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“Verstappen ha pilotado un paso por delante de todos”

Los rivales del campeón holandés ven en la madurez que ha desarrollado en los últimos años la clave de su éxito

Verstappen, apoyado en una de las ruedas de su coche al acabar la carrera.
Verstappen, apoyado en una de las ruedas de su coche al acabar la carrera.HAMAD I MOHAMMED (Reuters)
Oriol Puigdemont

El inaudito desenlace que se dio este domingo en Abu Dabi confirma algo que cualquier aficionado que haya seguido el Mundial de Fórmula 1 este 2021 daba por sentado: Lewis Hamilton ha encontrado en Max Verstappen al contrapeso justo que equilibra la balanza que mide el extraordinario talento del siete veces campeón del mundo; el mejor piloto de la historia para cualquiera que coja la estadística como referencia. Con la regeneración en la normativa que dio entrada a la tecnología híbrida en los monoplazas (2014), Hamilton se convirtió en el dueño y señor del certamen, una sensación avalada por los números: el corredor de Stevenage, de 36 años, ha ganado 82 carreras, más de la mitad de las que se han disputado desde entonces (160). En los últimos ocho cursos, nadie se había impuesto en más grandes premios que él durante una temporada. Ni siquiera Nico Rosberg en 2016, el año en que el alemán le superó en puntos y se encasquetó la corona, antes de dar un portazo para dedicarse a la vida contemplativa. Nadie, hasta la irrupción de Verstappen.

A sus 24 años, el holandés es una bestia tan indomable como lo era Hamilton en sus inicios. Al igual que él en su día, también es un adelantado. En 2015 se convirtió en el más precoz en debutar (17 años, cinco meses y 15 días), en puntuar (14 días más tarde), y posteriormente en ganar (18 años, siete meses y 15 días, en Montmeló 2016). El niño maravilla proyecta la misma irreverencia y desparpajo que le sirvieron al entonces piloto de McLaren para darle un meneo brutal al status quo establecido. Con el paso del tiempo ha ido modulando esos excesos de agresividad y precipitación que en sus primeros cientos de kilómetros en el Gran Circo le llevaron a meterse en más líos de los deseados, y que tanto le penalizaron por innecesarios.

Momento en el que el piloto de Red Bull entra en meta por delante del corredor de Mercedes.
Momento en el que el piloto de Red Bull entra en meta por delante del corredor de Mercedes. KAMRAN JEBREILI / POOL (EFE)

Gracias al mágico trazo de Adrian Newey y a la fuerza de empuje que finalmente ha encontrado Honda, este 2021 ha ofrecido la eclosión de Verstappen, cada vez menos Mad Max (Max, el loco), la etiqueta que le colgaron como guiño a aquella saga de películas de finales de los años setenta y principios de los ochenta, protagonizadas por Mel Gibson. El chico ha pulido su efervescencia desmedida, pero ha mantenido esa pegada que solo poseen los elegidos. Ese extremo volvió a quedar en evidencia en la última parada del calendario, en la que no dudó ni un segundo cuando llegó el momento de tirarle el bólido a Hamilton en la última vuelta, en la maniobra que decidió la carrera y el título. “Si tenía un hueco delante se iba a tirar a por él. Así lo ha hecho a lo largo de toda la temporada”, comentó Jos, el padre de la criatura, un diablo a una vuelta (10 pole position, más que ninguno de sus rivales) y una apisonadora en las tandas largas. Lo tiene todo y así lo ve el resto de la parrilla, rendida a su genio y frialdad.

“Max ha pilotado un paso por delante de todos nosotros. Ves la vuelta que hizo en Yedda (en la cronometrada), hasta antes de estrellarse contra el muro, y sabes que eso viene de Max, no del Red Bull”, lo piropea Fernando Alonso, que en el circuito de Yas Marina concluyó el octavo. “Mercedes merece el título de constructores porque su coche es superior, pero Max el de pilotos”, añade el español de Alpine.

Uno de los que mejor conoce al chaval de Hasselt es Daniel Ricciardo, que convivió tres años con él en Red Bull (2016-2018), de donde el australiano se marchó al tener la sensación de que los jefes se habían enamorado del nuevo, y que comenzaban a verlo a él con el uniforme de escudero. “No sé si por el hecho de haber sido su compañero podría tener algo más de conocimiento sobre él que quienes solo lo ven desde fuera. Creo que, hayas sido su vecino de box o no, todos conocemos a Max, su talento, cómo conduce”, cuenta Ricciardo, que es de los que opina que Verstappen se ha deshecho de aquellos trazos que lo lastraban, y que ha sabido acentuar los que siempre jugaron a su favor. “El enfoque agresivo que siempre exhibió lo sigue teniendo, pero diría que ha madurado con el paso del tiempo, porque ahora se ve metido en menos incidentes que en sus primeros años en la F1″, completa el de McLaren, el único de los compañeros de equipo capaz de ganarle el pulso al león (el símbolo que le representa) en un ejercicio (2017).

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