Dos décadas después, solo Loeb resiste a Sainz
El duelo entre excompañeros de equipo en el mundial de rallies y el Dakar se convierte en el gran aliciente de la presente edición tras una nueva etapa de descartes entre los favoritos
Hace 19 años, Carlos Sainz se retiraba de forma definitiva del Campeonato Mundial de Rallies (WRC) con un tercer puesto en el rally de Acrópolis. Ese mismo 27 de junio de 2005, su compañero en Citröen, Sébastien Loeb, ganaba su sexta carrera del año y encarrilaba su segundo título de campeón del mundo, que le situaría ya a la altura del español en el palmarés del certamen. Por aquel entonces, el madrileño se despedía como leyenda, con casi un 50% de podios en sus 196 participaciones y el récord de victorias (26) hasta el momento. El francés, sin embargo, sumaría 10 triunfos ese 2005 y otros ocho en 2006 para fulminar su marca, que dejó en 80 totales después de salir de su retiro en 2022 para poner la guinda en el pastel ganando el rally de Montecarlo.
“Hablar de Sébastien es hablar del mejor, de uno de los mejores de la historia. Está claro que tarde o temprano va a ganar este rally, y debemos conseguir que tarde un poco más en hacerlo”, reconocía Sainz antes de reemprender la marcha rumbo a la meta del Rally Dakar 2024. “Era un chico inteligente. Recuerdo que vino a verme, un poco tímido, pero siempre muy preciso en lo que quería preguntarme sobre neumáticos o reglajes a adoptar. Inmediatamente se desarrolló una muy buena relación entre nosotros. Hubo un respeto mutuo instantáneo y no hubo rivalidad interna ni deseo de vencer a los veteranos como Colin McRae o yo mismo”, escribía Sainz en un monográfico sobre el francés en la revista AutoHebdo. “Estaba claro que tenía el talento adecuado para hacer grandes cosas, pero era imposible imaginar que tendría esta increíble trayectoria”.
La séptima etapa entre Riad y Al Duwadimi, la especial más larga de la presente edición con 458 kilómetros con terrenos para todos los gustos, terminó de servir en bandeja el cara a cara entre los dos excompañeros. Loeb ganó la etapa con un tiempo de 4h56m39s y Sainz fue cuarto tras sufrir un pinchazo. Optó por no liarse demasiado y gestionar su colchón en cabeza, que es ahora de 19 minutos en una general donde solo el Prodrive de BRX del francés le amenaza. Mientras el veterano de Audi busca su cuarto Touareg, el heredero de su estrella en el WRC, con nueve títulos en la disciplina, quiere estrenar el primer cajón en la prueba de resistencia por excelencia y repetir el guion de hace dos décadas, donde tomó el testigo del español. “Siempre me gusta luchar contra Carlos. Sé que es muy fuerte y está muy motivado, así que no será fácil batirle”, decía tras recortarle 10 minutos “Seb ha hecho una gran etapa, hoy abría y aún así nos ha pegado una paliza a todos”, reconocía Sainz, con pocas ganar de hablar este domingo.
“Ya le conocemos, cuando Carlos está enojado y en buena forma, es muy, muy rápido... a pesar de sus 61 años. ¡El viejo no se rinde!”, bromeaba Loeb en el corrillo junto a los periodistas franceses. Entre ambos existe una relación cordial, de buen rollo y respeto mutuo. Sin duda, el desarrollo de la carrera tensará el asunto, y ya hubo chispazos durante el maratón de 48 horas en el desierto, donde ambos se adelantaron en un par de ocasiones con victoria parcial del piloto de 49 años. Esas imágenes recordaron otro momento mítico del Dakar, cuando Sainz y Al-Attiyah se jugaron el tipo y la prueba en 2011, que en esa ocasión terminó en manos del catarí. “Preferí frenar, dejarle pasar y no tener líos”, zanjó Sainz sobre el duelo en las dunas del Empty Quarter. La cautela y la gestión de carrera, tras una primera semana redonda con la estrategia, son las bazas del madrileño para la segunda.
🖼️Y de momentazo a momentazo
— Teledeporte (@teledeporte) January 12, 2024
⚔️Este duelo Sainz - Loeb es puro espectáculo
🫣El francés estuvo a punto de volcarhttps://t.co/80DuyyUmO9 pic.twitter.com/i1d4i2EEB2
Los problemas con la suspensión en el Audi de Mattias Ekström, que empezaba la jornada segundo a 15 minutos del líder y perdió más de dos horas, limpiaron de forma definitiva el panorama de carrera. El tercer clasificado en la general, el Toyota de Lucas Moraes, marcha a una hora del prototipo de la marca alemana, que ahora podrá apostar plenamente por la baza de Sainz y tener a sus otros dos vehículos a la estela para ayudarle ante cualquier contratiempo mecánico. Loeb, por su parte, contará con la ayuda de Al-Attiyah, que perdió todas sus oportunidades el viernes en el desierto de Rub Al Khali. Preguntado sobre su mano a mano en las dunas con Sainz, el francés sonreía y aventuraba la encendida reacción de su rival por la victoria final: “Tomamos un atajo y recorrimos 300 metros menos que él. Estábamos detrás de él y, cuando entramos al chott [lago seco], salimos delante de él. ¡Me imagino lo mucho que se debió enfadar!”
Nani Roma abandona en su regreso
El desenlace del Dakar 2024 para el primer español en ganar el rally, también el único en hacerlo tanto en motos como en coches, fue cruel. Un día después de que la plana mayor de Ford presumiera de proyecto y músculo en el vivac de Riad, el coche del piloto de Folgueroles, de 51 años, dijo basta. Roma regresaba a la competición después de haberse recuperado de un cáncer de vejiga detectado en 2022, y no se marcaba ningún otro objetivo que rodar kilómetros y desarrollar el nuevo proyecto. La marca estadounidense está negociando la incorporación de Carlos Sainz, que reconoció a este periódico los contactos, pero no confirma todavía si piensa alargar o no su trayectoria deportiva.
Mientras tanto, la categoría de motos vuelve a vivir una última semana de infarto. El chileno Pablo Quintanilla quedó descartado por problemas mecánicos en la Honda en una etapa ganada por su compatriota y compañero de equipo Nacho Cornejo. Otro de los pilotos de la marca japonesa, el estadounidense Ricky Brabec, lidera la prueba con tan solo un segundo de margen sobre el botsuano Ross Branch, de Hero, después de casi 2.800 kilómetros disputados bajo el cronómetro.
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