El derbi del ‘no hay billetes’ y el récord frenado
En 1965, el Atlético rompió ocho años de un Madrid invicto en el Bernabéu
El Bernabéu no había vuelto a colgar el “No hay billetes” desde la visita del Manchester United en 1957. Era tal su capacidad en las localidades de a pie, donde la gente podía comprimirse, que parecía imposible agotar el papel. Pero esta vez volvió a ocurrir. Era el 7 de marzo de 1965, y el visitante era el Atlético, empatado con el Madrid en cabeza de la tabla a seis jornadas del final. El que gane ganará la Liga, se decía. En el Metropolitano había ganado el Madrid 0-1, con golazo de Grosso y portentosa actuación de Betancort (hasta un penalti paró) lo que le dio ventaja, pero el Atlético venía a más.
La Liga del Atleti venía marcada por un partido atroz, su visita a La Romareda a final de la primera vuelta. De allí salió Collar con la tibia rota, Cortizo suspendido por 24 partidos, Glaría por 6 y Otto Bumbel, entrenador atlético, por 12. Entonces tal suspensión era integral: no podía ni entrenar al equipo entre semana, de modo que quedó en manos del segundo, el legendario Adrián Escudero, y fue mano de santo: cinco victorias en casa, dos victorias y dos empates fuera.
El Madrid vivía su primer año post Di Stéfano. Diez días atrás había sufrido un tremendo 5-1 en Lisboa ante el Benfica, con Eusebio desatado. Aunque quedaba la vuelta, en la práctica estaba fuera de la Copa de Europa. Necesitaba ganar la Liga porque en caso contrario faltaría por primera vez a su competición favorita, a la que entonces sólo el campeón de Liga o el de la propia Copa de Europa. Al regreso de Lisboa había ganado 1-2 en el Camp Nou, pero con lesión grave de Amancio, que ya no jugaría hasta octubre.
En el Madrid la gordura de Puskas ya rayaba en lo exagerado, de modo que ni faltando Amancio jugó. Salieron: Betancort; Miera, Santamaría, Pachín; Muller, Zoco; Serena, Pipi, Grosso, Pirri y Gento. (Bernabéu detestaba lo de Pipi y Pirri, apodo que traían respectivamente del Málaga y el Granada, y pedía a los periódicos que les llamaran Suárez y Martínez, pero no lo consiguió. Para su suerte, jugaron poco juntos, porque Suárez apenas contó).
El Atlético, que venía de eliminar al Liegeois en la Copa de Ferias con gran exhibición de Ufarte, jugó con: Madinabeytia; Colo, Griffa, Calleja; Ramiro, Glaría; Ufarte, Luis, Mendoza, Adelardo y Cardona. Quedaba el esqueleto del gran equipo de la Recopa con el ala derecha Ufarte-Luis como gran novedad. Cardona suplía bien la baja de Collar.
En el aire, un dato que salió a relucir esa semana: el Madrid llevaba 121 partidos, 8 años y 32 días sin perder en Liga en el Bernabéu. La última derrota remitía a otra visita del Atlético, en el ya lejano 3 febrero de 1957, un 0-2 con goles de Peiró y Miguel. De aquel día quedaban Gento en el campo y Collar en la grada, aún escayolado.
Nervios, patadas, más nervios, más patadas, el árbitro Oliva interrumpiendo el juego para que el partido no se le escapa. Mal espectáculo, salpicado por alguna parada de Madinabeytia o Betancort y en la grada un comentario: el que meta un gol gana, es partido de un solo gol. Y el gol lo cazó Mendoza, en el 70′, tras una buena jugada de Cardona. Santamaría corrió a la raya y casi saca el balón, pero lo alcanzó dentro y solo pudo mandarlo a sacudir el techo de la red por abajo.
La algarabía en el Atlético es formidable. Collar baja al vestuario y se abraza a todos llorando: “Ya somos campeones”. En el Madrid hay abatimiento. Sin Amancio y con Puskas tan gordo, la esperanza del ataque hay que depositarla en los jovencísimos Grosso y Pirri, que ese mismo día cumplió 20 años. Y el dolor añadido de la pérdida del récord de invencibilidad. El Atlético abrió el paréntesis, el Atlético lo ha cerrado. El taquillazo, más de cuatro millones y medio, récord español absoluto en partido de Liga, es flojo consuelo. Inmediatamente llega el Benfica, que escapa con un 2-1.
Sin embargo, las cosas dieron un brusco vuelco. El Atlético perdió sus salidas a Elche y Valencia y hasta el último día en la visita del Zaragoza, mientras el Madrid ganaba sus cinco partidos, así que obtuvo el título con cuatro puntos de ventaja. Esa Liga, quinta consecutiva, le abriría el camino a la Copa de Europa que ganarían los ye-yés.
Eso sí, el Atlético se tomaría la revancha el año siguiente, cuando fue por fin campeón de Liga.
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