Luke Donald, el capitán de la Ryder Cup que elige hasta el champú de sus jugadores
El inglés fue clave en la victoria europea en Nueva York por su atención en cada detalle dentro y fuera del campo de golf


“¡Dos años más!”, exclamó Jon Rahm, sentado en la parte inferior a la derecha de un escenario con dos mesas y 13 sillas. Era la rueda de prensa del equipo ganador de la Ryder, el pasado domingo en Nueva York, y Europa celebraba su histórica victoria frente a Estados Unidos por 13-15. En el centro, con la copa, el capitán Luke Donald era el destinatario de ese mensaje. Dos años más de contrato, pedía Rahm para el inglés, uniéndose así a un sentimiento generalizado, el de los propios 12 jugadores campeones y de los aficionados europeos, que desean que Donald siga al frente en la próxima Ryder, en Irlanda 2027, la cita del centenario. No hay mejor candidato que el hombre que ha conducido a Europa a dos victorias seguidas, en Roma 2023 y ahora en territorio enemigo. Aunque Donald se lo piensa.
“No sé si mi corazón lo resistiría”, explicó el golfista inglés, de 47 años, sobre el exigente trabajo que supone la capitanía de la Ryder. La elección de los jugadores supone su decisión más visible. Donald contaba con los ya clasificados McIlory, MacIntyre, Rose, Fleetwood, Rasmus Hojgaard y Hatton. Y designó a Rahm, Lowry, Straka, Aberg, Hovland y Fitzpatrick para cerrar los 12. Once repetían respecto a Roma, y el único cambio era un gemelo por otro, Rasmus por Nicolai. Nunca se había producido tal repetición.

El capitán blindó a un equipo hecho, muy bien compenetrado, sin egos en el vestuario, con experiencia en la Ryder y hambre frente al tremendo desafío de ganar en Estados Unidos. Reforzó la estructura con cinco vicecapitanes, como el experto estadístico Dodo Molinari y el pasional José María Olazabal. Y pulió hasta el más mínimo detalle. Por ejemplo, no le gustaba el champú que los jugadores tenían en su hotel en Nueva York y encargó otro “que olía mejor”, de la marca Le Labo. Cambió las sábanas y mantas de las camas por otras más cómodas. Y mandó tapar algunas ranuras en las puertas de las habitaciones para que no entrara la luz y los chicos durmieran a pierna suelta. El domingo, el polo de los jugadores ocultaba, cosido por dentro, el logo de Seve a la altura del corazón.
“Hay tantas cosas que Luke ha hecho tan perfectas… El nivel de profesionalidad, su atención a las pequeñas cosas y su conocimiento de la Ryder y del juego y de lo que hacemos en el campo día tras día es lo que han hecho posibles estas dos últimas victorias. Él es el capitán de este barco y nos ha liderado mejor de lo que puedo imaginar que lo haga nadie. Ha puesto el listón altísimo para los futuros capitanes”, argumentó Rahm.
Donald se convirtió en el primer capitán que enlaza dos Ryder seguidas tras su compatriota Tony Jacklin en 1985 y 1987 y culminó un palmarés único en la competición. El inglés ha disputado cuatro ediciones como jugador (2004, 2006, 2010 y 2012) y dos en el banquillo (2023 y 2025) y ha ganado las seis. Es el gran broche de una carrera que incluye cinco victorias en el circuito americano, siete en el europeo y ocho clasificaciones entre los 10 mejores en un grande.
Curiosamente, la capitanía de la Ryder le llegó de rebote, después de que el sueco Henrik Stenson renunciara al brazalete por la chequera de la Liga saudí. Con él se marcharon otras figuras que podían optar al cargo, como Lee Westwood e Ian Poulter, y Donald fue el elegido sin ser la primera opción. Aquellas dudas se han convertido en certezas y el inglés es una figura de consenso ante un nuevo reto: ser el primer capitán en coronar a Europa tres veces en la Ryder. Primero el circuito europeo deberá convencerle.
🏆 BACK WHERE IT BELONGS! 🇪🇺#TeamEurope | #OurTimeOurPlace pic.twitter.com/9p8Mdx3Wj7
— Ryder Cup Europe (@RyderCupEurope) September 30, 2025
“Se trata de dedicar el tiempo y tener el cariño de querer hacer todo lo posible para darles a estos chicos la mejor oportunidad. Me he comprometido de verdad con este trabajo porque siento que se lo debo a los jugadores y a la Ryder. He tenido que dejar de lado mi propio juego y cada día intento pensar en cosas que podrían ayudarnos y nos den una pequeña ventaja, ideas diferentes. Nueva York ha sido duro, a veces desagradable ahí fuera”, contó Donald después de resistir la batería de insultos dedicados a sus jugadores. El inglés se mostró frío como el hielo para dominar la escena.
El éxito de Donald destaca en oposición a su colega estadounidense Keegan Bradley, en la diana por la preparación del campo y ahora en la puerta de salida. Estados Unidos busca nuevo líder, y en las quinielas aparecen Tiger Woods y Phil Mickelson, nombres que generen una ilusión por sí solos. Europa ya tiene un jefe. Solo espera que siga dos años más pendiente de sus jugadores, de su golf y hasta del champú.
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