejo Bosco lo había dirigido Manuel Fernández Trigo, que luego fue gerente de Deportivo y, durante décadas, del Real Madrid, una suerte de hombre orquesta que también se dedicaba al periodismo y que había llevado en 1966 al Medina, un grupo de intrépidas mujeres, a ser el primer campeón de liga gallego en cualquier disciplina. Aquel Bosco jugaba bajo una curiosa carpa que se conocía como las tetas. Ahora el Básquet Coruña juega en un monumental Coliseum donde acoge a sus 7.600 socios. Hace cuatro meses tenía 2.000, hace días tuvo que cerrar admisión y hoy habría cola para sacar más abonos si la magna instalación ubicada a las afueras de la ciudad pudiera estirarse. “Pies en el suelo”, receta por si acaso Epifanio.

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