El Barcelona despedaza al Kiel para meterse en la final de la Champions
El equipo azulgrana, sostenido por un inconmensurable Nielsen, doblega al rival (30-18) y se batirá con el Aalborg danés por el laurel
Las bajas de Luka Cindric y sobre todo de Ludovic Fàbregas, considerado el mejor pivote del mundo, envolvió de dudas al Barcelona para esta temporada. No para España, donde no hay quien le tosa desde hace más de una década, pero sí para Europa, donde hay equipos con igual o mejor billetero, pues el conjunto azulgrana perdió sin ir más lejos la semifinal de la Champions del curso anterior en la tanda de penaltis ante el Magdeburgo. Pero el paso de los partidos y la eclosión de Luis Frade como pivote y Peter Cikusa como lateral —el futuro azulgrana y de la selección española—, además de una reafirmación de Dika Mem en la élite del balonmano mundial y el asentamiento de los automatismos después de tres años con Carlos Ortega en el banquillo, ha dado con un Barça de lo más consistente, definitivo al galope. Así lo aclaró en las nuevas semifinales europeas frente al Kiel (30-18), sustentado en esta ocasión por el guardameta Nielsen, el auténtico San Pedro azulgrana.
Como si todavía le escociera la derrota del ejercicio anterior que le descarriló antes de la final del torneo, el Barça entró en combustión al partido frente al Kiel, un parcial de 3-0 gracias al balonmano a la carrera bien punteado por Frade y al protagonismo de Dika Mem, el capitán y un ejemplo para todos, pues hace solo unos días perdió a su hermana cuando contaba con solo 17 años. También, claro, obra y arte de los gadjetobrazos de Nielsen, al que todavía hay algunos atrevidos que le tildan de sobrepeso. “¿Has visto lo flexible que es y dónde llega con las piernas y brazos?”, replican con una sonrisa y un encogimiento de hombros que lo dice todo desde los pasillos de la ciudad deportiva; “no necesita bajar nada porque no debe trabajar cardio”.
Pero el Kiel, equipo soberbio, replicó con fiereza, cuatro goles de carrerilla que acompañaban con festejos y una solicitud explícita de aliento a la grada, pues querían que se notara que jugaban casi en casa, en el Lanxess Arena de Colonia, abarrotado como siempre con 20.000 espectadores. Momento de tembleque azulgrana, de pérdidas ingenuas de Carlsbogard, de pasos de Melvyn Richardson, de tiros torcidos en general... La enérgica defensa alemana —al punto de que cualquier falta era festejada en el banquillo— era un sorbo de difícil digestión. Pero los árbitros pusieron fin a la jauja, pues comenzaron a señalar las faltas y a decretar un par de expulsiones que el Barça no desaprovechó, siempre certero Aleix Gómez desde el punto de penalti, efervescente Cikusa, sensacional Aitor Ariño desde la esquina, toda vez que puso el 10-6. Una renta sugerente que mantenía el Muro danés Nielsen bajo los palos, que sacaba manos a los rivales —15 paradas en el primer tiempo— y puños de alegría para los suyos, risas por doquier. Como las que descorchaba Janc, que para cerrar el acto celebró dos tantos kilométricos, sobre todo porque el Kiel atacaba con siete y no le daba tiempo a sacar al portero ante las relampagueantes ofensivas rivales. 15-9 al descanso, paso adelante del Barcelona.
Aunque el Barça volvió a entrar firme al 40x20, el Kiel se encomendó Reinkind y a Duvnjak para autografiar de nuevo cuatro goles sin freno, argumento para que el pabellón entrara en ebullición. Otro acicate, en cualquier caso, para Nielsen, que volvía a empequeñecer la portería, capaz incluso de parar tres penaltis, y que por una vez no le dejaba espacio ni apenas minutos al genial Gonzalo Pérez de Vargas en los relevos. Disparo y parada; disparo y cuerpo; disparo y agua. Nielsen para todos. Por lo que el Barcelona, consecuente con su arquero, pegó un nuevo estirón, seis tantos seguidos sin remisión (24-14), hachazo de campeón. O, al menos, de finalista porque así continuó el festín azulgrana, tarde redonda como pocas. Ahora le aguarda el Aalborg danés, que se las ingenió para superar a un Magdeburgo (28-26) que no podrá defender su corona. Sí podrá reclamar el equipo azulgrana, sin embargo, su trono, ese que conquistó en 11 ocasiones, la última hace dos cursos. Sería el broche perfecto a la temporada, donde el Barça ha contado todos los campeonatos por títulos. Con Nielsen de dulce, tanto que fue ovacionado por el estadio al completo cuando salió del campo a falta de nueve minutos, le será más fácil.
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