El Mallorca se olvida de ganar
El Getafe abraza la solidez y suma un punto en la isla ante un rival que encadena siete jornadas sin triunfos (0-0)
El Mallorca se ha atascado y la visita del Getafe lo confirmó con un empate sin goles tan trabajado como desabrido, firmado en una tarde intempestiva con lluvia y frío en la isla, sin mucho público en la grada. El cuadro insular suma ya siete jornadas sin ganar (en ellas sumó al menos cinco empates) y no ha logrado superar en sus dos últimas comparecencias en el campo de Son Moix ni a Elche ni a Getafe, dos equipos que se supone que competirán por la permanencia. Porque al Mallorca no le queda más remedio que mirar hacia abajo, plano como se muestra en las últimas jornadas, por más que no deje de ser competitivo.
Al Getafe el punto le supo bien porque además le dejó sensaciones alentadoras en la primera parte. Tras el descanso todo se embarulló entre faltas e interrupciones y tampoco pareció desnortado el equipo de Quique Sánchez Flores en el lio. Jamás dejó de ser sólido, bien posicionado en torno a sus tres centrales y dos mediocentros con oficio que, sin embargo, arrojaron una mala noticia porque Arambarri se fue antes de tiempo, lesionado. Pero sumó el Getafe y desde que relevó a su entrenador apenas ha caído en dos de los siete partidos que ha disputado. En tres de esas citas no concedió gol. “Hemos trabajado mucho el problema defensivo que teníamos”, reconoció el capitan Djene al final del partido.
Apenas le dispararon al Getafe, fornido, con mucho hueso. Lo hizo Dani Rodríguez a los quince segundos de empezar a rodar la pelota, un despiste que parecía anunciar problemas y que fue un espejismo porque los visitantes empezaron a fluir, sin alardes, pero tampoco sin padecimientos. Sandro se dejó ver en el área del Mallorca, también Olivera que quiso reeditar en el segundo palo su gol al Cádiz la jornada anterior. Mientras todo eso sucedía, el Mallorca estaba ante un sudoku.
La grada se animó cuando el banquillo local llamó a Take Kubo con algo más de veinte minutos por jugar. El mediapunta japonés se había lesionado hace dos meses en la visita la Bernabéu. De su mezcla con Kang-in-Lee se aguardaba el descaro que precisaba el Mallorca. Al menos, con ellos, el equipo empezó a jugar más en campo contrario. Y se plegó el Getafe, que pudo llevarse un castigo casi al
final, cuando Abdón trabajó entre centrales para cabecear un centro y enviar la pelota a tres dedos de uno de los palos de la meta defendida por David Soria. Hubiera sido excesivo. El partido fue de empate, de brega, esfuerzo y ardor, táctico, sin desorden. Un cero a cero de libro.
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