La noche de Roland Garros excluye (de nuevo) a las tenistas
Por segundo año seguido, solo uno de los diez partidos programados en el horario estelar ha sido femenino, mientras arrecian las críticas y la organización se defiende
“El año que viene, con el objetivo de ser más justos con las jugadoras, intentaremos buscar una solución mejor”, comentaba hace un año la directora de Roland Garros, Amélie Mauresmo, haciendo balance. Sin embargo, vuelve a suceder. No hay rectificación ni remiendo alguno. Cuando cae el sol en París y se encienden los focos de la pista central, la luz alumbra a ellos, los jugadores. Sí, en masculino. Al igual que ocurriera en la edición anterior, los hechos hablan claro y subrayan la asimetría: de los diez partidos programados para la sesión nocturna, en la franja horaria estelar, nueve han correspondido al cuadro masculino y tan solo uno al femenino. Chirría otra vez el desequilibrio y arrecia la crítica, por mucho que desde la organización se esmeren en argumentar.
“Preferiría no contestar…”, dice con resignación la estadounidense Sloane Stephens, ya eliminada, protagonista del único pulso entre dos féminas este año junto con la bielorrusa Aryna Sabalenka. “Estoy en el Consejo de Jugadores y hemos tenido un montón de conversaciones sobre la igualdad. No sé cuántas veces he jugado aquí, pero nunca lo he hecho por la noche y nadie [de la dirección] me ha pedido mi opinión. Es su torneo, así que hacen lo que quieren; no debemos sermonearles sobre lo que deben hacer o no. Creo que los datos hablan por sí mismos. Es lo que es, y no van a cambiarlo. No podemos hacer nada”, lamenta la estadounidense, ganadora de un grande y que sintetiza el sentir general del vestuario de la WTA.
Entre tanto, Mauresmo y su equipo alegan que el margen de maniobra es muy limitado. Expone la directora –al frente desde el curso pasado, en relevo de Guy Forget– que son varios los condicionantes y que, aunque esta vez no lo haya verbalizado, la audiencia manda y el tenis masculino capta mayor atención. Es decir, el femenino “es menos atractivo”, expresó en 2022, levantando una gran polvareda. “Mis comentarios se sacaron de contexto”, salió al cruce la francesa, doble campeona de Grand Slam y número uno en 2004, “firme defensora”, dice, “de los derechos de la mujer, en general”. Pero venía a incidir en unas declaraciones que efectuó a L’Èquipe en 2016, cuando apuntó que el juego practicado por los hombres era “más atractivo” al contar con Nadal, Federer y Djokovic, y que “no había debate”.
Esta edición, Roland Garros ha adelantado las sesiones nocturnas –de las 21.00 a las 20.30– con el objetivo de evitar los retrasos de otros años, cuando la jornada llegó a prolongarse hasta la madrugada. A diferencia del Open de Australia y el US Open, que incluyen dos encuentros nocturnos en la sesión golfa, uno masculino y otro femenino, el grande parisino fija solo uno y cada día se disputan cuatro en la central, en total; dos de hombres y otros dos de mujeres. “En París, la gente sale del trabajo bastante tarde, por lo que tenerlos sentados a las siete y media en el estadio es todo un reto, así que queríamos solucionar ese problema. No queremos terminar a las tres de la mañana. No es lo ideal, pero por eso no queremos tener dos partidos. No es fácil elegir, hay que tener en cuenta muchas cosas”, indicó Mauresmo recientemente en Eurosport.
Cambiar de mentalidad
En marzo, el mandamás del organismo que rige el circuito femenino, Steve Simon, ya envió un recado a la dirigente. “Al final del día, eres lo que dices que eres. A menos que muestres el producto en el horario estrella, estás diciéndole al consumidor cuál es su valor; por tanto, es muy importante que haya una mezcla de hombres y mujeres en esa franja”, declaró el estadounidense a la BBC. Pese a la demanda, nada ha cambiado en París, donde este miércoles se celebra el décimo aniversario de la formalización del matrimonio gay –festejo al que se suma oficialmente el torneo– y donde la brecha señala a Mauresmo, quien por otra parte siempre ha denunciado que “la sociedad sigue siendo y siempre será sexista, a nivel mundial”, y que hace siete años formó un vínculo pionero con el escocés Andy Murray, al convertirse en la primera mujer en dirigir a una figura masculina en el tenis.
“Con los horarios, siguen tratándonos como a ciudadanas de segunda”, denuncia la histórica Billie Jean King, el gran icono activista de la raqueta. “Es una estupidez, eso es lo que es. Creo que el partido que he jugado ha sido genial, y tenemos grandes jugadoras. Muchos partidos de mujeres son fantásticos; jugamos muy bien también, y ya está. Es un torneo para todos, ¿no? Hombres y mujeres”, respondía enfadada la serbia Olga Danilovic tras caer el pasado sábado ante la tunecina Ons Jabeur, igual de contundente en la reivindicación. “Ya era hora de que nos tocase a nosotras”, reclamaba la africana, que ahondaba en la cuestión de fondo: “Ya es hora de que cambiemos la visión de todo esto. La gente juzga sin ver, directamente dicen que nuestros partidos son una mierda sin ni siquiera verlos, y no es así. Hay partidos extraordinarios. Las mujeres hacemos un gran esfuerzo a diario, muchos sacrificios que los hombres no tienen que hacer. A veces pregunto: ¿Habéis visto alguno? Y me contestan que no. ¿Cómo pueden juzgar sin ver? Debemos cambiar nuestra mentalidad”.
Hay ruido, pero no hay giro. ”Barajaremos poner dos partidos, o bien uno femenino y otro de dobles. Debemos tener en cuenta la duración, la gente paga una entrada”, aducía hace un año Mauresmo, razonando que el precio de la sesión nocturna, más elevado, exige de cara al aficionado un menú más extenso que el de un partido entre chicas, más corto que los de los chicos, que juegan a cinco sets en vez de tres. En todo caso, para el Sabalenka-Stephens del domingo se vendió todo el papel y la grada acabó poblándose, pese a que la tarde anterior se había devuelto una cantidad considerable de entradas al anunciarse el orden del día. “No esperaba a tanta gente, ha sido magnífico”, agradecía la primera; “sentí que era una final, todo el mundo disfrutaba”. La directora, mientras tanto, sigue en sus trece.
LA CARA OPUESTA: LAS CONTRAINDICACIONES
Aunque el prime time tiene un componente jerárquico y aumenta o reduce el estatus de los jugadores, la gran mayoría de los profesionales prefiere competir durante la franja diurna. Trasnochar implica una modificación de la rutina y adaptar los biorritmos, además de saber gestionar el nerviosismo inherente al preámbulo de los partidos. Pero no solo eso. Significa también una fatiga extra al tener que acostarse de madrugada, puesto que después de jugar deben rebajar revoluciones, devolver el cuerpo a la calma y completar el apartado nutricional, si no hacer algún tipo de tratamiento.
En ese sentido, estos días se pronunciaba la joven Coco Gauff. “Supongo que para la televisión es lo más importante, pero en realidad apesta”, dice abiertamente la estadounidense, de 19 años. “Todos los jugadores con los que he hablado me han dicho que no quieren jugar de noche; en ese sentido, me alegro de que les den prioridad a los hombres, pero a la vez eso apesta”, repite la norteamericana.
Carlos Alcaraz, sin ir más lejos, prefiere competir de día y el año pasado ya alzó la voz cuando la organización de Roland Garros programó dos de sus encuentros por la noche, seguidos. “No me parecería justo. No me molesta, pero tienes menos tiempo para descansar y terminas todo muy tarde; aunque acabes a las doce, luego tienes que cenar, el fisio… y no se duerme igual por la adrenalina del partido”, expresó.
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