España quiere ser España para seguir viva en el Mundial de baloncesto

Jaque al campeón. La selección española vuelve este domingo a una de esas encrucijadas de las que habitualmente ha salido triunfadora en los grandes escenarios. Cuando se trata de un partido a vida o muerte, el gen competitivo y la fuerza del grupo han actuado como multiplicadores del rendimiento individual frente a rivales más poderosos. El mismo cara a cruz está ahora sobre la mesa. La derrota el viernes contra Letonia obliga a España a vencer a la temible Canadá (15.30, La1) en el cierre de la segunda fase para alcanzar los cuartos y continuar con la opción de sacar el billete directo para los Juegos de París 2024 (solo los dos mejores europeos). Un resbalón elimina al campeón mundial, europeo y número uno del ránking de la FIBA, y le manda a un sinuoso preolímpico que se celebrará del 2 al 7 de julio, calzado entre el final de la ACB, que puede estirarse hasta el 17 de junio, y el inicio de los Juegos, el 26 de julio.

España ha debido conjurarse para la resurrección en pocas horas. Entre cónclaves de vestuario, entrenamientos y las habituales partidas de la pocha, los 12 se han mirado a los ojos y han concluido que no hay otra vía que el regreso a su esencia. “Hemos hecho equipo. Somos muy honestos. No fuimos el mejor equipo ni lo agresivos que debemos ser”, explicó este sábado el capitán Rudy. “Y no debemos tener tanta presión. Veo las caras de los compañeros y están muy presionados, no están disfrutando. Hay que disfrutar de vivir un Mundial y estar entre los mejores, y no lo estamos haciendo. No somos el mejor equipo y debemos vaciarnos. Esta piedra podemos levantarla”, añadió.

España quiere volver a ser España, ese grupo solidario, férreo en defensa y jugón, una familia en la pista. Contra Letonia pagó sus problemas para generar juego, fue inferior en el rebote y el banquillo no encontró en la chistera la carta ganadora. El reto se agiganta ahora porque Llull es duda por una contusión en el gemelo izquierdo y porque Canadá ha reunido una selección llena de talento y músculo, con siete representantes de la NBA, el escolta Shai Gilgeous-Alexander como martillo y un ataque de 97,3 puntos de media por partido (España, 86). Enfrente está Jordi Fernández, el técnico de 40 años que fue ayudante de Scariolo en el Eurobasket de 2017 y ha construido peldaño a peldaño una meritoria carrera en la NBA, hoy primer asistente en Sacramento Kings. Juancho Hernangómez, con quien coincidió en Denver, es el padrino de sus hijos.

Scariolo y su cuerpo técnico rebuscan fórmulas en el laboratorio mientras apelan a la memoria. “Lo importante es jugar como nuestra historia y nuestra tradición requieren, con una concentración muy alta, esfuerzo, altruismo y trabajo duro. Hay pocas previsiones a nuestro favor, porque todos ven a Canadá en la final contra Estados Unidos, pero no existe un partido imposible. Debemos mantener el pasado con una fidelidad a nuestros valores”, recetó ayer el preparador italiano. Como Rudy, citó el placer por el juego en sí como un factor clave: “He insistido en que juguemos como sabemos los que hemos construido la leyenda de este equipo, y en que no estemos estresados con el resultado final”. Y marcó una clara división entre la generación de oro repleta de estrellas y este grupo sin tanta purpurina. “Este equipo no tiene nada que ver con el de otras épocas, nada. Pero sí debemos mantener nuestras señas de identidad. Si cada uno da el cien por cien de sí mismo, dará para competir”, argumentó.

“Es ganar o ganar, estamos todos convencidos. Hay que ser nosotros mismos, dejar de presionarnos. Vamos a pasarlo bien. Quien venga por delante, a por ellos”, resumió Willy.

Clasificación de los grupos de la segunda fase.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.