Las bicicletas son para el futuro (pero mejor usarlas hoy)

“Son las 7.30 de la mañana de cualquier día de la semana. Suena el despertador. Ruidoso y potente. Toca levantarse. Ducha y desayuno. Ropa y calzados cómodos. Mochila al hombro, con los papeles para la reunión de las 10.00. Cazadora, casco... Salgo a la calle, monto en la bici y a pedalear, rumbo a la oficina”. Así comienzan la jornada muchos ciclistas que han cambiado el transporte privado y público por la bicicleta para ir a trabajar. Cada vez son más, pero el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana quiere que las cifras crezcan, que el ciclismo urbano se convierta en una realidad. Y para ello ha puesto en marcha la campaña En bici al trabajo, dentro de la Estrategia Estatal por la Bicicleta. Lejos quedan los porcentajes de Dinamarca, Bélgica o Países Bajos, donde más del 60% de la población utiliza este vehículo para ir al trabajo o al colegio, pero las distancias se acortan.

Hay muchas ventajas en la decisión de moverse en bicicleta camino de la oficina, el comercio, la fábrica o la universidad. Un momento rutinario se convierte en una oportunidad para disfrutar y hacer deporte, casi con regularidad. Como reconoce Rafael Vidiella, director de la revista Ciclosfera, publicación especializada en ciclismo urbano, “la bicicleta es vitamina para la cabeza y el alma”.

Las bicicletas urbanas y eléctricas viven un excelente momento. Cada año es mayor su presencia en las calles. Del millón y medio total de las vendidas en 2020, un 13,6% son eléctricas y el 8,7%, urbanas, según datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE). Son los segmentos que más han crecido durante ese periodo. Estas sensaciones se materializan en la celebración en Valencia, del 13 al 15 de mayo, de Ciclosferia, la primera feria del ciclismo urbano en España. Todo un avance.

Llegar feliz a los sitios. Con la bicicleta se da un portazo a la presión que pueda suponer una reunión tensa y complicada. A las prisas de llegar a una cita con el médico en la otra punta de la ciudad o con el tutor en el colegio de los niños, por ejemplo. Las cosas tienen otro color si se acude o se abandona el objetivo en bicicleta. Cada pedalada mejora el humor. “Llegas relajado, sin tensiones ni agobios. El interlocutor recibe a una persona que viene a su ritmo, de hacer deporte, con buen color porque le ha dado el aire y el sol. Generas buen rollo en la gente que te ve llegar en bicicleta”, describe Vidiella, que predica a diario con el ejemplo. Dar pedales ayuda a conseguir un buen nivel de serotonina (hormonas que genera la sensación de felicidad) y dopamina (las que producen sensación de placer). Ellas consiguen que el cerebro se ponga en acción y no tenga tiempo para la pereza. Circular en bici mantiene activo al usuario desde el kilómetro uno. Siempre pendiente del tráfico, de las marchas a utilizar… “También es un ejercicio mental, porque tienes que estar atento a mil detalles”, concluye Vidiella. Con la mente en forma, no hay obstáculos.

Del millón y medio total de las vendidas en 2020, un 13,6% son eléctricas y el 8,7%, urbanas, según datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE)

Receta de buena salud. Los beneficios son rotundos. El ciclista, ocasional o habitual, se siente bien muy pronto. La bici tonifica piernas y músculos; mejora los sistemas circulatorio, respiratorio y cardiovascular, según apuntan diversos estudios; acelera la quema de calorías (unas 500 a la hora, de media)… Por no hablar del dinero: según la Federación Europea de Ciclismo, la bicicleta ha supuesto un ahorro de 74 billones de euros a la sanidad europea durante la pandemia. La Alcaldía de la bicicleta de Madrid (miembro de la red de Alcaldes de la Bicicleta creada en Países Bajos) añade dos factores más en su popular Receta bicicleta: previene el sedentarismo y la obesidad infantil.

Las cuentas sí salen. La mayoría de los desplazamientos que hacemos en coche a diario no llegan a los 10 kilómetros, y por lo tanto son fáciles de realizar en bicicleta. Es el vehículo más rápido y eficaz para moverse por la ciudad y no visitar las estaciones de servicio. Al precio actual de los combustibles, la inversión en una bicicleta se recupera pronto. Ganas tiempo que no pierdes en atascos y aparcamientos. Según datos de INRIX Global Traffic Scorecard 2020, en Barcelona y Madrid se perdieron 48 y 39 horas en atascos, respectivamente, durante ese año.

Descubrir la ciudad. A veces nos olvidamos de disfrutar las cosas más simples y cercanas que tenemos. Una de ellas es conocer mejor la ciudad de residencia. La bicicleta es una buena aliada para descubrir que, más allá del círculo más cercano, hay barrios y gentes que conocer. Basta con salir a la calle y pedalear al trabajo (o al cine, o al médico o a hacer una visita) por diferentes itinerarios. Si se dispone de un poco de tiempo, ¿por qué no perderse? Además, hay infinidad de complementos y accesorios para las etapas mucho más fáciles.

Ayuda al medio ambiente. Muchos organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud o la ONU, llevan avisando desde hace tiempo que cada vez respiramos un aire más malo. En España, diferentes estudios señalan que seis de cada siete personas han respirado aire con más ozono del recomendado. Los niveles de contaminación en las ciudades son muy elevados. La solución pasa por rebajar esos índices a base de medidas urgentes. Más del 45% de la contaminación urbana procede de los coches. La bicicleta es el vehículo más ecológico. Por cada tres kilómetros en bicicleta se ahorra un kilo de CO₂. Y es más: no contamina, no genera ruidos y ocupa poco espacio. La huella de carbono es, según un estudio realizado en la Universidad Politécnica de Madrid, de 300 kilos de CO₂ (durante todo su ciclo de vida), recorriendo una media de 20.000 kilómetros.

Darle al patinete. Desde hace unos meses, Almudena Garrido, de 39 años, se mueve de casa al trabajo en patinete. Se compró un modelo eléctrico y plegable, con autonomía para 20 kilómetros, suficiente para desplazarse desde donde vive a su centro de trabajo, a poco más de seis kilómetros. La razón es contundente: “Tenía que coger dos autobuses y, con los atascos que se forman por la mañana temprano en mi barrio, siempre llegaba tarde al trabajo. Ahora esa distancia la hago en 15 minutos”, explica. Cumple con tres de las normas principales que establece la nueva ley de Tráfico para los vehículos de movilidad personal: no circular por las aceras, no superar los 25 kilómetros a la hora y usar obligatoriamente el casco. Almudena reconoce, además, que con el patinete se ha ahorrado dinero: “Ya lo tengo amortizado, aunque ahora habrá que tener en cuenta la tarifa de la luz en la recarga de la batería”.